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Autor Tema: [+18]-Cuando grité al aire un te amor-[SasuSaku]  (Leído 14463 veces)

Dresti Desconectado
« en: Febrero 16, 2011, 09:45 am »

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[+18]-Cuando grité al aire un te amor-[SasuSaku]
« en: Febrero 16, 2011, 09:45 am »
Nombre: Cuando grité al aire un te amo
Autora: Dresti
Género: romance
Clasificación: +18
Advertencias: lemon
Publiaciones: MundoSasuSaku, imperio-shippuden y anteriormente Fanfic.es

a leer :P


1.

Estaba sentado en el bordillo de la plaza abandonada que quedaba justo delante de lo que años atrás había sido el barrio Uchiha.

Una ráfaga de viento le removió la negra cabellera pero a penas prestó atención.

No podía decir que se sintiese extremadamente triste porque era por muchos años que había pasado aquello más aún así seguía sintiéndolo en toda su alma.

Konoha siempre había sido una de las ciudades más pequeñas e insignificantes de Japón hasta finales del siglo XIX cuando el emperador había decidido seguir los métodos de industrialización occidentales para evitar un potente ataque por parte de los Estados Unidos.

Para aquello debía realizarse un extrema reforma en todas y cada una de las ciudades del país, por poco importantes que fuesen, y eso por supuesto, incluía a Konoha.

Su clan no era rico pero si era muy respetado por el resto de la ciudad ya que por siglos había administrado un modesto taller de armas para el ejército.

Pero claro, en esa época toda la población debía de romper con lo tradicional y dedicarse a las nuevas industrias que traía el monarca desde occidente.

Las katanas, shurikens y demás armas fueron sustituidas por las poderosas armas de fuego, los rifles más modernos y las armas nucleares.

Mucha gente se opuso a esa nueva moda, no querían que Japón fuese condicionado por una potencia extranjera, y entre esa gente se encontraba el dirigente de su clan, su padre Fugaku.

Konoha se levantó contra el ejército y pasó lo que era obvio que iba a pasar cuando se enfrentan armas modernas contra armas anticuadas.

El ejército venció y el barrio Uchiha fue arrasado por el fuego, con todos sus miembros dentro.

Él había sido la excepción, por encontrarse en aquel momento realizando unas compras para su madre en el otro extremo de la ciudad.

El dolor que había sentido al ver su casa y las de sus parientes arrasadas y saber que él era el único superviviente de su clan fue tan grande que por varios meses se dedicó a mendigar por las calles sin ningún tipo de ilusión en la vida.

Aquello había sucedido hacía 6 años, cuando él tenía 12.

En ninguno de esos años había abandonado Konoha pues a pesar de todo era su hogar y el único lugar que conocía la suficientemente bien como para poder sobre vivir.

Su suerte había cambiado un año después de aquello.

Un día vagaba de noche por las solitarias calles cuando escuchó un leve sollozo.

Después de mirar de un lado a otro encontró a una niña, más o menos de su edad, sentada en el suelo con las manos tapándole la cara.

Por toda vestimenta llevaba un saco viejo y el largo pelo rosa, extraño color pensó, le cubría hasta la mitad de la espalda.

Se quedó quieto delante de ella.

-¿Por qué me miras?-le preguntó la niña al saber que la estaban mirando.

-Es muy tarde para que estés sola por la calle, podrían hacerte daño, vete a tu casa.

La pelirosa apartó las manos de la cara y clavó sus ojos verdes jade llorosos en los negros de él.

-Yo no tengo casa, los soldados la quemaron-respondió llorando aún más fuerte.

Se quedó mirándola sin hacer nada, se entristeció por ella, porque la entendía.

-¿No tienes a donde ir?

La niña negó con la cabeza.

El pelinegro suspiró, no es que él fuese muy sociable pero tampoco podía hacer la vista gorda, a esas horas de la noche no era bueno que se quedase allí sola.

-Yo también estoy solo así que ven conmigo.

La niña lo pensó por un momento y luego se levantó, empezando a andar junto a él.

Era guapa pensó, y sus ojos brillaban de una forma muy especial con la luz de la luna.

-¿Cómo te llamas?-preguntó.

-Sakura, ¿y tú?

-Sasuke.

...

