tengo prisaaaa!
21.
Su cuerpo tembló con solamente ver donde estaba.
Los recuerdos volvieron a asaltarla y golpearle con fuerza el corazón.
Sasuke gritándole, llamándola zorra y luego marchándose.
De eso habían pasado tres días en los cuales ella no había tenido el valor de asistir a clase.
Pero no podía huir eternamente y allí estaba, de pie, junto a Ino, en frente del enorme edificio de la Universidad.
Ni siquiera sabía de dónde había sacado las fuerzas necesarias para ir allí.
En ese poquísimo tiempo habían pasado tantas cosas...
Gaara estaba ingresado y él y Neji serían juzgados cuando saliese del hospital.
Sasuke le había dado una golpiza brutal, descargando en él todo lo malo que en esos momentos debía sentir hacia ella, de eso estaba segura.
Yoko estaba muy mal, descubrir de la noche a la mañana quién es realmente la persona con la que llevas tanto tiempo saliendo no es fácil y la pelinegra era incapaz de asimilarlo.
Solo había hablado con Sasuke una vez, el día anterior, por teléfono.
Su voz había sido muy fría.
FLASH BACK
Estaba tirada en su cama, lamentándose de sí misma, cuando Ino abrió la puerta con el teléfono en la mano y una mirada seria.
-Es Sasuke-dijo.
El ceño de la pelirosa se contrajo y volvió a enterrar la cara en su almohada.
-No quiero hablar con él-murmuró-no quiero que me siga insultando, aunque me lo merezca.
Ino retiró la almohada de su cara y la miró severamente.
-Solo quiere hablar de las clases y de un trabajo que teníais que hacer juntos-dijo-espabila Sakura no puedes seguir así eternamente.
La pelirosa cogió con desgana el teléfono y contestó, intentando que su voz sonase lo más normal posible.
-¿Si?
-Tenemos que hablar.
La voz de Sasuke sonaba monótona y fría, sin ningún tipo de emoción.
Un sollozo amenazó con escapársele de la boca.
-Tú dirás-contestó.
La línea se quedó un buen rato en silencio y hubiese jurado que Sasuke había colgado de no haberlo oído respirar.
-Tenemos que vernos para hacer el trabajo porque la profesora se ha negado a cambiarme de pareja y si no lo entregamos suspendemos y si suspendo me mandan con los monjes.
-Ya veo, ¿cuándo quieres qué...?
-Mañana en la Universidad ya te diré.
La línea volvió a quedarse en silencio hasta que Sasuke volvió a hablar.
-Esta será la última vez que hablemos aunque por mí ya no volveríamos a vernos nunca.
Tras eso colgó.
FIN DEL FLASH BACK
Y allí estaba ella.
Ino la agarró de un brazo y la zarandeó.
-Sakura, Hinata te está hablando.
Cuando la pelirosa volvió en sí, se dio cuenta de que volvía a estar llorando y que las dos chicas la miraban con desconcierto.
-¿Te encuentras bien, Sakura?-preguntó la ojiperla.
Sakura enfocó su vista en la ojiperla y tras varios segundos asintió.
-Yo solo quería pedir disculpas por lo que os hizo mi primo a ti y a tu...prima...
Hinata lo sabía, estaba claro, Naruto pasaba mucho rato con ella y era obvio que Sasuke se lo había dicho a su amigo y este a la peliazul.
Pero Hinata era demasiado buena como para lastimarla.
-Da igual Hinata, las circunstancias nos ponen a cada uno en su sitio-contestó-me enteré que tu padre sigue sin querer anular el compromiso, lo siento.
-Ya no importa-dijo la ojiperla con una sonrisa-yo también me he dado cuenta de muchas cosas, entre otras, que Sasuke te quiere a ti y que a mí nunca me querrá.
Sakura no contestó.
-Dudo que Sasuke sienta algo por Sakura-dijo Ino.
-Naruto lo conoce, Sasuke está defraudado por el engaño de Sakura, no por el engaño de Kristen, creó que dejó de gustarle Kristen en el momento que ella-dijo señalando a Sakura-dio la cara por él y casi muere y es violada por ayudarle, él creía que Sakura era una buena persona y no se esperaba esto.
-¿Y eso lo dijo Sasuke?-preguntó Ino sorprendida.
-Él no dijo nada, todo esto lo sabe Naruto porque lo conoce tan bien que hasta sabe lo que piensa.
Sakura tenía la cabeza gacha, no quería seguir hablando de ese tema.
-¿Y tú sigues enamorada de él?
-Creo que empiezo a sentir algo por Naruto-susurró sonrojada-pero aún es pronto para saberlo.
-Me alegro por ti.
Y realmente lo hacía, Hinata era buena persona.
-¡Hinata-chan!
La voz del rubio atravesó toda la calle.
Se acercaba a ellas corriendo hasta que vio la escena que tenía delante.
Era obvio que se encontraba incómodo con ella adelante pero lejos de lo que pensaba en la mirada de Naruto no había ni rastro del más mínimo rencor.
-Siento lo que ha pasado Sakura-chan, no está bien lo que hiciste pero yo creo que no lo has hecho por mal-dijo al ver la cara de la ojijade.
No tuvo tiempo de contestar porque en ese momento apareció ante ellos un deportivo azul eléctrico del cual bajaron Sasuke e Itachi.
El pelinegro se quedó parado al verla allí, con la cara ojerosa, mojada y los ojos hinchados.
Otra vez era Sakura, otra vez demostrándole que la confianza era algo efímero.
No lo miró a la cara ni un solo instante, es más él prefería que no lo hiciese, a pesar de todo no le gustaba verla llorar.
Por su lado pasó Itachi que se dirigió directamente a la pelirosa.
-Siento mucho todo lo que ha pasado con mi hermano, es carente de tacto-dijo mientras que con galantería le besaba la mano.
Sakura se quedó descolocada.
El pelinegro lo fulminó con la mirada, ¿era posible que su hermano lo estuviese vendiendo? sucio traidor, en mal momento se le pasó por la cabeza contárselo todo.
-No...Él no...-intentó decir ella.
En el momento que fue hablar levantó los ojos hacia Sasuke pero en seguida los bajó, dándose cuenta de que aquello solo sería un error.
-Siento no haber podido llegar antes cuando pasó lo de Gaara, espero que el castigo que le impongan sea gordo-continuó Itachi con su sesión de galantería-cuando tengas que ir a declarar puedo acompañarte para que no te sientas sola.
Le irritaba, su hermano le irritaba, seguía con la mano de la pelirosa agarrada con la suya.
¿Por qué Sakura no decía nada? claro, porque ella era así, le gustaba engatusar a los hombres, ¿pero eso a él que le importaba? había vuelto a ser el mismo Sasuke de siempre, el de antes de que llegase Kristen Drave y Sakura Haruno a su vida, ella ya no significaba nada.
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-Señor Uchiha, Señorita Haruno, espero que tengan una excusa convincente para decirme por qué no tienen hecho el trabajo-dijo la profesora.
Los dos chicos se encontraban en frente al escritorio de esta.
Sasuke sin prestar mucha atención y Sakura avergonzada y con la cabeza gacha.
-¿Y bien? ¿No dicen nada?
-Pasaron muchas cosas profesora, no tuvimos tiempo-se disculpó ella.
