-Si quieres contagiarte de la peste que tiene , adelante , te permito pasar. Pero luego no te quejes , porque te lo advertí - Respondió de mala gana Kanade. Tenía que terminar unos trabajos y por eso decía todo con los peores tonos.
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-¡Yo no tuve la culpa! En todo caso tú me provocaste a hacerlo. Así que yo no te debo ninguna disculpa tampoco.