Desde entonces nunca se habían separado, ambos habían conseguido empleo con el cual podían permitirse dormir en el establo de la casa de dos ancianos.

A pesar de su frialdad y de la calidez de ella, de su silencio y el continuo hablar de la pelirosa, habían aprendido a convivir y a quererse como hermanos.

Y aquel era el motivo que lo había conducido a él hasta allí, quererse como hermanos.

Él ya no era un niño y ya se daba cuenta de bastantes cosas, la más importante de todas, que Sakura tampoco era ya una niña.

Desde hacía dos años cada vez que se despertaba y la veía durmiendo sobre la paja a unos metros de él se quedaba embobado mirándola.

El pelo liso y largo que le cubría la espalda, aquellos labios carnosos y rosados, y los delicados ojos cerrados que le daban una tremenda expresión de paz y dulzura.

A veces sentía que el deseo lo ahogaría cada vez que ella se compraba un nuevo vestido y le preguntaba como le quedaba, o cuando se acercaba a él y lo abrazaba cariñosamente.

Pero el deseo no era lo más importante ni si quiera lo más molesto, eso era lo otro.

Si, lo otro, aquel sentimiento que no era para nada amor de hermano y que por alguna razón le hacía sentirse estúpido e imbécil delante de ella.

Por eso él estaba allí, esperanzado de que el espíritu de alguno de sus antepasados apareciese y le dijese que hacer.

Temía al amor, una vez había amado y el ejército se lo había arrancado.

Temía querer a Sakura y que luego se la arrebatasen.

-¡Estabas aquí!

Sakura apareció a su lado, con su sonrisa pintada en los labios y sentándose al lado de él.

-Te estaba buscando, me dejaste sola-dijo haciendo un puchero.

-No creas que me resulta muy divertido esperar mientras te compras vestidos-dijo él.

La chica sonrió de nuevo.

-Pero ya acabé, y bueno, ¿qué tal me queda?

Se puso de pie delante de Sasuke y se paseó de un lado a otro.

Los ojos del pelinegro recorrieron en toda su longitud aquel pedazo de tela.

Era un vestido bastante llamativo, de color rosa y marrón claro, le dejaba los hombros al descubierto y ofrecía un generoso escote, unas cintillas blancas lo mantenían apretado y sujeto a la fina cintura de la pelirosa para luego acabar en una falda lisa que le daba poco más por encima de los pies.

-¿Te pasa algo Sasuke-kun?-preguntó la pelirosa al ver que el chico la miraba fijamente y no contestaba.

-Nada-dijo él apartando la mirada sonrojado-será mejor que volvamos a casa, y además, ¿para qué quieres un vestido tan llamativo? ¿a caso tienes novio?

-No seas tonto, es que hoy a la noche hay una fiesta en esta misma plaza para celebrar la prosperidad del país y yo quería ir-contestó sin darse cuenta del tono molesto del chico.

Sasuke se levantó y echo a andar con ella detrás.

Sakura lo observaba nerviosa mientras caminaban hacia su hogar.

¿Cómo le pediría aquello? por lo general eran los hombres los que debían hacer aquello, pero estaba completamente segura de que Sasuke nunca le pediría para ir al baile.

El siempre tan callado y misterioso, llevaban tantos años viviendo juntos y aún así no sabía nada de su vida anterior, pero eso no había impedido que con el paso del tiempo ella llegase a estar tan enamorada de él como lo estaba ahora.

Él había cuidado de ella y la había protegido, pero siempre pensando en ella como una hermana, no como nada más.

Así que a ella le tocaba sufrir su amor en silencio.

-Sasuke-kun...-susurró sonrojada.

-¿Hmp?-preguntó el sin girarse.

-Yo...había pensado que...a lo mejor podrías...ir al baile conmigo-dijo muy avergonzada.

-Como quieras-contestó él indiferente.

-Gracias Sasuke-kun-dijo con una sonrisa.

No tardaron en llegar hasta su hogar pero antes de llegar a la puerta Sakura se paró.

-Se me olvidó comprar una cosa-dijo-vuelvo en seguida.

Sasuke la observó mientras se alejaba y un pequeño escalofrío lo invadió, como si no la fuese a ver en mucho tiempo.

Ignoró aquella sensación y continuó hasta la puerta del establo.

-¡Sasuke!