-Bien, les doy una oportunidad, solo una, ¿me oyen? quiero el trabajo mañana encima de mi mesa, ¿entendido?
-Si.
-¿Uchiha?
-Hmp.
-Entonces, ya pueden volver a sus sitios.
Antes de llegar a sus sitios Sasuke le tendió una nota sin siquiera mirarla ni decirle nada.
''A las cuatro en mi casa, sin disfraces''
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Cuatro en punto, ni un minuto más ni un minuto menos.
La puerta se abrió y por ella apareció Mair, que la miró extrañada.
-¿Quién es usted?
Sakura iba vestida como Kristen.
-Soy Sakura, Mair.
La sirvienta la miró de arriba a abajo sorprendida y luego le cedió el paso.
-El señorito Sasuke está...
-Arriba, lo sé.
Estaba nerviosísima y sentía que en cualquier momento se desmayaría pero aún así subió las escaleras con decisión.
Ni siquiera llamó antes de abrir la puerta.
Sasuke la esperaba sentado en su escritorio.
La escrutó con la mirada.
-Dijiste que viniera sin disfraces.
-Creí que Kristen era el disfraz-contestó él.
Ella también lo creía, pero no solo las circunstancias habían cambiado, ella también lo había hecho.
Y se dio cuenta que era así como realmente era ella, tuvo que pasar aquello con Sasuke para darse cuenta.
-Será mejor que acabemos cuanto antes-dijo.
No quería estar demasiado tiempo con él, no, porque si no se derrumbaría y volvería a llorar rogándole que la perdonase y él volvería a rechazarla.
Se pusieron manos a la obra.
Durante dos horas intercambiaron parcas palabras con relación al trabajo y evitaron cualquier tipo de contacto.
Aún así los ojos de cada uno volaban hacia el otro cuando este no miraba.
Sasuke apretó los dientes con fuerza al descubrirse por quinta vez mirándola.
Sakura llevaba unos pitillos beige con una camiseta de tirantes blanca y ceñida al cuerpo, el largo pelo rosa le caía liso y en cascada por toda la espalda.
Las gafas enormes habían sido sustituidas, no por las lentillas que llevaba siendo Kristen, sino por unas gafas modernas de diseño con las patillas negras.
Su respiración se aceleró, ansiaba tocarla, besarla y hacer la suya allí, en el piso de su cuarto.
Pero aquello no era más que otra treta de ella, quería seducirlo y volverlo a atrapar en sus redes, pero eso no pasaría.
Ahora comprendía mejor aquella extraña ambigüedad de sentimientos, quererlas o desearlas, o lo que fuese, a ambas, todo era porque se trataba de una misma persona.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por la melodía de un móvil, el de la pelirosa.
-Lo siento-se disculpó.
Se levantó de la silla y contestó.
No sabía quién la llamaba pero en ese momento le montaría una estatua, no soportaba tan incómoda situación con el pelinegro.
Pero su sorpresa fue grande al escuchar la voz de su madre al otro lado del aparato.
Sus padres no eran de los que la llamaban, es más casi nunca tenían tiempo de hacerlo.
-¡Sakura!-gritó-¿estás bien cariño? Ino me acaba de contar todo, he llamado lo antes posible, ¿quién es ese desgraciado que te ha hecho daño?
Sakura se puso roja como un tomate, era plenamente consciente de que con los gritos de su madre el pelinegro lo había escuchado todo.
Si, mataría a Ino, pero eso quedaba para después.
-Tranquilízate mamá y dime que es lo que quieres.
-Si, verás cariño, oh pobrecita, tu padre y yo hemos decidido que debes irte de la ciudad por unos meses hasta que te olvides de ese chico, es lo mejor.
-¿Decidir? soy mayor de edad.
-Vendrás con nosotros a Hawái, queremos estar contigo hija, solo serán unos meses, te hará bien.
¿Estar con ella? nunca tuvieron tiempo para estar con ella, no era que no la quisiesen, pero cuando era pequeña casi nunca habían estado con ella.
Aún así...
Ella lo sabía, su madre tenía razón.
-¿Y cuánto tiempo me quedaré con vosotros? en vuestro calendario la expresión ''unos meses'' no se ajusta muy exactamente a la realidad.
El pelinegro observaba silencioso.
¿De qué hablaba la pelirosa? ¿A caso se iba a ir? y en tal caso, ¿a él que le importaba?
Pero si, le importaba, la parte de él que quería mantener enterrada gritaba porque ella se quedase, pero otra vez esa parte fue enterrada.
Sus ojos volvieron a bajar por toda ella.
Una diosa, un ángel, con alma de demonio, ¿cómo había logrado engatusarlo desde el primer minuto en que la vio? la respuesta era simple, ella era una diosa, una diosa hermosa e inalcanzable y al mismo tiempo traicionera y mentirosa.
Quería levantarse y deslizar sus manos por todo su cuerpo, acariciarla, besarla, rozarla, escucharla gemir su nombre como tantas otras veces, pero esta vez como Sakura, ansiaba a aquella que lo había defendido incluso con más fuerza que a su otra personalidad, pero claro, haberle defendido también había sido una mentira, pero aún así la deseaba más que a nada.
Pero aquello solo significaría volver a caer en el juego.
-Está bien, saldré en el vuelo de mañana noche-dijo ella devolviéndolo a la realidad-si mamá, nos vemos, yo también te quiero.
Colgó el teléfono y Sasuke tuvo el tiempo justo para girarse.
-Así que te vas-dijo secamente cuando ella volvió a su sitio.
-Si, medio año con mis padres a Hawái-contesté ella en el mismo tono.
-Genial.
-Si, así ya no te molestaré ¿verdad?-dijo dolida.
Le irritaba, le irritaba que ella se hiciese la víctima cuando no lo era.
-Pues no, de hecho nunca deberías haber venido.
La pelirosa se levantó de golpe, con los ojos vidriosos.
-¡Lo siento! ¿Vale? ¡Sé que soy una falsa pero tú tampoco eres mejor!
Esta vez fue él el que se levantó, furioso.
-¿Y según tú qué cosa mala hice yo para ser falso?
-¡No entender nada! ¡No entender a nadie porque solo te preocupas de ti mismo!-gritó-¿alguna vez te has parado a pensar cómo me sentía yo cada vez que me llamabas fea? ¡Solo tenía miedo, no te dije nada porque tú odiabas a Sakura! ¡Si me callaba al menos tendría la esperanza de que Kristen si pudiese estar contigo porque yo te quiero! ¡Porque nunca creí que te enamorarías de mí hasta que lo hiciste! ¡Y entonces me di cuenta de que no podía seguir mintiendo!
Sasuke fue incapaz de articular palabra.
-Siempre he andado de una ciudad para otra por el trabajo de mis padres, nunca he tenido amigos, mis padres siempre estaban fuera de casa, en partidos y yo rodaba de una casa a otra, siempre estuve sola y nadie preguntaba por mí, porque ¿a quién le importaba cómo se sintiese una niña rica? ¡Siempre he tenido que estar sola y nunca, nunca podía quejarme! ¿Y sabes por qué? porque cuando volvía del colegio me encontraba con una casa vacía, ¡sé que fui egoísta! ¡Lo sé! pero no me puedes culpar que quisiera aferrarme a ti, porque te quiero.
