—No hay nada en la vida que no se pueda aprender.
Era terrible para Kanade ver como Len, de una forma muy descarada y atrevida, le tuteaba a su hermana menor como si nada. Además que la coqueteaba indiscriminadamente.
Apretó los puños de una forma muy ruda, tratando de no pararse, lanzársele encima y además, romperle la cara hasta desfigurársela.
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—No vivo ni dependo de mujeres. Además gastarían todo mi dinero cuando yo podría estar comprándome todo el helado del mundo hasta por mayor — Se rascó la cabeza — Vamos al pool.