Orui el anciano que les alquilaba el establo lo llamaba desde unos metros de distancia y le hacía señas con la mano, a su lado había un soldado, aquello le dio muy mala espina.

Se acercó.

-El señor soldado te busca-dijo Orui-os dejo solos.

Sasuke clavó sus ojos fríos en el soldado y esperó a que éste hablase.

-¿Es usted Uchiha Sasuke?-preguntó con severidad.

-Si, ¿qué quiere el ejército de mi?

-Se ha desatado una guerra civil en el norte del país y el rey ha dado órdenes de reclutar a todos los jóvenes mayores de 18 años, usted los tienes, ¿no es así?

Sasuke se quedó helado, ¿qué significaba aquello? ¿lo mandaban a la guerra? eso no podía ser, él no podía...él no podía abandonar a Sakura.

-Si.

-¿Está entrenado en dotes de lucha?

-Si.

-¿Sabe utilizar armas de fuego?

-No.

Las respuestas salían mecánicamente de su boca pues su cerebro aún se encontraba procesando lo que estaba sucediendo.

-Bueno eso no es problema recibirá entrenamiento, recoja sus cosas.

-¿Qué?

-Recoja sus cosas-repitió el soldado-las órdenes son que partamos de inmediato.

Los ojos del pelinegro se abrieron de par en par, pero no tuvo más remedio que obedecer.

.....

Volvía hacia casa con una sonrisa radiante y con un trozo de terciopelo en las manos, había ahorrado durante dos años para poder comprarse aquel bonito collar que tanto le gustaba y por fin lo había conseguido.

Estaba feliz, quería ponerse guapa para Sasuke y que así por lo menos él notase su presencia como mujer y no solo como amiga.

Apretó con fuerza el collar, las esperanzas puestas en aquella noche eran tantas...

Pero se dio cuenta de que algo extraño pasaba cuando vio que Orui la esperaba en la puerta del establo con el semblante ensombrecido.

-Buenas tardes Orui-saludó-¿no está Sasuke-kun por aquí?

El rostro del anciano palideció aún más y Sakura se dio cuenta de que algo malo pasaba.

-El ejército a venido a buscarlo.

El alma se le cayó a los pies, ¿el ejército? ¿para qué? ¿qué pecado había cometido Sasuke?

-Se lo llevan a la guerra, al norte-acabó el anciano.

El corazón y la mente de la pelirosa se congelaron, no, aquello no podía ser cierto, no, no podían llevarse a Sasuke a ese sitio.

Sintió como las tibias lágrimas empezaron a bañarle el rostro.

-Antes de irse me dijo que me despidiese de ti por él, que tuvieses cuidado y que la bolsa de sus ahorros está debajo de donde él duerme y que hagas con ellos lo que quieras.

Sakura no escuchaba, ¿qué le importaba a ella el dinero si a lo mejor él moría e la guerra y no lo volvía a ver?

Dejó a Orui con la palabra en la boca y salió a todo correr hacia la entrada de la ciudad, tal vez aún lograse alcanzarlo.

Odiaba la guerra, a su padre lo habían mandado a una guerra que hubo hacía 6 años y nunca más regresó, su madre y ella se quedaron solas y no pudieron pagar las deudas y quemaron su casa con la madre de la pelirosa dentro, desde entonces lo único que tenía era Sasuke.

¿Qué sería de ella si le quitaban a lo que más quería en el mundo?

Divisó las puertas de la ciudad y vio como un grupo de gente salía, él tenía que estar allí.

Aceleró el paso pero los guardias de la entrada le impidieron pasar.

-¡Sasuke!

......

Apenas había andado veinte metros fuera de la ciudad cuando la escuchó gritar su nombre.

Al principio pensó que era una alucinación pero luego volvió a oír el mismo gritó.

Se giró, allí estaba ella, peleando por que los guardias la soltasen y con la cara llena de lágrimas.

Se sintió mal, muy mal al saber que aquella podría ser la última vez que la vería.

Hubiese sido mejor que ella no hubiese ido hasta allí, así lo sintió al principio pero ahora que la veía a lo lejos agradecía escuchar su voz por última vez.

-¡No me dejes!-gritaba ella una y otra vez-¡te amo Sasuke, no me dejes!

Aquellas palabras tocaron fondo en su corazón.

Lo amaba.