La cara de la pelirosa estaba surcada de lágrimas y lo miraba directamente a los ojos, con unos jades que helaban el corazón de lo tristes que eran.
Sakura recogió sus cosas.
-Pero ya no te molestaré, me iré medio año y cuando vuelva ya me habré olvidado de ti, adiós Sasuke, suerte en tu casamiento.
Y se fue, cerrando de un portazo la puerta del cuarto y la del corazón del pelinegro.
Ahora al fin había encontrado el motivo de por qué ella era diferente a las demás pero ya era demasiado tarde, para él y para ella.
Se habían hecho daño mutuamente y aquello era irreparable porque él no podía creerla, aunque quisiera no podía.
Y ahora ella tampoco se fiaba de él.
Los dos eran igual de tontos, igual de imperfectos.
Esa era la realidad, se había enamorado de ella porque cada vez que, sobretodo antes, la había mirado a los ojos fue como verse a sí mismo reflejado en un espejo.
22.
-¿De verdad piensas qué es lo mejor?-preguntó Yoko mirando a la pelirosa.
Ambas estaban sentadas en una de las mesas vip de la discoteca de Ino y que esta les había guardado.
Las luces eran escasas en el local pero bastaba para ver lo destrozadas que estaban anímicamente cualquiera de las dos.
Sakura bebió un sorbo de su bebida y se colocó las gafas, que habían resbalado hasta la punta de su nariz a causa de las lágrimas que habían bañado su cara.
-No puedo mirarlo a la cara-dijo-es todo culpa mía, y sin embargo, cada vez que lo veo e intento pedirle disculpas se alza un muro entre los dos, ¿cómo puedo ni siquiera tener la cara de pedirle que me perdone después de todo lo que he hecho?
-Porque le quieres-contestó la pelinegra-aunque créeme que a él también lo comprendo, aunque claro, tú estás lejos de ser como Gaara.
Sakura la miró con comprensión, era la primera vez que Yoko salía de casa después de lo sucedido.
Vio como la pelinegra enterraba la cara en sus manos y empezaba a temblar de nuevo, signo de que estaba llorando.
Estiró una mano hacia ella y la apoyó en su hombro en señal de apoyo.
-Tú podrás seguir adelante porque nada de esto es culpa tuya, aprovecha-dijo la pelirosa-yo nunca más volveré a tener el valor de mirar a Sasuke, me he comportado incluso peor que Gaara.
-No lo entiendes-murmuró Yoko-no sé si seré que capaz de confiar en otro chico, además mañana tendré que irme de casa de Sasuke.
-¿Y eso?-preguntó la pelirosa con los ojos abiertos de par en par.
-Sasuke no tardó nada en averiguar que yo conocía tu secreto y que te ayudé, me gritó cosas horribles y si no llega a ser por Itachi en ese momento me hecha de casa, nunca lo había visto tan mal.
FLASH BACK
Estaba revisando unos diseños de moda que había estado dibujando cuando la puerta del cuarto se abrió de un fuerte portazo.
Al mirar se quedó estática al ver a Sasuke parado en la puerta.
Estaba furioso y la miraba lleno de ira.
-¡¿Hasta cuando iba a durar el juego, Yoko?!
-¿De qué me hablas?
En verdad ella ni siquiera llegaba a adivinar lo que había pasado.
-Sakura y tú os divertisteis mucho riéndoos de mí, ¿te resultó divertido hacerte amiga mía para después joderme?
¿Amiga? ¿Había dicho amiga? Sasuke nunca diría eso con referente a una mujer que le había dado calabazas anteriormente, realmente tendría que estar furioso para decir aquello, pero lo que ahora importaba es que el pelinegro lo sabía todo.
-¿Quién te lo ha dicho?-preguntó.
-Te vieron en la discoteca hablando con ella Yoko-dijo él-y Mair me ha dicho que has llamado a casa de Sakura, hasta Yonehara me contó que te habías hecho amiga de Kristen.
Yoko apretó los puños, le había hecho prometer a su hermana que no dijese nada pero la muy traidora la había vendido, debía acostumbrarse, aquello pasaba a menudo.
-Sasuke, déjame que te explique...
-¡Te vas ahora mismo de esta casa!-gritó él mientras empezaba a tirar las cosas de su armario en el suelo-¡no te quiero ver!
La pelinegra se acercó hacia él y lo agarró del hombro.
-Sasuke, escúchame...
-¡No voy a hacerlo! ¡Las mujeres solo sabéis mentir! ¡No quiero escucharte! ¡Quiero que te largues ya!
La cogió por el brazo y la sacó del cuarto.
-¿Qué pasa aquí?-preguntó Itachi saliendo del cuarto-¿qué significa esto Sasuke?
El pelinegro taladró con la mirada a su hermano mayor.
Otro sucio traidor.
-No te metas Itachi, Yoko se va fuera de casa y punto.
-Me meto porque estás agrediendo a una mujer, ¿quieres controlarte por favor?
Sasuke suspiró varias veces y luego la soltó.
-Yoko, vete al cuarto de tu hermana yo tengo que hablar con Sasuke.
La pelinegra solo miró una vez más a Sasuke antes de irse, aquellos ojos estaban llenos de decepción.
FIN DEL FLASH BACK
Sakura agachó la cabeza, todo aquello era su culpa, era su maldita culpa, había hecho tan daño a los demás...
-Sino te importa me iré hoy contigo a coger un vuelo hacia Estados Unidos, no es que quiera volver con mi padre pero necesito un cambio de aires.
La pelirosa se la quedó mirando y una idea cruzó por su cabeza.
-¿Y qué tal si te vienes conmigo a Hawái?
Yoko abrió los ojos de sorpresa.
En verdad que le costaba creer que Sakura le estuviese ofreciendo aquello, nunca nadie lo había hecho, de hecho la pelirosa y su hermana Yonehara eran lo más cercano a una verdadera amiga que había tenido, ya que todas las demás se arrimaban a ella por la conveniencia.
-Mis padres estarán ocupados y yo estaré sola casi todo el tiempo, puedes venir, claro solo si tú quieres...
-¡Por supuesto! gracias Sakura-dijo abrazando a la ojijade.
El vuelo de Sakura salía a las 12 de la noche, era un vuelo de última hora, por lo que aún tenían dos horas hasta que saliese el avión.
-Espero no interrumpir-dijo una voz detrás de ellas.
Ambas se separaron quedando en frente a Itachi, que las miraba con una sonrisa.
El Uchiha mayor hacía tanto honor a la faceta de seductores que se habían ganado los Uchiha como su hermano menor.
A sus casi 23 años Itachi era un hombre que hacía suspirar y girarse a todas las mujeres cada vez que él pasaba.
Llevaba puestos unos vaqueros, una camiseta blanca ceñida, tal vez de manga corta, que le marcaba los músculos y una americana negra.
-Itachi, ¿cómo tú por aquí?-preguntó Yoko sorprendida.
Según le había contado la pelinegra, Itachi solía frecuentar los locales de alto estandin, era el típico galán de guante blanco que se dedicaba a conquistar a las mujeres haciéndoles regalos caros y cumplidos, muy diferente a la manera directa y simple de Sasuke.
Aunque viéndolo así no hacían falta muchos regalos para quedar prendada de él.
El Uchiha tomó asiento con ellas y encargó a una de las camareras un Martini.
