-Claro, te voy a traer unos.- sonrió levantándose para luego ir a la cocina.
Volvió con los cupcakes en la mano.
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Salió al rato, se sentó al lado de Yuuma.
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-Pues la verdad es que admiro mucho tu voz y adoraria cantar contigo, y como se presento la oportunidad pues...- sonrió tiernamente.
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Y así pasaron hasta que alguien llego a la casa.