Grace seguía sola en su casa, llorando la pérdida de la Artemis original. Estaba en su sofá favorito, cuando en eso recibió una carta.
La abrió y al ver que estaba escrito a puño y letra, a pesar de que la letra era totalmente distinta, reconoció que era de Artemis.
“Dublín es muy lindo. Podría ser mejor.
Y aunque me he alejado de Japón y de todo lo que solía querer, pues todo lo que me respecta de lo que ahí queda, de lo que Artemis amaba con pasión y locura y lo intentaba tapar con un deje de dulzura, murió. No existe más.
Artemis tuvo que morir. Y Liza tuvo que matar cruelmente los sentimientos de ella, hundirlos cruelmente en un recuerdo agonizante que nunca más, al parecer, podrá asomarse en este cuerpo.
Y así, me convierto en una asesina. De las peores. Al matar a la propia esencia humana de uno mismo.
-LIZA”
Se puso a llorar peor.
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-No voy a dejar que eso pase mientras yo exista , Onii-chan.