-¿Cómo te fue con Sasuke?-preguntó Yoko.
Sakura clavó de inmediato la mirada en él, Itachi también la miraba, muy intensamente.
-Cuesta creer que seas tú Sakura-dijo-no me extraña que mi hermano se haya prendado de ti, eres una mujer muy linda.
La cara de la ojijade alcanzó el más intenso de los carmesís, ante la mirada pícara del Uchiha mayor.
Itachi sonrió, sabía que lo que aquella chica había hecho con su hermano no estaba bien, pero él, que sabía el trato horrible que solía tener Sasuke con las mujeres no le dio importancia, Sasuke también engañaba y con fines peores así que un poco de su medicina no le venía mal para espabilar.
Y de todos modos, no hay mal que por bien no venga, si Sasuke ya no la quería él pasaría a la acción, si le atraía Sakura con su forma reservada de antes ver a la mujer que tenía ante sus ojos le hacía desear más conquistarla y tenerla para él.
-Itachi-insistió Yoko.
Volvió a la realidad fijando su vista en un punto entre las dos chicas.
-Más o menos, ya conocéis a mi hermano, se dedicó a llamarme traidor y cosas que no repetiré, después se calmó más y empezó a decir no sé que de que todas eran como Mikoto-su tono se tensó al pronunciar ese nombre-y después me echó de su cuarto sin darme opción a decir nada.
Itachi suspiró.
-Lo peor está sucediendo ahora-continuó el pelinegro-no me preguntes como pero mi padre se ha enterado y los he dejado tirándose los trastos, si siguen así, Sasuke acabará fuera de casa.
Sakura se levantó del asiento con los ojos llorosos.
-No permitiré que eso pase, es culpa mía y debo...
Itachi también se levantó y la agarró del brazo.
-No vayas, no sabes lo misógino que llega a ser mi padre, si te ve allí en este momento...hasta Yonehara y yo preferimos marcharnos hasta que las cosas se calmen.
-Pero...-insistió ella.
Itachi sonrió de medio lado.
-Mejor hagamos una cosa, nos quedamos aquí y os invito a tomar algo, a diferencia de Sasuke yo si sé como tratar a las mujeres.
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-¡¿Cómo has podido ser tan imbécil y ser engañado por una mujer?!-exclamó Fugaku fuera de si-¡no aprendes Sasuke, así no somos los Uchiha!
Sasuke estaba delante de él, bufando de la rabia, le daba igual que el que tenía delante fuese su padre, nadie le hablaba de esa manera.
-Te lo dije Sasuke-dijo su padre con una sonrisa arrogante-si te dejas engañar por las mujeres acabarás mal, y además, por una fea que...
La furia invadió a Sasuke, el tono despectivo que usó su padre y la forma en que se reía lo encendió.
-¡No hables así de ella!-exclamó.
Su padre lo miró sorprendido.
Para cuando él se dio cuenta de lo que había dicho ya era demasiado tarde, mierda, ¿es qué ya no podía caer más bajo?
-¿Qué has dicho Sasuke? no te habrás enamorado de esa, ¿verdad?
-Hmp.
-Eres patético Sasuke, patético.
Sasuke no podía más y estalló.
-¡Y lo dices tú! ¡A ti que tu mujer te ha estafado y se ha largado con su amante y con mitad de tu dinero! ¡Tú si que eres un fracaso de Uchiha!
Fugaku le cruzó la cara de un tortazo.
-¡A mí me respetas que soy tu padre!
Sasuke no se disculpó, solo se limitó a fulminarlo con la mirada.
-¡Y ahora te vas a tu cuarto que no quiero verte delante! ¡Largo!
Pero en vez de ir a su cuarto el pelinegro cogió una cazadora y salió a la calle.
-¡Y que sepas que te casarás con Yonehara quieras o no!-escuchó que le gritaba Fugaku desde dentro.
Que dijese lo que le diese la gana, pero a él nadie le decía como tenía que vivir su vida.
Realmente aquella semana estaba siendo la más horrible de su vida y ese día no resultaba mucho mejor.
Sabía por Naruto que Sakura se iría en avión hacia Hawái a las doce de la noche.
No debía importarle, pero aún así todo el día de hoy lo había pasado pensando en ella, torturándose una y otra vez al saberla lejos por tanto tiempo.
-¡Mierda!-masculló.
Su padre tenía razón, era un imbécil por seguir pensando en ella, pero no podía evitarlo.
Ella...lo que le había dicho, así se sentía él la mayoría de las veces al llegar a su hogar y encontrarse con una casa vacía.
Y entonces apareció, con su melena rosada y sonriéndole, y luego con su gorra y su forma de entenderlo en silencio.
¿Por qué las cosas habían sido así?
La odiaba por hacerle sentirse así, la odiaba porque se había reído de él y la odiaba por haber roto el único lazo de confianza que había establecido en tanto tiempo.
Más aún así deseaba sentirla entre sus brazos, rozar sus labios, besar su cuello, oler el aroma de su pelo, contemplarse en esos ojos verdes mientras la hacía suya.
El deseo era tan fuerte que lo estaba volviendo loco, necesitaba verla.
Entonces lo decidió, iría al aeropuerto.
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-Te echaré de menos Sakura-dijo Ino abrazándose a su amiga.
Sakura correspondió al abrazo con igual intensidad, echaría mucho de menos a su amiga.
-Bueno, ya nos veremos feíta, aunque ya no sé si llamarte así-dijo Sai con una sonrisa y abrazándola-eres injusta, me dejas solo con Ino sabiendo como es.
-Sai, cariño, te he oído-murmuró la pelirubia.
Sakura sonrió.
Yoko se encontraba a su lado despidiéndose de Itachi, el único que había aparecido, pues Yonehara no se había dignado a despedirse de su hermana y, como suponía, no había ni rastro de Sasuke.
Pero solo ella podía ser tan ilusa al esperar que él apareciese por allí.
Itachi acabó de despedirse de Yoko y se aceró a ella.
-Un placer conocerte Itachi-dijo ella extendiendo su mano.
Pero lejos de estrechársela, lo que hizo el pelinegro fue abrazarla y darle un beso en la frente, dejando a todos descolocados, y a la que más, la pobre Sakura.
-Em...Hinata y Naruto llamaron para desearos buen viaje-dijo Ino intentando volver a la normalidad-no pudieron venir por eso dejaron recado por teléfono.
-E-está bien...-murmuró la pelirosa, aún colorada.
En ese momento se escuchó el mensaje que indicaba que su vuelo estaba a punto de salir, Yoko y ella volvieron a despedirse y luego se dirigieron hacia su terminal.
-Cuando volvamos, seremos completamente diferentes-dijo la pelinegra.
Sakura no estaba tan segura, cada paso que la acercaba más al avión le decía que por mucho tiempo que pasase y por muy lejos que estuviese nada cambiaría lo que ella sentía.
Antes de entrar en el avión se giró por última vez para contemplar lo que dejaba atrás y justo cuando la azafata la mandó entrar creyó ver en la distancia a alguien de pelo negro que la miraba desde el cristal.
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Después de dos horas de intensa caminata había llegado al aeropuerto pero no podía permitirse ni un leve respiro pues dentro de cinco minutos salía el vuelo de Sakura y no sabía por que terminal.
Corrió de un lado a otro, desesperado, hasta que a lo lejos le pareció ver a Ino.