Se maldijo a sí mismo, si hubiese sabido antes, si se hubiese dado cuenta, se hubiese casado con ella y se habría largado de la ciudad sin que todo aquello pasase.

Pero ahora era imposible, las puertas de la ciudad quedaban lejos y Sakura ya solo era un punto rosa y marrón tirado en el suelo.

''Yo también te amo'' pensó.


2.

Todo había sido horrible y las escenas aún seguían apareciendo en su atormentada mente y es que aún era incapaz de creerse que ya todo hubiese terminado y que hubiese terminado con él como superviviente.

Aquellos cuatro años habían sido sin duda los peores de sus veintidós de vida.

Los había vivido en medio de la muerte, la tristeza, la desesperanza, la desdicha, la pérdida...

Muchos habían caído, había visto morir a amigos y a otros tuvo que dejarlos en el campo de batalla sin luego saber nada más de ellos.

Pero todo había acabado, ya no habría más guerra, ya no más.

Se llevó una mano a la cara, ¿cómo es qué seguía vivo? ¿Cómo es que no lo habían matado? muchas veces había deseado que lo hiciesen y así dejar de ver lo asqueroso y cruel que era el mundo.

Había vivido cuatro largos años en la soledad y oscuridad del bosque, atacando al enemigo una y otra vez con el temor de asomarse lo más mínimo y recibir el abrazo de la fría muerte.

Si había deseado morir por la soledad y la tristeza.

Ni siquiera Sakura, su Sakura, lograba mantenerle atado al mundo, había pasado tanto tiempo...tantos años que seguro que ella se habría vuelto a enamorar, era lo más lógico.

Entonces, ¿por qué en ese momento iba en un carruaje de camino a Konoha? quizás por el deseo de saber que ella estaba bien, que era feliz y que él podría sumirse en la oscuridad sin problemas.

-Teme-escuchó la voz de Naruto.

Giró la cara y lo miró.

Naruto era un aldeano del sur, de la aldea de Suna, se habían hecho muy amigos a pesar de que sus caracteres eran totalmente diferentes.

Naruto iba en su mismo carruaje porque había recibido información de que su esposa Hinata y su hijo de cinco años se habían mudado a Konoha huyendo del hambre que asolaba el sur del país.

El pelinegro notó que los ojos azules de Naruto se cerraban con preocupación y temor, temor de volver con su familia después de cuatro años y que todo haya cambiado.

Esperó pacientemente a que él hablase, la guerra era violenta y cruel pero si algo enseñaba era eso, a tener paciencia.

Una brisa de aire azotó el camino del bosque por donde avanzaban y con ella se llevó en lentos susurros las mudas lamentaciones de los soldados que regresaban a sus casas tras tantos años de callado sufrimiento.

Los cabellos rubios de Naruto se mecieron por un instante y luego él volvió abrir los ojos y a mirar a Sasuke.

-Debería estar contento-siguió hablando-después de tantos años volveré a ver a mi familia pero aún así el miedo me atormenta, no quiero regresar a casa y ver que soy un extraño, mi hijo no me conoce y Hinata...la pobre ha tenido que sufrir mucho, sola, con un hijo, y sin nada que llevarse a la boca, soy un fracaso de marido.

-¿Y qué podías hacer tú?-preguntó el pelinegro-¿sabes? no has ido a la guerra por propia voluntad, no eres culpable de lo que haya pasado, ellos te perdonarán.

En la cara de Naruto se reflejó una sonrisa cansada.

-¿Y tú? ¿Qué harás tú, Sasuke? has estado cuatro años fuera y ahora volver a una vida normal será duro, ¿la buscarás?

-Hmp, no lo sé.

Esta vez fue él el que cerró los ojos imaginándose a Sakura, ¿habría cambiado? ¿La reconocería? ¿Lo reconocería ella a él?

La marcha de los caballos fue reduciéndose cada vez más y él abrió los ojos.

A lo lejos se veían las puertas de Konoha, su corazón se pausó en un sentimiento tranquilo, había vuelto a casa.

Alrededor de la puerta había mucha gente agolpada, al parecer se habían enterado de que ese día llegaban los supervivientes.

El carruaje se paró y él y el resto de soldados se bajaron.

Los familiares, padres, mujeres, hijos..., se abalanzaron hacia ellos llorando de alegría y alivio al volver a verlos.

