A la mañana siguiente Vragon madrugó, no sin cierta rabia por su boca demasiado habladora. Pero era una persona de palabra, y si decía que haría un desayuno delicioso, lo haría.
Se aparto del campamento para no molestar a los que todavía descansaban y se puso a batir huevos, después les echo un poco de sal, leche, y harina. Serían unas deliciosas filloas.
Mandó a Vibrava ir a buscar alguna baya dulce, o alguna fruta ácida como la naranja, el limón o el pomelo. Le daría el toque que le faltaba. El dragón frugívoro tenía muy buen olfato para ello.
Además, con las bayas que habían sobrado, se puso a hacer batido de bayas. Lo que pasa es que estaban un poco calientes.
-Skarmy, ¿se te ocurre alguna idea para refrescar estos batidos tan deliciosos?- le preguntó a su metálico compañero. Skarmy puso su mejor cara de "¿tu sabes la hora que es..?"