Se acercó un poco, sin dejarse ver, y, efectivamente, allí estaban.
Ino, su novio, Yoko, Sakura e Itachi.
-¿Qué coño hace él aquí?-preguntó fastidiado.
En ese momento Sakura dijo algo y le tendió la mano a su hermano mayor.
Sasuke se quedó observando y casi ruge de rabia al ver que Itachi la abrazaba y le daba un beso en la frente y ella por encima no le decía nada, incluso parecía estar agradecida.
El odio empezó a crecer, imbécil, era un imbécil por haber ido a buscarla, un auténtico estúpido.
Anunciaron la salida del vuelo de las chicas, porque por lo que veía, al parecer Yoko también se iba, y las dos se volvieron a despedir antes de marcharse.
Las siguió de lejos, hasta quedarse parado frente al cristal de la terminal, viendo como ella se alejaba, con el pelo flotando al viento y justo antes de entrar al avión se giró y sus ojos se encontraron por última vez.
Un adiós que solo sería un hasta pronto pero que para él significaba el adiós definitivo.
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Llevaban ya media hora de vuelo y Yoko se había quedado dormida.
Pero ella era incapaz, eran tantas cosas que le venían a la cabeza...
Cogió su MP4 del equipaje de mano y lo encendió, necesitaba música para relajarse.
(Desde cuando - Alejandro Sanz)
Ya no duele porque al fin ya te encontré,
Hoy te miro y siento mil cosas a la vez,
Mira si busqué, mira si busqué,
Tengo tanto que aprender,
Todo lo que tengo es tu mirar.
Una lágrima recorrió su rostro, desde hacía mucho había soñado con conocerlo, con conocer a la persona con la que pudiese ser feliz, él le hacía sentir tantas cosas...pero lo había estropeado todo, como siempre, ella acababa por estropear todas las cosas y lo poco que se había ido ganando de él lo había perdido, por el miedo a decir la verdad y perderlo, ahora lo había perdido por mentir, ya no podía aspirar a estar con él, porque el perdón era muy caro y ella sabía que nunca podría alcanzar el precio del de Sasuke.
De mis recuerdos, salen brisas a bordar,
Las locuras que tú me quieras regalar,
Y mira si busqué, mira si busqué,
Tengo tanto para dar,
Reconozco puertas que yo sé,
Se abren solamente una vez,
Así de poco.
Cerró los ojos y dejó que su mente vagase por los recuerdos, los recuerdos bonitos que guardaba de él y que los unían en un pasado, había querido recibir tanto que no se había parado a pensar que también debería haber entregado parte de su alma, darle todo el amor que quería darle al pelinegro y que él supiese que ella no lo abandonaría, pero solo había tenido una oportunidad y no la había aprovechado, la había dejado pasar.
Desde cuando te estaré esperando,
Desde cuando estoy buscando,
Tu mirada en el firmamento, estás temblando,
Te he buscado en un millón de auroras,
Y ninguna me enamora como tú sabes.
Y me he dado cuenta ahora,
Puede parecer atrevimiento,
Pero es puro sentimiento.
Dime por favor tu nombre.
Las lágrimas cayeron pesadamente y con ellas llevándose el dolor, ella que siempre había buscado el cariño y la atención de una persona, que había querido encontrar a alguien que la comprendiese y que estuviese a su lado, ella se había comportado igual que aquellos a los que tachaba de injustos, es más, ella había sido peor, ahora se daba cuenta, ahora cuando el daño estaba hecho.
-Sasuke...-susurró.
Yo te llevo por las calles a correr,
Vamos lejos más allá de lo que crees.
Y si pregunto bien, si pregunto mal,
Tengo tanto que ofrecer,
Abro puertas que alguien me cerró,
Y no busco más sentido a mi dolor.
Mira no me vuelvas loco.
Sasuke caminaba de regreso a casa, ya nada peor podía suceder ese día, Sakura e Itachi, la partida de la pelirosa, su padre...
Quería entender, entender porque ella significaba tanto, entender de verdad y así lograr comprender porque había sido incapaz de darse cuenta de lo que pasaba.
Había caído en su propio tabú, engancharse a una mujer, darle más de lo que ella se merecía obtener de él, porque luego así le pagaba, con su hermano.
Estaba cansado, ya no buscaría más razones, haría lo propio, intentar no volverse loco pensando en ella.
Desde cuando te estaré esperando,
Desde cuando estoy buscando,
Tu mirada en el firmamento, va temblando.
Te he buscado en un millón de auroras,
Y ninguna me enamora como tú sabes.
Y me he dado cuenta ahora,
Puede parecer atrevimiento,
Pero es puro sentimiento,
Dime por favor tu nombre.
Sakura, Sakura, Sakura.
Pero una y mil veces ese maldito nombre volvía a atrapar su mente.
La primera impresión que se llevó al verla, como se habían conocido, sus besos, sus caricias, las clases juntos, cuando ella lo salvó y él también a ella...
Todo volvía a atormentarlo en un lento flash back.
No me vuelvas loco.
Desde cuando te estaré esperando,
Desde cuando estoy buscando,
Tu mirada en el firmamento, va temblando.
Te he buscado en un millón de auroras,
Y ninguna me enamora como tú sabes.
Y al final cuando te encuentro,
Estabas sola.
Por encima de su cabeza escuchó el sonido de los aviones que llegaban y salían de aeropuerto.
Era un hecho, Sakura se había ido.
23.
-¡Que calor hace aquí!-exclamó Yoko mientras se bajaban del avión.
La pelinegra había sacado su abanico del bolso y lo agitaba fuertemente delante de su cara.
Sakura solo se limitó a hacer visera con su mano, en un intento de encontrar a sus padres en medio de semejante multitud; era como si todo Japón hubiese escogido Hawái como destino de vacaciones.
Se obligó a si misma a entrar en las frescas sombras de la terminal, seguida de cerca por Yoko.
Un termómetro a su izquierda marcaba la insoportable cifre de 35º
El calor abrasador pegaba su pelo a la frente y hacía que las gafas se le cubriesen de un molesto vaho que apenas si la dejaba ver.
-¿Y tus padres son capaces de soportar esto todos los días del año?
Sakura ignoró el comentario de su amiga y se sentó en uno de los bancos a esperar a que sus padres apareciesen.
Comprobó el móvil por si tenía alguna llamada de ellos pero la única llamada perdida registrada era la de Ino.
Iba a llamarla pero en ese instante recordó que estaría en clase.
''No otra vez no'' pensó mientras se llevaba una mano a la cabeza.
Cada vez que su mente recordaba algo de Konoha sus pensamientos solo volaban en una dirección, Sasuke.
Yoko se sentó a su lado, también con el móvil en la mano.
-Mi hermana se ha dejado el oído en el teléfono de tanto llamar-dijo.
Sakura lo sabía, antes de quedarse dormida había escuchado sonar el móvil de Yoko y la había despertado para avisarle, pero esta al ver que era su hermana la que llamaba lo dejó sonar, diciendo que pasaría bastante tiempo antes de que ella y Yonehara volviesen a tener una relación de hermanas normal.
-Joder, espero que estos meses lejos de Japón sirvan para algo-susurró la pelinegra.
Sakura sonrió con desgana, antes de subirse al avión aún había albergado esperanzas de que el calor y la distancia la ayudasen a superar las cosas, pero ahora esa determinación se había esfumado de un plumazo.
