Mine

[Misha-Chan]

Una mano temblorosa se acercó a acariciarle el cabello, su cabeza inclinada hacia atrás y la boca apenas abierta para jadear - A-Ama... No... Quiero ensuciarla -

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Gruñó - Te gusta tanto torturarme... Ah, y eso que soy yo el encargado de eso - suspiró - Serás mi manta esta noche -

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- Amo~ - ronroneó, en voz baja, totalmente relajada, era cálido, gustaba de estar en esa posición, siendo rodeada por sus brazos, se sentía protegida de alguna forma.

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—No me importa—miró hacia arriba sonriendo—. Si me ensucias, tú mismo te encargarás de limpiarme—señaló la esponja con la cabeza. Dio un besito a la punta.

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—¿Esa es una manera de decirme que te abrace toda la noche?—acarició sus cabellos.

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Se mantuvo un buen rato en silencio, acariciándola con dulzura.

—¿Nunca habías estado así con nadie?

[Misha-Chan]

Bueno... Al menos sabía que podía soltarlo sin la necesidad de preocuparse de que la ensució. Sus labios fueron lo último que sintió antes de gruñir y regarse en su rostro. Mantuvo los ojos cerrados, apretados, con el temor de verla con tales fluidos en el rostro, no solo porque sería vergonzoso, si no además porque estaba tan entregado... Que quizá solo eso bastara para encenderse de nuevo. Pero estaba exhausto, esa linda señorita frente a él lograba encenderlo una vez tras otra sin preocuparse en sus energías. Sonrió - Ama... ¿Podría quedarme con usted esta noche? - preguntó. Estaba preocupado porque lo tratara de loco y lo rechazara, pero... ¿Qué sentido tenía volver a casa si no podía sacársela de la cabeza?.

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- Si... - acarició su espalda, sus cabellos, inhalando aquel dulce aroma que tanto le gustaba de ella. Inundaba sus pensamientos y agradecía de alguna forma el haber obtenido esa revista, de lo contrario no la tendría a ella. Sobre las mujeres a las que había tenido frente a él para hacer estas cosas, ninguna le había atraído tanto como ella, sentía que Victoria, además de ser la más traviesa, era la más bonita y a la más fácil de cogerle cariño. - ¿Cómo es que te he cogido tanto cariño en tan poco tiempo? - sonrió, sin soltar aquellas suaves onditas de su suave cabello -¿Me has embrujado? -

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Sonrió, divertida - No, jamás había estado desnuda sobre un chico - sacó la lengua para mostrarla, juguetona, esa posición en la que ahora se encontraban ambos era la adecuada para relajarse, era por esa razón que sentía que podría hablar con él como si lo conociera de toda la vida - Pero Amo... Tú si has estado así con más chicas... - su expresión se tornó desanimada, como si pensara que era tan solo un reemplazo o una clase de juego para él, la vida no podía ser como en los cuentos y ya lo comprendía (después de todos nunca leyó sexo oral en un cuento). Volvió a recostarse, desanimada, porque, sin esperar a que él respondiera, sabía que si... Porque él era apuesto y sabía  de esas cosas, entonces quería decir que había estado con más mujeres, sin saber la cantidad exacta, eso la hacia sentir celosa, frustrada.

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Gimió al sentirlo derramarse en su cara, su cálido semen esparciéndose por ella. Sacó la lengua y la pasó por sus labios, estremecida ante su sabor. Subió la mirada para observarlo, sus ojos estaban cerrados y su expresión era de completo placer. Sonrió complacida.

—Ian~—canturreó su nombre y suspiró, bajando la mirada para observar algunas gotas de esperma caer sobre sus pechos—. Mira el bonito desastre que has hecho—comentó divertida.

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Sus palabras la tomaron desprevenida, por lo que ni siquiera le dio tiempo a voltear el rostro para ocultar su sonrojo. Bajó la mirada, avergonzada. Pensó en lo poco que llevaban conociéndose, poco menos de un día, de hecho hace horas ella quería salir huyendo de allí y juraba odiarlo por casi matarla. Y ahora... ahora quería estar junto a él.

—Puede ser—soltó luego de un rato, alzando la mirada y mostrando una mirada traviesa—. Quizás has caído en mi hechizo—le guiñó un ojo.

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Se percató de su cambio de ánimo y la miró curioso. Parecía afectada por el hecho de que él haya estado con más mujeres. Pero eso estaba sobreentendido ya, ¿no? Siendo lo que era, era normal que ya haya dominado a más chicas. Y aún así...

—Dos—respondió entonces, observando su rostro con detenimiento—. Aparte de ti, solo dos chicas más—chasqueó la lengua—. Solo tengo diecisiete, ¿sabes?

