Bastante sorprendida, abrió bien grande los ojos. Aunque comprendió enseguida que en vez de preocuparse y pensar tonterías, solo debía relajarse y hacer lo que siempre quiso… Lo abrazó tiernamente del cuello y cerró los ojos, sintiendo como sus labios se humedecían rápidamente ante tanto deseo.
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—Primero que nada , vamos a desinfectar y curar eso. Y luego saldremos. No vas a ir con una chorrera.