-Todavía quedó un poco, esta en un plato en el microondas.- sonrió Haru.
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-Vale.- sonrió Kiyoteru.
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-Entonces vamos.- subió las escaleras y abrió la última puerta dejando ver un amplio estudio con todo lo necesario, todo estaba muy arreglado y ordenado. En una esquina estaba el famoso sillón.
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-Creo que debería volver a casa, no puedo dejar a Lu-chan tanto tiempo solo.- se sonrojo nuevamente un poco.