—Yo no lo pedí a él—pasó sus manos por el blanquecino cabello del chico—. Parece que hubo un error—enfocó sus ojos en el pelirrojo, analizándolo—. Solo por curiosidad, ¿alguna vez has hecho algo como esto?
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Observó su alrededor, aquella habitación estaba repleta de miles y millones de peluches, y aún así, se veía espaciosa.
—¿A-Acaso me encerrarás aquí?—la miró dubitatico.
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Hizo un mohín, la verdad es que sí estaba ansiosa, pero no se lo queria hacer saber, puesto que ya él había dicho que no le agradaban esa clase de cosas. Intentó concentrarse en el televisor.