Nagisa sonrió y se le trepó de los pantalones para pararse, hasta que lo logró.
—Tiene mucha firmeza — Le sirvió algo para tomar y se lo dejó encima de la mesa en un posavasos.
Evolet parecía estar quedándose dormido.
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Sakura agarró el micrófono de repente, y con la simpatía natural que ya tenía, debajo del escenario, comenzó a hacer un contraste con otra canción y demostrar que poseía un oído absoluto y que lograba encajar cualquier canción con otra que no tenía nada que ver. Después de todo, era un prodigio en el piano. Lo había aprendido a tocar desde muy temprana edad y en determinado momento, aun siendo muy joven, ejecutaba piezas de grades compositores de la historia.
Su voz destacaba por ser de un timbre raro , dulce , agudo pero sin llegar a ser chillón.