Pero no había ni rastro de Sakura, bueno, era algo que ya se esperaba.

A su lado Naruto ahogó una exclamación, Sasuke fijó la vista en él y vio que miraba con completa adoración a una mujer peliazul y de ojos perla y a un niño rubio de cinco años que estaban parados a unos metros de ellos.

-¡Hinata-chan!

La mujer no lo había visto pero al escuchar su llamado giró la cara y luego echó a correr hacia Naruto con su hijo agarrado de la mano.

Se lanzó hacia los brazos de su marido con los ojos llenos de lágrimas.

Naruto la abrazó tan fuerte como si la vida se le fuese si la soltaba.

Le llenó la cara a besos y no dejó ni un solo instante de susurrarle que la amaba, que lo sentía por haberla preocupado, por haberla dejado sola y que ella había sido la que le había dado fuerzas para vivir.

Después el rubio se separó de su mujer, manteniéndola junto a él agarrada por la cintura con uno de sus brazos, y alzó a pequeño y tímido niño en brazos, también abrazándolo fuerte.

-Cuanto has crecido Minato-le dijo con una sonrisa-te extrañé mucho hijo mío, ¿sabes quién soy?

El pequeño asintió.

-Tú eres mi papá-dijo con una pequeña sonrisa-yo cuidé de madre mientras tú estabas en la guerra.

El tono responsable que empleó el niño hizo que su padre se riese y le plantase un beso en la cabeza.

-Hinata, Minato os presento a mi amigo y camarada, te...esto...Sasuke Uchiha-dijo volviendo a fijar su atención en el pelinegro.

-Un gusto-dijo la mujer.

-Hola-saludó el niño.

-Encantado-contestó él.

-¿No te han venido a buscar teme? creí que esa tal Sakura vendría-dijo Naruto.

Sasuke miró al horizonte y suspiró.

-Supongo que el tiempo no pasa en balde.

Y claro que no, a pesar de haber sido cuatro años, Konoha estaba totalmente cambiada y no había ni rastro de los sitios que él recorría antaño para dirigirse a su humilde trabajo.

Ni siquiera a lo lejos podía ver su antigua residencia, en donde estaba la casa de Orui ahora se estaba construyendo una fábrica moderna.

Las esperanzas de encontrar a Sakura en la que ahora era una gran ciudad eran nulas.

-¿Sakura? yo conozco a una Sakura.

Las palabras de la peliazul le hicieron regresar al mundo real y clavar su intensa mirada en la mujer.

-¿Tiene cabellos rosas?-preguntó, con el pulso acelerado.

La peliazul asintió.

-Antes vivía en una casa, allí donde se está construyendo la fábrica, con un tal Orui y su mujer, pero vendieron el terreno y se mudaron, creo que ella se fue con ellos.

El corazón de Sasuke latía desenfrenadamente, ella seguía allí.

-¿Dónde vive ahora?-preguntó apremiante.

-Si sigues el camino que lleva a la arboleda, al fondo a la izquierda encontrarás una pequeña granja, allí viven.

-Espero que tengas suerte Sasuke-teme, pero en fin, ahora viviremos en la misma ciudad ¿no? ya me contarás como te fue, suerte.

Naruto le dio un sincero abrazo de amistad y después se marchó con su familia.

El pelinegro no perdió ni un minuto más y echó a correr hacia donde le había indicado la peliazul.

No le costó encontrar el antiguo camino y poco después se vio delante de la pequeña y acogedora granja, con el corazón a mil por hora.

Tocó a la puerta y sonrió al ver que le abría una cara conocida.

El viejo Orui había envejecido pero seguía siendo el mismo de antes.

El anciano al principio no lo reconoció pero tras mirarlo bien sus ojos se abrieron de pura sorpresa y abrazó a Sasuke con fuerza.

-Te creímos muerto-susurró-cada año íbamos el día señalado a la entrada para recibir a los soldados que llegaban, pero tú nunca estabas y la guerra cada vez iba peor-le contó cuando estuvieron dentro del humilde salón-y al final perdimos las esperanzas.

-No me dejaron volver hasta hoy-contestó observándolo todo con sumo interés.

-Aquí tampoco fueron tiempos fáciles-continuó el anciano-tuvimos que vender la otra casa y venirnos a esta, la política se endureció, hubo plagas en las cosechas y murió mucha gente, entre ellos mi mujer, murió el otro día.

