Meianne se abrió bien de piernas para recibir de lleno todo el placer posible. Sujetó la cabeza de su compañera suavemente con una mano, para que profundizara las acciones en su vagina.
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—Entonces lo haré.
Esa noche Kokoné procuró vestirse con su vestido más hermoso, elegante y bonito. Además se veía bastante glamorosa.
Tomó su cisne y colocó el polvo de arroz en su rostro para quedar más blanca de lo que ya era y así continuar maquillándose.
Tenía muchísimo miedo.