Chasqueó la lengua ante el rumbo incorregible en que sus pensamientos se empeñaban a llevarla.
El objetivo de ese viaje era disfrutar y olvidar todo lo demás y así debía ser.
-¡Sakura!
El grito de su madre lo inundó todo.
Giró la cabeza y la encontró corriendo hacia ella con su padre detrás.
Como era costumbre ambos iban vestidos con sus ropas de tenis, llamando la atención de todo el mundo.
-¿Esos son tus padres?-preguntó Yoko con una gotita al estilo anime-no te ofendas pero creo que alguien te cambió al nacer.
Los dos adultos realmente se comportaban como si nadie estuviese observando sus extravagancias.
Incluso daba la sensación de que el hecho de saludar a su hija a lo lejos a pleno grito y alzando una raqueta con la mano fuese el tradicional saludo que hace todo el mundo cuando se ve por la calle.
-Eso mismo pienso yo desde que llegué al mundo-murmuró la pelirosa.
Los padres de Sakura no tardaron en abrirse paso entre la multitud y llegar hasta ella.
-¡Oh cariño! realmente estás cambiada-dijo su madre abrazándola y luego echándole un completo visual-me gustas más así.
Sakura le sonrió a su madre, seguía tal cual como la había visto el año anterior.
El pelo castaño ondulado le cubría los hombros y sus ojos verdes jade seguían siendo tan risueños como siempre. Unos centímetros más bajita que ella su madre podía pasar perfectamente por su hermana mayor, parecía como si el tiempo no pasase por ella.
Un segundo después se encontró envuelta en los brazos de su padre, quien la alzó del suelo para vergüenza de ella.
-Papá, no puedo respirar-jadeó.
El hombre la soltó y la contempló con una sonrisa.
El padre de Sakura era alto y de constitución fuerte, de modo que ella y su madre parecían muñecas al lado de él, tenía el pelo de un extraño rubio pajizo y que dejaba largo hasta la oreja.
Sakura se giró para mirar a Yoko, la pobre estaba aterrorizada, aunque no se extrañó, sus padres solían producir ese efecto.
-Papá, mamá, ella es mi amiga Yoko, la chica de la que os hablé.
-Encantada, soy Stella Haruno y él es mi marido, Izumo Haruno.
-Un...gusto-dijo ella.
-Y bien, cuando queráis os llevamos a ver nuestro humilde hogar.
-¿Humilde?-rezongó la pelirosa-mamá, cada vez que utilizas la palabra humilde para referirte a alguna de tus casas me encuentro como mínimo con una mansión que hace por cinco campos de golf juntos.
Yoko la miró incrédula mientras Stella sonreía.
-Que más da, sé que te gustará.
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-¡Abre la puerta Sasuke!-gritó Fugaku desde el interior.
El pelinegro cerró los ojos, por él como si quería tirar la casa a gritos, no pensaba abrir y menos para atender asuntos relacionados con su futuro compromiso con Yonehara.
Él solo quería a una persona, aunque se tratase de la mayor mentirosa del mundo, estaba convencido de que en la vida se dejaría llevar por su rencor como para cometer la estupidez de casarse con la mujer más imbécil del mundo.
Antes prefería casarse con la insoportable de Yoko, ella por lo menos sabía hilar una palabra con otra y hacer una frase con sentido, aunque solo fuese para insultarlo.
Pero bueno, ella también era otra mentirosa.
Se llevó una mano a la cara, ¿qué pasaba con el mundo? todas las mujeres que alguna vez había sido importantes para él lo traicionaban.
-Venga Sasuke, haz caso a papá.
Su cara se encendió de cólera al escuchar la voz de Itachi fuera.
-¡Lárgate de aquí Itachi! ¡No quiero ver tu jodida cara nunca más!
El hecho de haber visto ayer a su hermano con Sakura en el aeropuerto lo había hundido aún más y estaba plenamente convencido de que si Itachi ponía un pie en su cuarto en ese momento no saldría de allí vivo.
-¡Basta de tanta tontería Sasuke! ¡La familia Olsson está aquí y después de que echarás a Yoko no pienso tolerar ni una falta de respeto más hacia ellos en mi casa!
El pelinegro abrió la puerta de su cuarto y fulminó a los dos con la mirada.
Si no quería que lo humillase en su casa entonces sabía lo que tenía que hacer.
Bajó las escaleras como una centella y entró en el vestíbulo donde Yonehara y su padre lo esperaban.
El hombre alto y rubio desprendía nacionalidad americana mirase por donde lo mirase y lo miraba por encima del hombro, gesto que enfureció más al pelinegro.
-Sígame-farfulló Sasuke.
El pelinegro se dirigió hacia la puerta de la calle y la abrió, Yonehara y su padre salieron al exterior sin comprender.
-No tengo intención de casarme con una estúpida que no sabe que dos más dos son cuatro y mucho menos emparentarme con una familia de viles mentirosos y arrastrados-dijo cerrándoles la puerta en las narices.
Al girarse quedó frente a frente con su padre e Itachi.
Su hermano sonreía divertido, su padre estaba rojo de furia.
Fugaku se adelantó un paso y le cruzó la cara de un tortazo.
-Te vas inmediatamente de esta casa, estoy cansado de ti, no quiero verte nunca más.
Sasuke lo fulminó con la mirada.
-Cualquier ratonera es mejor que este nido de víboras-rezongó mientras subía a su cuarto a recoger sus cosas.
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Ya era de noche y Sakura estaba sentada en la cama de su nueva habitación.
Como había adivinado la definición de humilde en su madre quedaba tan lejos de la realidad como las pirámides de Egipto de la Torre de Tokio.
La casa era inmensa y habían necesitado dos horas para verla toda y más aún para que ella consiguiese memorizar donde estaba cada uno de los cuartos, el baño y la cocina.
Su habitación también era grande y espaciosa, tenía dos escritorios, un ordenador fijo y otra portátil, una televisión de plasma y todos los lujos que se pudiese imaginar.
También había una puerta grande de cristal que daba a una amplia terraza descubierta.
Pero lo que realmente le gustaba era la cama, era grande, caliente y suave.
Después de ponerse un ligero camisón beige se acostó y quedó acurrucada entre las finas sábanas.
Su mirada inmediatamente se posó en la pulsera que tenía en la muñeca. La pulsera de Sasuke.
Una punzada le atravesó el corazón y una fina lágrima escapó de sus ojos.
¿Pensaría él en ella? ¿O ya la habría olvidado en esas pocas horas?
Se rio de si misma interiormente, viajaba para olvidar a Sasuke y había sido incapaz de tirar aquella pulsera que le recordaba tanto a él.
Cerró los ojos y la apretó fuerte contra su corazón, dolía tan allí que solamente algo que tuviese relación con el pelinegro lograría calmarla.
-Estúpida-se dijo sin poder evitar que las lágrimas apareciesen.
¿A quién pretendía engañar? no podría hacerlo, era demasiado débil.
Poco a poco, fue quedándose dormida.
24.
Sasuke se despertó cuando el despertador sonó por tercera vez, se giró lentamente para apagarlo cuando su brazo topó con algo blando bajo las sábanas.
El bulto se movió y bajo él apareció una mujer peliroja.
