Sentía sus uñas y jadeaba cuando éstas lo rasguñaban, mordió su cuello como venganza y dio una estocada muy fuerte, gimiendo al llegar al fondo.
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Cruzó los dedos, quizá no era un chico bueno... Y él también figuraba en la revista... Pero su primita era diferente - Ya? -
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Soltó un chillido, cerró los ojos y sus rodillas comenzaron a temblar, como si no fuera suficiente sentirlo entrar allá atrás... Ahora también la tocaba!, sentía que caería de rodillas al suelo.
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- Como usted desee, Amo - murmuró, sensual, mirando a sus ojos. Había pensado en otra condición, pero no sería justo para él... Si las cosas se tornaban molestas tendría la escusa de que necesitaba su teléfono.