La golpeó varias veces más, hasta que en un suspiro se dejó caer sentado en la cama, mirando a su trasero rojo.
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Ignoró la voz de él, clavando más sus uñas, dándose fuerte contra él. Cegada por el placer, comenzó a gemir su nombre una y otra vez.
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- Vale - sonrió algo más animada, cerrando los ojos para relajarse, recostada en él.