-Buenos días Sasukito-lo saludó con un beso en la boca.
El pelinegro estaba desconcertado, ¿qué hacía ella metida en su cama?
Entonces fue consciente del dolor de cabeza que tenía y lo sucedido la noche anterior lo traspasó con fuerza.
Su padre lo había echado de casa hacía seis meses y él se vio obligado a pedirle a Ino que le dejase trabajar en su discoteca como portero, con eso se pagaba el alquiler de un apartamento más o menos decente en el centro de la ciudad.
La noche anterior, después de salir del trabajo, se había tomado unas copas y después se había liado con Karin, por eso ella estaba en su cama.
Suspiró irritado mientras se llevaba una mano a la frente y escuchaba a Karin hablar sin parar, haciendo que la cabeza le doliese más aún.
-Lárgate Karin-murmuró.
-Pero Sasukito...-dijo ella pasándole una mano por los hombros.
-¡Que te largues ya!-exclamó furioso.
La peliroja no dudó en obedecer, se vistió y poco después Sasuke oyó como se cerraba la puerta de la calle.
Entonces él se levantó y se metió a la ducha dejando que el agua lo tranquilizase.
Esos seis meses habían sido los peores de su vida, adiós al niño rico y hola a la vida real.
Antes con un solo chasquido de dedos tenía todo lo que quería, ahora apenas llegaba a fin de mes.
Continuaba en la Universidad porque había conseguido una beca ya que su sueldo apenas le alcanzaba para pagar el alquiles y sus necesidades personales.
Pero lo peor de todo era el hecho de sentirse anulado sentimentalmente, antes se liaba con chicas todos los días, ahora lo hacía pocas veces y bajo los efectos del alcohol.
Dio un puñetazo en la pared. Todo aquello solo era culpa de ella, por entrar en su vida y negarse a salir de ella.
Seis meses sin verla y aún así era incapaz de arrancársela de la cabeza, esa maldita mujer se aferraba a su mente con uñas y dientes, atormentándolo día y noche.
Aquello, y el hecho de haberlo engañado con su hermano, debía ser suficiente para odiarla, pero no, él era un idiota que seguía suspirando por ella.
-Maldita Sakura-susurró entre dientes.
Seguro que ella estaba tan tranquila tomando el sol en Hawái sin siquiera acordarse de él.
Acabó de ducharse y secarse. Se vistió y fue a la pequeña cocina a prepararse un desayuno. Debía dar gracias a Ino y a Hinata por enseñarle las tareas de la casa.
La rubia se había sentido mal por él y lo había ayudado al igual que Naruto y Hinata.
Ahora por lo menos tenía alguna idea de cocina y de cómo poner una lavadora.
Dejó la taza en el fregadero y luego cogió la mochila y salió a la calle.
Aunque tenía una resaca del quince se negaba a quedarse en casa lamentándose de sí mismo.
Por lo menos en la Universidad encontraba algo de paz.
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-¡Vamos a llegar tarde!-exclamó la pelirosa.
-¡Es culpa de tu madre, fue ella la que dijo que empezaríamos hoy!
La madre de la pelirosa se había equivocado y había avisado a la Universidad de que empezarían las clases hoy en vez de mañana.
-¿Y qué hacemos con el equipaje?-preguntó Yoko.
-Lo mandaremos directo al hotel, ahora no tenemos tiempo para más-contestó la pelirosa.
Se veían obligadas a ir a un hotel porque Ino ya no vivía en el apartamento de antes ya que se había ido a vivir con Sai y no tenían sitio libre para ellas y Yonehara había regresado a su casa después de romper su compromiso con Sasuke.
Suspiró cuando el pelinegro volvió a ocupar su mente. El viaje resultó un fracaso, lejos de olvidarse de él cada vez sentía más necesidad de verlo.
Hasta en un intento de arrancárselo de la cabeza le había prohibido a Ino hablarle de él, solo sabía lo del compromiso porque Yoko se lo había dicho.
Dejaron las maletas en el aeropuerto que se encargaría de mandarlas al hotel y ellas cogieron un taxi.
-¿Y qué vas a hacer?-preguntó Yoko.
-¿A qué te refieres?-preguntó inocentemente.
La pelinegra rodó los ojos.
-Vamos Sakura, tú sabes a quién verás en la Universidad.
Sakura suspiró y cerró los ojos.
-Ya no soy la antigua Sakura, si él quiere hablarme bien, sino tendré que vivir con ella, no me voy a arrastrar ni perder la dignidad-contestó.
Pero aquello solo lo sentía de boca para afuera ya que ella misma sabía que cuando lo tuviese delante toda su seguridad se vendría abajo, siempre pasaba lo mismo.
-¿Y tú que vas a hacer?-cambió de tema.
-Oh, buscarme a un chico guapo, basta ya de lamentarse por el estúpido de Gaara, necesito recuperar mi vida.
-Creí que habías recuperado tu vida con ese rollito de verano que te echaste en Hawái.
-Michael solo era un amigo y aunque fuese algo más lo nuestro no habría funcionado en la distancia, además a él le gustabas tú, no sé cómo te negaste a intimar con él.
Sakura le lanzó una mirada significativa.
Yoko alzó las manos.
-Está bien, es tu vida pero así nunca olvidarás a Sasuke.
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Sasuke llegó a la Universidad en el mismo instante que Karin bajaba de un coche y se le tiraba encima.
-¿Sigues enfadado amor?-preguntó mientras intentaba besarlo.
El pelinegro se la sacudió de encima de un manotazo.
-No molestes Karin, no estoy de humor.
Ella sonrió.
-Bueno yo podía hacer algo para animarte, tú ya sabes...
Sasuke la miró de arriba a abajo, Karin era hermosa pero de esa manera grosera que distaba mucho de la belleza angelical de...
-¡Largo ya Karin, no te lo vuelvo a repetir!
Ella le lanzó una mirada ofendida y luego se marchó al interior de la Universidad.
Desde que la peliroja se había apuntado a la Universidad no le dejaba en paz, era insoportable.
Caminó por el patio en busca de Naruto y Hinata y los encontró besuqueándose en uno de los rincones.
Desde que se habían confesado su amor mutuo no se separaban nunca, Sasuke se ponía enfermo cada vez que estaba delante de ellos.
Como último recurso buscó a Ino.
La encontró sentada en una de las escaleras con un libro enorme abierto en su regazo, se sentó al lado de ella en silencio.
Era curioso que se acabase haciendo amigo de ella dado su relación anterior pero ella lo había ayudado y él apreciaba ese gesto.
Sasuke miró lo que estaba leyendo cuando ella frunció el ceño.
Era el libro de cuentas de la discoteca.
-¿Pasa algo?-le preguntó.
-Técnicamente no, la clientela ha aumentado-contestó.
-¿Entonces cual es el problema?
Ino alzó la vista del libro y lo miró.
-El problema es eso mismo, ganamos mucho dinero pero no como para montar dos salas VIP más, Dios mío, esto de ser empresario es la mar de complicado.
Sasuke sonrió de medio lado.
-¿Y bien?-preguntó Ino-¿debe preocuparme el hecho de que ayer te largases con Karin?
Sasuke volvió a ponerse serio.
-Hmp, eso es problema mío no te metas.
Ella se encogió de hombros.
-Entrando en ese tema, no es problema mío, pero tu hermano Itachi acaba de llegar ahora mismo.
