Al llegar a Japón, Evolet no le dijo nada a Nagisa que se dirigían a la casa de su padre. Cuando llegaron siguiendo instrucciones y la dirección, Nagisa cayó en la cuenta.
—Me voy al hotel. Tú quédate aquí si quieres — No se había quitado para nada los lentes de sol.
—No seas así, Nagisa — Tocó timbre — Vas a ver que la pasarás bien. Por cierto, préstame tu bálsamo labial. Siento resecos los labios.
Nagisa ya tenía asumida la metrosexualidad de su hermano. Al principio le había dicho que si era gay, lo dejaba de querer… aun sabiendo que era mentira. Pero sí que estaría enojada.
Pero este la calmó diciendo que solamente quería estar aceptable y le gustaba mucho arreglarse, nada que ver con lo que ella pensaba y decía. Es más, hasta lo hacían juntos y compartían productos de belleza.
Cuando Nagisa le dio la espalda para irse , abrieron la puerta.