Se hubiera tomado la cabeza entre manos, no sabía que elegir... Todo era tan tentador - Yo... Aunque quisiera tocarla, me temo que no sé... - extendió los brazos hacia él frente, ciego.
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- Ah, ah... Abre las piernas de nuevo - ordenó, le tomó el mentón con dos dedos, levantando más.
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- Si quieres que te lo ponga - se levantó, sonriendo para quitarle el collar - Tienes que insultarme... De la peor forma que se te ocurra... Y si me gusta... Te tocaré -
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Gimió, forcejeó contra sus labios, queriendo decir algo como: No me toques. Sus manos la ponían demasiado nerviosa, casi le tenía miedo.