Se quedó en silencio algo apartado de la gente. La verdad no le agradaba estar entre mucha, le hacía acordar a las veces que debía enfrentar al público en el escenario y esa idea era traumática para él.
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—La verdad que si— confirmó. A veces podía tornarse un poquito… bueno, muy insensible. O poco comprensivo. Pero tampoco se daba cuenta. Lo habían criado sin amor y además él fue desarrollando una coraza extremadamente dura de indiferencia hacia todo y todos.
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—Bueno, juego de hace años. Venía mucho con mi ex, pero no importa…
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—Lo importante es que la tomes tu, no yo— Miró el techo.
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—Seguro te quedarán— Quería tirarlos a la basura, pero le habían costado tanto obtenerlos que les daba un poquito de lástima desecharlos así nomás como si nada — Además, son demasiado “rosas” para mí — Aunque su habitación era bastante femenina para alguien… algo marimacho.