El brillo de los ojos de Evolet se fue de repente y sus ojos se apagaron.
—Si mi madre lo hubiera sabido te hubiera abofeteado. La primera vez que le dije eso, me dio el primer cachetazo de mi vida, me miró a los ojos, agarró de los hombros y luego dijo: “Si quieres morirte, muérete”. Entonces me puse a pensar que haría todo lo posible y me aferraría a algo para que eso no sucediera. Tenía doce años en ese momento — Miró el suelo — Tal vez sino haya sido tan ruda, o si no hubiera visto el brillo en sus ojos que me daba el indicio de que quería llorar por eso, ahora sería el gemelo muerto. Capaz con otra persona no hubiese funcionado y haya sido una motivación para lograr su cometido, pero conmigo no. Yo decidí aferrarme al patinaje y ser la sombra de Nagisa para que ella brillara aun más de lo que merece , para seguir vivo y encontrarle algún sentido a todo. No sé, piénsalo. Mamá te golpearía, pero no te daría el gusto.