Mine

[Misha-Chan]

Sintió un escalofrío y se estremeció.
- Si... Mucho... Ah... Suavecita - sonrió, comenzaba a acalorarse.

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Chasqueó la lengua - Catorce... Tenía catorce - se alejó y miró la alfombra del suelo... Había sangre, tragó... Tenía que llevarse a Ro de ahí.

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Comenzó a moverse hacia adelante y hacia atrás, apretándolo con sus pechos, mirando su rostro.

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Apretó los labios, había imaginado que había sido a esa edad... O menos.
La miró y luego dirigió la mirada hacia donde ella veía. Ensanchó los ojos, horrorizado.

[Misha-Chan]

Se quedó mirando a sus ojos retador, mordiendose la lengua para no jadear o gemir, le gustaba mucho lo que hacia... Se sentía bien aquella suavidad contra la dureza de su pene.

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Lo tomó por las manos, jalandolo para levantarlo - Vamos... A mi habitación, quizá estés cansado - lo arrastró con ella. Se relamió los labios... Sentía todavía aquel curioso.sabor... Ella también había ayudado a violarse a Haru, volvió a tragar.

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Sonrió traviesa y metió la punta a su boca, haciendo succión a medida que se movía con rapidez. Lo sentía caliente y duro entre sus pechos.

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Se dejó llevar, un poco ido. Rememoraba los acontecimientos pasados, sintiendo que la culpa volvía a él. ¿Cómo había sido capaz de hacer algo tan vil a su amiga de la infancia?

[Misha-Chan]

No logró resistir más, soltó su lengua y jadeó, el orgasmo anterior lo había dejado debilucho y sensible, lo que hacía ella se sentía comouna tortura en la que sentía placer.

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Al entrar en la habitación trancó la puerta y se quitó la camisa de una vez, fue a tumbarse boca abajo y balbuceó varias cosas que no se entendieron

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-¿Dónde quieres correrte otra vez?-preguntó en tono seductor, ella también estaba excitada.

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Se quedó de pie al lado de la cama, mirando las heridas en su espalda con culpa.

-Tenemos que curarte eso.

[Misha-Chan]

- Tu... Boca -.contestó en medio de un jadeó, volvió a morderse la lengua, ella sabía muy bien como ponerlo nervioso.

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- No te molestes... Estoy bien - dijo, se levantó un poco para girar la cabeza y mirarlo - Ven conmigo... Te necesito aquí junto a mi Ro -

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-Eso está bien-sonrió y se enderezó, acomodándose sobre su pelvis,  tomó su pene y lo ubicó en su entrda-. Pero esta vez... Mando yo-se sentó sobre él, introduciéndolo de una. Soltó un gritito.

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Se sentó a su lado y posó una mano en su cabeza, acariciándola cariñosamente.

-Eres una buena chica, Raisa-habló con voz apaciguada-. Pero al igual que yo, eres una cobarde.

[Misha-Chan]

Gimió también, sorprendido por lo hecho, sus manos fueron a su cintura y  la sujetaron con fuerza.

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- Ro... He pasado cuatro años en su poder... Deje la escuela porque èl  lo quiso, me acuesto con él porque el lo ordena... - suspiró - Con el paso del tiempo comprendí que él es más fuerte... Yo no puedo hacer nada, solo me ganaría regaños y castigos injustos... Está mal tenerle miedo después de vivir tanto tiempo con él? -

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Respiró hondo, intentando recuperar el aire, quizás había sido brusca consigo misma. Lo miró con ojos entornados y apoyando las manos en supecho, comenzó a moverse.

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Se quedó observándola en silencio, luego se inclinó y le dio un besito en los labios.

-No, no puedo culparte por tener miedo-fijó sus ojos en los suyos-. ¿Qué ha sucedido con sus padres?-preguntó, un poco vacilante.

[Misha-Chan]

Jadeó y apretó con fuerza sus caderas - Vicky... - Suspiró, se sentía muy bien... Sin importar cuantas veces lo hiciera...

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- Mamá está en casa - dijo, luego suspiró - Elioth no quería vivir con ella así que me convenció de venir con él... Que error -

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—B-Bel—lo apretaba con su piernas mientras se movía de arriba a abajo. Le gustaba mucho sentirlo en su interior.

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—¿Y qué sucedería si decidieras volver con ella?—preguntó interesado.

[Misha-Chan]

La obligó a inclinarse para poder besarle los labios, alzándose hacia ella.

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- Ni lo pensaría... No quiero meterme en problemas - hizo una mueca y dejó de mirarlo - Podemos hablar de otra cosa... En verdad no entra en discusión que intente huir... Nunca lo haré -

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Lo besó con pasión, enrollando los brazos en su cuello, gimiendo al sentir su caliente piel tocando la suya propia.

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Hizo una mueca, era como si ella misma se autoimpusiera un castigo. Suspiró y le acarició la mejilla.

—¿De qué quieres hablar?

[Misha-Chan]

Dejo su mejilla contra la de ella mientras jadeaba, apretándola contra él. Se mordió los labios y cerró los ojos, se sentía bien... Pero no iba a durar mucho.

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Tomó su mano y le besó el revés. - No sé... - frotó su mejilla contra la mano de él, eran tan calientito - Ro... Te vas a quedar conmigo?... Siempre? -

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Escucharlo jadear muy cerca de su oreja la excitaba mucho, incitándola a moverse más rápido.

—B-Bel—gimió, quería más, mucho más...

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Apretó los labios y bajó la mirada. No la abandonaría allí sola, eso seguro, pero tampoco parecía ser buena idea seguir en esa casa, afectaba su salud mental. Debía conseguir alguna forma de que salieran de ahí... Lo tres. Tarde o temprano lo harían, confiaba en eso.

[Misha-Chan]

No podría... Sentía la necesidad de que fuera más rápido... Con más fuerza. Se apretó contra ella para girar sobre su espalda, mordió su cuello y terminó arriba - Lo... Siento- murmuró, comenzando a embestirla con la fuerza que había recuperado.

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Se levantó y sonrió dulcemente al verlo - No te preocupes... Estaremos bien - acarició su rostro, con la otra mano agarró una almohada y se la aventó al rostro - Já!... Eso es por distraerte - le mostró la lengua

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Gimió con más fuerza, enredando las piernas entorno a sus caderas, arqueándose al sentir su mordisco.

—M-Más... M-Me gusta...—balbuceó, sentía todo el cuerpo sudando.

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Tomó la almohada y la miró con una pequeña sonrisa. Luego la acomodó a un lado y se recostó, apoyando la cabeza sobre ella, se sentía agotado, tanto física como mentalmente. Se le quedó mirando en silencio.

[Misha-Chan]

Tenía que hacerla terminar antes que él. Aplastó los pechos de ella contra el de él y volvió a morder y picar su cuello con la lengua.

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Levantó su camisa del suelo y se la volvió a poner, luego se sentó sobre la cadera de él, sonriendo - Qué color es tu favorito? -

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Clavó las uñas en su espal. Lo sentía cerca, tan cerca...

—¡A-Ah!—gritó y lo apretó con más fuerza hacia ella, sintiendo un delicioso orgasmo hacerla tocar el cielo con los dedos por un momento.

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Tenerla encima lo puso repentinamente nervioso.

—El... azul—respondió, con las mejillas tenuemente coloradas, sin saber dónde poner sus manos.