Sasuke se dio inmediatamente la vuelta para ver como su hermano mayor se bajaba de su coche y lo miraba directamente.
El cuerpo se le llenó de ira de golpe, desde el día que se había ido de casa no había vuelto a saber nada de su familia y le iba muy bien así.
Se puso de pie en el mismo instante que Itachi estaba a dos pasos de él.
Ambos se midieron durante un buen rato con la mirada mientras Ino se despedía para dejarlos solos.
-¿A qué has venido?-preguntó Sasuke con un tono envenenado.
-Tiempo sin verte hermanito, ahora ya no te pasas por casa, ¿ya te has olvidado de tu familia? deben ser costumbres que se heredan ya que Mikoto hizo lo mismo.
Sasuke estalló en furia pero se controló, no le daría el placer de descontrolarse a ese imbécil.
-Hace tiempo que deje de tener familia y si, las costumbres se heredan, saliste igual de traidor que ella.
Itachi sonrió de medio lado.
-¿Solo porque yo si tengo el valor de coger lo que quiero?
Sasuke no comprendió a que se refería con aquellas palabras.
-Di lo que quieres y lárgate.
-En realidad no vine a verte a ti, sino a Sakura.
El pelinegro alzó una ceja.
-Entonces te equivocas de sitio, esto no es un aeropuerto.
Itachi volvió a sonreír ante el carácter de su hermano pequeño.
-No me he equivocado, Sakura llega hoy a Konoha y empieza la Universidad.
La cara de Sasuke se quedó congelada, ¿qué estaba diciendo?
-Vaya, parece que tu amiga Ino no te ha dicho nada, bueno date por enterado-continuó-ya nos veremos ototo, ahora tengo cosas importantes que atender.
Sasuke ni siquiera se inmutó cuando su hermano lo dejó solo, solamente un minuto después reaccionó y fue a buscar a Ino.
-¿Es verdad que Sakura vuelve hoy?-dijo agarrándola por el brazo cuando la encontró.
Ino tragó grueso cuando vio lo enfadado que estaba.
-¿No te lo dije? se me debió olvidar, pero si es cierto.
Sasuke maldijo por lo bajo y empezó a alejarse de la chica.
-¿A dónde vas Sasuke? la clase empieza ahora.
Al diablo la clase, él no estaba de humor para aguantar a nadie.
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La pelirosa iba mirando el paisaje por la ventanilla mientras que cada vez que estaban más cerca de la Universidad los nervios aumentaban la angustia que sentía en la boca del estómago.
No se sentía capaz, a pesar de seis meses fuera de Konoha estaba segura de que aún era muy pronto para volver y encontrarse con todo lo que había dejado.
Pero ella era una persona nueva tanto físicamente como espiritualmente y se debía a sí misma el derecho de recuperar su vida aunque Sasuke no estuviese incluido en ella.
-¿No te alegra el volver después de tanto tiempo?-preguntó Yoko-sé que es difícil pero yo extrañaba esto.
-Yo también-contestó.
Yoko guardó silencio mientras observaba a su amiga, Sakura miraba abstraída por la ventana con ojos tristes.
Sabía que no había olvidado a Sasuke ni un poquito y que iba a ser muy duro volver a verlo para ella.
Muchas noches habían llorado juntas en su cuarto, ya que a ella también le había costado lo suyo superar lo de Gaara.
Es imbécil se había reído de ella de la peor manera, cruel y dañina.
Cuando el edificio de la Universidad se veía a lo lejos el cuerpo de la pelirosa se encogió y sus ojos verdes la miraron con angustia.
-No puedo hacerlo Yoko-murmuró.
La pelinegra le agarró la mano y le sonrió.
-Sé que puedes, eres una persona fuerte Sakura y yo estaré a tu lado, ¿vale?
La pelirosa tomó aire y asintió.
El taxi las dejó delante de la Universidad.
-¡Sakura!
Ino se abalanzó sobre ella llamando la atención de todos-
-Qué guapa estás, oh Dios te cortaste el pelo, te queda genial amiga-empezó a hablar en un batiburrillo-no sabes cuánto te eché de menos.
Sakura sonrió y la abrazó fuerte, había extrañado mucho a su amiga y sus locuras.
Luego Ino saludó cariñosamente a Yoko.
-Tengo tantas cosas que contaros-dijo emocionada-en estos seis meses esto ha cambiado mucho.
Antes de que Ino continuase apareció Itachi, quién primera saludó a Yoko y luego abrazó a Sakura inesperadamente.
-Hola florecilla-le dijo-has cambiado.
-Ho-hola-saludó ella.
-Hmp.
Aquella expresión...el corazón de Sakura se congeló mientras se mantenía abrazada a Itachi al no atreverse a dar la cara a la persona que acababa de llegar.
Sasuke observaba la escena, furioso.
Tal y como la última vez los veía a los dos abrazados.
Itachi se separó de la pelirosa con una media sonrisa mientras ella se giraba hacia él lentamente.
Se quedó impactado, el cambio era sorprendente, no quedaba ni rastro de aquella Sakura que vestía la ropa de su abuela.
Delante de él había una mujer vestida con unos shorts vaqueros y una camiseta de tirantes verde caqui que se ceñía a su voluptuoso cuerpo, parecía más alta pero solo se debía a las sandalias negras de tacón que llevaba calzadas y que hacían juego con la gorra negra que llevaba y con sus gafas de montura fina.
El pelo que antes le llegaba hasta media espalda ahora apenas si le rozaba los hombros mientras lo llevaba recogido en dos pequeñas coletas.
Después de esa revisión sus ojos se clavaron en los verdes de ella con frialdad.
Sakura tragó grueso, al igual que ella todo era diferente en él.
Lejos de lo que acostumbraba Sasuke había cambiado su ropa de marca por unos vaqueros desgastados, una camiseta blanca de manga corta con motivos negros y unas bambas.
Él también se había cortado un poco el pelo y en el brazo derecho, dejándose entrever bajo la camiseta, pudo ver un tatuaje de forma indescifrable.
La miraba fríamente y su cara estaba contorsionada por el enfado, se notaba a leguas que su llegada no le era grata.
Todos estaban en absoluto silencio hasta que ella se adelantó y le dio dos besos al pelinegro, dejándolo estupefacto.
-Hola Sasuke-susurró.
-Hmp-contestó él desviando la mirada.
Todavía seguía siendo un imbécil por comportarse así.
Se apartó de ella y entró en clase, dejándola con la cabeza gacha.
-Hay cosas que no han cambiado-susurró la pelirosa.
-Bueno no te desanimes Sakura-dijo Ino-cuando acaben las clases os llevaré a comer por ahí y cuando llegue la noche iremos de fiesta a la discoteca, cambió bastante desde que os fuisteis.
-No es mala idea-dijo Yoko.
Sakura asintió.
En ese momento sonó la campana y las chicas se despidieron de Itachi y entraron en la Universidad.
Más tarde Yoko se separó de ellas dos ya que no daba las mismas clases.
Ino sonrió mientras Sakura caminaba delante de ella.
No sabía si aquello estaba bien, pero las cosas debían ser como estaba destinado.
No por algo había ''olvidado'' decirle a Sasuke que Sakura llegaba hoy y a esta decirle quién era el nuevo portero de su discoteca.