[Misha-Chan]

Abrió los ojos algo dudoso, no podía negarse a su orden. Así fue como su corazón dio un vuelco al verla así, sucia por su culpa, se arrodilló en el suelo frente a ella, limpiando sus labios rosados con los dedos, sin mirar más que ellos, le gustaba tanto, pero era tan pervertida, sonrió - Satisfecha, ama? - miró sus ojos y parpadeó jugueton. - Entonces... Debo limpiarla -

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Se sintió halagado al ver el color en su rostro, soltando una risita en lo bajo. Su respuesta, más su guiño, lo divirtieron aún más, era tan traviesa, una mano se levantó pesada para pellizcarle una mejilla y jalonearla, su piel blanquita cambió al rosa por el apretón - Quién es linda?, quién?... Una linda bruja - la soltó y comenzó a reír, cubriendose el rostro con una mano. No recordaba tener tanta comodidad desde hace ya tanto tiempo. Tampoco recordaba la última vez que sentía ese acogedor calor que podía brindarle una encantadora jovencita como lo era Vicky.

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Sus respuestas no la hicieron feliz, mantuvo su frustración mientras pensaba en alguna otra cosa que pudiera decir. A pesar de que él tan solo fuera dos años mayor que ella, sentía que vivían en mundos tan diferentes, que posiblemente... Si no contara con la presencia de un primo pervertido que gustara de eso, ella no estaría ahí con Evan.
-Amo... No quiero que me reemplaces por otra - infló las mejillas, exponiendo toda la frustración - Sé que no soy muy linda... Pero yo quiero obedecer solo a ti... No te haría enojar y... y... -

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Sonrió todavía más y sacó la lengua para rozar sus dedos.

—Es tu deber—respondió y cerró los ojos, comenzando a ronronear. Todo eso la había excitado. Y la idea de él pasando nuevamente la esponja por su cuerpo le parecía muy apetecible. Él le gustaba bastante—. puedes quedarte, Ian—soltó, respondiendo finalmente a su anterior pregunta.

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Su boca formó un mohín, sin entender muy bien qué le había causado tanta gracia.

—No soy una bruja, soy una hechicera—picó sus costillas con un dedo y se acomodó sobre él, mirando su rostro. Cuando reía se veía mucho más joven, aunque igual de atractivo. Pasó sus dedos por su mejilla, su piel era suave y se sentía caliente.

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Su expresión, más que seria, le pareció adorable y no pudo evitar comenzar a reír, sujetándose el estómago. Cuando acabó de hacerlo, se limpió una lagrimita y extendió su otra mano para posarla en su mejilla todavía inflada.

—Jamás te reemplazaría—su rostro se enserió—. Nunca he abandonado a ninguna chica—apretó los labios y apartó un poco la mirada—. Es un poco humillante admitirlo, pero son ellas quienes me han abandonado—se encogió de hombros, como restándole importancia—. Algo muy malo ha de haber en mi. 

[Misha-Chan]

Asintió sonriendo, acercando su cuerpo al de ella tan solo para estirarse por la esponja que se encontraba un poco más atrás de ella. Cerró los ojos sin recogerla aún, cerquita de ella, sintiendo su calor y estremeciéndose ante su aroma. Se sentía culpable por haberla ensuciado de tal forma, se levantó y la tomó por los brazos para levantarla también, la empujó juguetón, sonriendo mientras la ubicaba bajo la regadera, volvió a inclinarse hacia ella para abrir la regadera, si no le quitaba antes "aquello" de encima, solo lo esparciría con la esponja. Todas estas acciones y después ver su cuerpo siendo recorrido por el agua caliente... Sentía despertar nuevamente, Dios... Era todo un pervertido, ¿cuántas veces lo había hecho ya en el día?.

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-Eres una Bruuuuja- canturreó, divertido, sin dejar de acariciar los cabellos rubios que tanto le gustaban, sonriendo recuperándose después de la carcajada - Una bruja muy sensual - volvió a reír, le gustaba molestarla porque era adorable, pero en realidad sentía unas inmesas ganas de abrazarla y apretujarla contra él.
Se preguntó que había sido de él, jamás se había comportado de esa forma, son duda aquella rubia era una bruja, estiró los labios para solicitar un beso, lo demás no le importaba.

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Posó una mano sobre la de él en su mejilla, sonriendo enternecida - Yo no te voy a abandonar, Amo - tomó su mano y la beso, sosteniéndola entre ambas de ella. Sentía mucha curiosidad por ese chico, pero también sentía la necesidad de darle cariño y protegerlo, algo irónico si lo pensaba a profundidad. - Pero Amo... ¿Quién era la chica de más temprano?- preguntó, en realidad se había prometido no ser una metiche, pero era imposible con tanta curiosidad que le causaba y ver las reacciones que había causado su simple presencia a Evan.