—No hay problema mi Darling…— contestó él sumamente galante. Normalmente era así con las mujeres, pero por esta tenía cierto tipo de debilidad, porque la veía muy especial — Te regalaré todas las especies que quieras y te gusten, para que las puedas contemplar en tu ventana o ellas te contemplen a ti. ¿Quién será la flor en verdad?
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Alzó aun mucho más la ceja. Parecía que se le despegaría de la cara.
—Vincent — soltó. Aun no podía dejar de taparse la cara con la mano. Él no era muy hablador, y solo había ido a esa fiesta obligado.
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Los hombros de Linda se tensaron a tal punto que no sabía si iba a desmayarse allí mismo por la falta de irrigación en su nuca u otra cosa peor. En ese mismo momento le dieron ganas de salir corriendo.
—No gracias, no tomo alcohol — pronunció entrecortadamente algo, no incómoda, sino sumamente tímida y avergonzada. Para colmo su vocecita suave le daba un aire más inocente aun. Aun así, era mentira: si ella tomaba se iba a tornar una loca depresiva.
No sabía que decir, ni qué hacer ni como sentarse bien.
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Lia agarró otra bebida, por no decir la botella de vodka entera y la bebió a fondo sin detenerse. Estaba por la mitad, pero esa marca era muy fuerte.
Aun así la muy desgraciada andaba caminando como si nada , sin tener un solo signo de alcoholización.
—Ya me tomé lo que me alcanzaron ¿Bien? — Refunfuñó algo malhumorada — Tenía un gusto espantoso — se quejó.