Sasuke lo sintió realmente, Kikio, la mujer de Orui, había sido como una segunda madre para él.

-Lo siento, de verdad-dijo.

-Aquí nosotros lo pasamos muy mal, la pobre Sakura sobre todo.

Al escuchar ese nombre el cuerpo de Sasuke reaccionó como un resorte y clavó su mirada con intensidad en el anciano.

-En todos estos cuatro años fue duro ver como una muchacha tan alegre como ella se iba consumiendo poco a poco, muchos hombres le ofrecieron matrimonio pero ella se negó-al decir esto Orui lo miró-ella decía que te esperaría aunque fuese toda la vida, lo pasó realmente mal.

Todo su interior se removió en un intenso calor pero se sintió muy mal al saber que ella lo había pasado tan mal, por él.

-Ahora está trabajando de lavandera y al salir dijo que iría a esperar al carruaje, ella nunca perdió la esperanza-dijo él-pero al parecer el carruaje se adelantó.

Sasuke sonrió de medio lado.

-¿A qué hora sale ella? ¿Dónde la puedo encontrar?

-Ya debió de salir, así que si te apuras la encontrarás por el camino-dijo-vete rápido, después de tanto tiempo, os merecéis ser felices.

--------

Corría como loca por las calles de la ciudad.

El carruaje había llegado antes de lo previsto y ella había salido a todo correr del trabajo, ni siquiera se había quitado el uniforme de lavandera por lo que todos se la quedaban mirando.

Debía apurarse antes de que no quedase nadie, ¿y si Sasuke llegaba esta vez y se encontraba con que ella no lo había ido a buscar? pensaría que se había olvidado de él.

Pero ella lo amaba, lo amaba más que nada, por eso había mantenido la esperanza por tantos años y había rechazado todas las propuestas de matrimonio, porque su corazón le decía que él regresaría, tarde o temprano, lo haría.

No tardó en llegar a la puerta de entrada y tras un vistazo en general vio que allí no había nadie.

-Señor-preguntó acercándose al guardia-¿vio usted a un soldado de pelo y ojos negros, alto y muy blanco de piel?

El guardia se la quedó mirando.

-Señorita, en esta ciudad hay muchos hombres así, no puedo ayudarla.

-Gracias.

Abatida volvió el paso, estaba claro que Sasuke tampoco llegaría ese año.

Las lágrimas volvieron a recorrer sus ojos, como todas las noches.

Estaba angustiada, asustada y triste, ¿dónde estaba Sasuke qué tardaba tanto en volver con ella?

No quería volver tan pronto a casa por lo que se desvió del camino central y se dirigió lentamente hacia el lugar apartado donde vivían los Uchiha.

La plaza estaba tan solitaria como ella, solo el ruido de los arbustos meciéndose al compás del viento llenaban el silencioso lugar.

Todavía quedaban rastros de las casas calcinadas, a pesar de haber pasado ya una década de aquel horrible atentado.

Lloró con más fuerza, ¿sería que Sasuke había partido al reencuentro de sus familiares? ¿Qué era verdad que había muerto? si era así ella preferiría no seguir en ese mundo.

Se sentó en el mismo sitio donde lo había encontrado a él el día que se lo llevaron y fijó su vista en el suelo.

Cuatro años de dolor y que al parecer se convertirían en muchos más, ¿por qué le hacían eso? primero le habían quitado a sus padres y ahora a Sasuke.

-Te amo demasiado-susurró entre lágrimas.

-Yo también.

Había sido un susurro tan dulce que lo hubiese pasado por una alucinación pero ese familiar cosquilleó en el estómago la hizo girar la cabeza hacia su lado derecho.

Su mente, su cuerpo, su corazón, todo se paralizó al ver a la persona que tenía delante.

El pelo negro se le pegaba a la frente y pequeñas gotas le caían por la cara a causa del intenso sudor.

-Creí...-susurró él con fatiga-creí que nunca más volvería a verte.

Se sintió feliz después de correr por toda la ciudad y ahora tenerla delante.

Había crecido, ahora ya era totalmente una mujer pero en ella seguía viendo a aquella chica de hace cuatro años, sonriéndole, con su nuevo vestido.

