Nagisa se preocupaba por cada detalle de la comida. Lo que generalmente a cualquier persona le llevaba media hora, a ella tal vez el doble y si no tenía ganas, una hora.
Cuando estuvo lista, se la sirvió.
—Y esto se come con cubiertos — Recalcó esa palabra. Odiaba los palillos porque nunca había podido usarlos.
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Meian puso a Gakupo en el corralito.
—Un día ustedes me van a volver más loca de lo que estoy — Suspiró. Para colmo también se le venían encima los preparativos de la boda. De contraer matrimonio por segunda vez — Quiere caminar, Violet — Se paró y fue a terminar de preparar el almuerzo.
Murasaki efectivamente quería caminar. Pero para tocar los enchufes.
Cuando Meian sirvió la comida, fue a buscar a Tsukasa. Puso cara de enfado.
—Más vale que hayas aprendido la lección. Cosas malas, cuna — Lo alzó. Aunque con ella se hacía el ángel que no era capaz de hacer nada. Era un mamero.
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Celinda puso la cara de perrito más triste que podía poner.
—Pero quiero mis caramelos — Se puso a llorar.