-Estás vivo-dijo ella lanzándose a sus brazos.

Él sonrió de medio lado y la apretó contra él, sí, por fin había llegado a casa.

La cara de ella se apretó contra su pecho donde lloró a lágrima viva.

-Te extrañé tanto Sasuke, tantos años...yo...no podía...yo...

-Lo sé, lo sé-dijo él abrazándola fuerte-pero por favor, deja de llorar, ya se acabó.

-Te quiero Sasuke, te quiero, te quiero, te quiero-dijo mirándolo fijamente.

Sasuke había crecido, le llevaba una cabeza de alto y sus rasgos se habían afinado y endurecido, la guerra lo había cambiado, pero lejos de empeorarlo lo encontraba mejor, tal y como él era.

La miraba con dulzura, una mirada que jamás creyó ver en él a tanto nivel, tal vez había cambiado más de lo que creía.

-Yo también te quiero.

No esperó más y unió sus labios con los de ella en un lento beso.

Aquello se sentía tan bien, tan bien después de estar separados que no se creía estar allí con su pelirosa, con su Sakura.

La había necesitado tanto, igual que ella a él, después de verse sola.

-No me vuelvas a dejar Sasuke, no vuelvas a hacerlo-rogó sin separarse de él.

-Claro que no.

-Te quiero Sasuke, solo a ti.

Volvieron a besarse, la quería tanto que no entendía como había logrado sobrevivir sin ella.

Pero allí estaban, por fin juntos.


3.

Se quedó embobado mirándola.

Después de cuatro años y volver a tenerla junto a él y esta vez sería diferente porque ahora los dos estaban juntos.

Se les había hecho de noche en la calle y ahora estaban sentados los dos junto a un lago, observando sus reflejos en el agua.

Ella tenía la cabeza recargada en su hombro, con los ojos medio cerrados mientras él miraba el agua.

-Dime una cosa Sasuke-kun-dijo ella de repente-¿es cierto que la guerra acabó? ¿Qué ya no volverán a buscarte?

-Si-contestó él mientras le acariciaba el brazo.

Ella sonrió aliviada.

Necesitaba oír aquello para ser feliz.

Abrió los ojos y buscó los labios de Sasuke, los cuales la recibieron con dulzura.

Sintió una calidez en el corazón que le hizo sonreír contra los labios de él.

-Sakura-susurró el pelinegro.

-Dime.

Él juntó su frente con la de ella y la miró a los ojos.

-Quiero que seas mía, solo mía.

Sus labios volvieron a unirse en un beso igual de lento.

Ella era de él, siempre lo sería no era necesario que el pelinegro se lo pidiese.

Rodeó con sus brazos el cuello del chico y hundió sus dedos en el sedoso cabello.

La haría de suya de eso que no quedase la menor duda, la agarró por la cintura y la recostó con delicadeza sobre la hierba, quedando él encima.

Sus labios comenzaron a rozar el cuello de ella mientras que con paciencia desanudaba los cordones del uniforme blanco de lavandera de la chica.

El roce de sus labios sobre su cuello la volvía loca, sus manos descendieron de la cabeza del chico hacia sus hombros y espalda.

Había esperado tantos años para estar con él que ya la vergüenza no importaba, solo cabía el amor y, por supuesto, la pasión.

Sasuke acabó con los cordones y lanzó la parte de arriba del vestido a varios metros dejando los senos de la chica al descubierto.

Sus manos se deslizaron desde la cintura de la chica hasta sus pechos los cuales acarició haciendo que los primeros gemidos escapasen de la boca de ella.

Volvió a aprisionar sus labios, esta vez con fogosidad y exigiendo entrada en su boca, la cual ella cedió gustosa, ahogando los gemidos en la boca insaciable del pelinegro.

Los labios de él se separaron y se dirigieron hacia uno de sus pezones lamiéndolo y mordisqueándolo.

-S...Sa-sasuke-gimió ella.

Él sonrió de medio lado y siguió con lo suyo mientras le quitaba las prendas de abajo sin dejar de jugar con ambos pezones, retrasando la tarea durante minutos.

Finalmente, Sakura quedó totalmente desnuda ante él.

-Eres linda-susurró en su oído mientras él se quitaba sus ropas.

Ella lo miraba expectante, el cuerpo de Sasuke estaba surcado de cicatrices que lejos de afearlo lo hacían más hermoso.

Pasó dos dedos sobre una enorme que tenía en el pecho.

-Una espada-dijo él mientras se posicionaba entre las piernas de ella.

Sakura deslizó sus manos por todo el cuerpo de él, sintiendo como cierta zona de Sasuke estaba ya animada.

Sasuke detuvo su mano y se colocó.

Necesitaba, ansiaba sentirse dentro de ella y así lo hizo, penetrándola fuerte.

Una lágrima escapó de los ojos de la pelirosa más no se oyó ninguna queja.

Las embestidas se iniciaron suavemente pero fueron cobrando intensidad a los pocos minutos.

De ambos labios escapaban altos gemidos de placer que culminaron en el clímax.

-Cásate conmigo-dijo él de repente.

-Es lo que más quiero.

Ambos se quedaron tumbados sobre la hierba, desnudos, mirando la luna.

-Ahora dime tú una cosa Sakura-dijo él-¿por qué yo?

La pelirosa lo miró, creía que la respuesta era obvia.

-Porque no todos los niños se paran a hablar con una niña abandonada y luego se la llevan con él para cuidarla-contestó-ahora pregunto yo, ¿por qué yo?

-Porque eres auténtica y porque no todas las niñas soportan a niños gruñones y los tratan con cariño.

Ella sonrió y depositó un beso en sus labios.

-¿Volvemos a hacerlo otra vez?-preguntó ella divertida.

-¿Lo qué?

-Gritarle al aire que nos amamos, pero esta vez alegres.

Ella volvió a clavar los ojos en el cielo y llenó los pulmones de aire.

-¡Te amo, Sasuke!-gritó.

Luego volvió a mirarlo.

-Te toca a ti.

-Yo no necesito gritarlo para demostrarte que es cierto-dijo volviendo a besarla.

FIN.
Los valientes son los que saben llorar con la cara descubierta y luchar contra el miedo. El valiente nunca se rinde.

Si Justin Bieber amenaza con saltar de un edificio:
El 85% de personas entran en depresión
El 10% le dicen que salte
Copia y pega esto en tu firma si eres del 5% de las personas que suben y le da una ayudita (lo empujan) (^w^)

Osaki Ivii Desconectado
« Respuesta #1 en: Febrero 19, 2011, 12:37 pm »

  • ...En la lluvia de estrellas, puedo ver tus ojos llorando por lo que has perdido...
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Re: [+18]-Cuando grité al aire un te amor-[SasuSaku]
« Respuesta #1 en: Febrero 19, 2011, 12:37 pm »
T^T No puedo dejar de llorar T^T
Me hoper-facinó, no puedo creer que exista un Fic tan emocionante, sin la necesidad de tantos capitulos..... Muy recomendable, en serio me hiciste llorar T^T
Te felicito, gracias por publicar.
Sayonara...

Sakuramin20 Desconectado
« Respuesta #2 en: Febrero 25, 2011, 08:24 pm »

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Re: [+18]-Cuando grité al aire un te amor-[SasuSaku]
« Respuesta #2 en: Febrero 25, 2011, 08:24 pm »
Ayyy, no me canso de leer esta historia, cada vez que lo hago me dan ganas de llorar y muchas... bueno , sabes, esta es una de las historias con las que logre conocer tus habilidades para escribir, eres realmente buena^^

Nos vemos

Sakuramin20 :-*

Dresti Desconectado
« Respuesta #3 en: Enero 15, 2012, 07:07 am »

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Re:[+18]-Cuando grité al aire un te amor-[SasuSaku]
« Respuesta #3 en: Enero 15, 2012, 07:07 am »
Hola, a quien le interese agregarme me he creado una cuenta en twitter donde procurare ir subiendo nuevas noticias y novedades sobre mis fanfics y responder a todas las dudas que pueda, así que aquí la dejo para los interesados.

Cuenta en twitter: DrestiChan
Los valientes son los que saben llorar con la cara descubierta y luchar contra el miedo. El valiente nunca se rinde.

Si Justin Bieber amenaza con saltar de un edificio:
El 85% de personas entran en depresión
El 10% le dicen que salte
Copia y pega esto en tu firma si eres del 5% de las personas que suben y le da una ayudita (lo empujan) (^w^)

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