Lol Bueno, aqui dejo este SongFic, que hice hace unas semanas.
Autora: Incóngita
Correo: x_incognita@live.com
Publicaciones: Imperio Nippon.
Nombre del SongFic: Otro ocupa mi lugar.
Canción: Otro ocupa mi lugar.
Intérprete: Miguel Gallardo
Clasificación: Drama.
Advertencias: Lime.
Nota especial:Queda prohibido que esta historia en su totalidad, sea publicada en cualquier otro lugar sin mi permiso, que se hagan pasar por el autor y que tomen o modifiquen alguna parte de esta misma. -------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Fui, tu gran amor, tu eco y tu voz, tu amanecer, el compañero de tu ayer.Tenía poco tiempo que mis padres habían muerto y, fue desde su muerte cuando la única persona que realmente me importaba, era mi hermano, quien es 4 años mayor que yo y al que no veía desde que él cumplió 18 años y se mudó a otra ciudad para estudiar.
Aun que tenía amigos, no me importaba mucho su amistad, ya que el estar solo, era lo que realmente me hacía sentir bien, pero fue en la segunda semana de preparatoria, cuando mi mundo se vio invadido, hace 16 años…
El profesor aún no llegaba y yo, me encontraba en la parte trasera del salón.
Después de unos minutos te vi entrar y, por alguna razón que hasta el día de hoy desconozco, no pude dejar de verte.
Creo que sentiste mi mirada y cuando buscaste quien era la persona que te veía, nuestras miradas se cruzaron a la distancia, eras realmente hermosa y, ante mis ojos, tan única como una rosa azul.
Confieso que mi corazón se aceleró y, como si mi vida dependiera de eso, me acerqué a ti, sin que te dieras cuenta.
-Hola-te saludé, sintiendo que me daría un infarto, lo que era raro en mí-. Mi nombre es Ricardo.
-Hola, mucho gusto-dijiste con timidez cuando volteaste a verme-. Soy Alejandra.
-¿Y cuántos años tienes, Alejandra?-te pregunté.
-Dieciséis–respondiste y tú hermoso rostro se sonrojó-. ¿Y tú?
-Diecisiete-dije sin dejar de verte a los ojos…
Tu cabello castaño, tus ojos color miel, tu piel blanca, tu delgada figura y esa soledad que se podía notar al ver detenidamente tus ojos, me dijeron que eras alguien mucho más especial de lo que creí.
Con el pasar de los meses nos íbamos conociendo cada vez más y más.
Me contaste que no conocías a tu padre, que tu madre había muerto cuando eras pequeña, que eras hija única y que la única familia que tenias, era tu abuela.
Yo también te conté mi vida y nuestra “soledad”, fue lo que nos unió en muy poco tiempo.
Pasaron tres años de ser amigos y dos de ser novios en los que a cada momento repetías que yo era tu gran amor, para que me diera cuenta de que te amaba.
Nunca podré sentir tanta felicidad como la que sentí, cuando aceptaste casarte conmigo, ¿lo recuerdas?
Te di, mi alma y mi hogar, mi juventud, mi soledad, amé tu cuerpo, tu sonrisa, tus defectos, tus caricias.El día de la boda, estando ante Dios, juramos siempre amarnos y respetarnos.
También recuerdo que me dio mucho gusto presentarte a mi hermano Alberto y, aun más, ver que ustedes se llevaron bien.
Con el pasar de los días me enamoraba más de tu cuerpo, de tus costumbres, de tus defectos, de todo lo que eras.
Al pasar un año viviendo a tu lado, me convencí de que eras la mujer de mi vida o, más bien, la mujer que hacía mi vida.
Aun que ambos queríamos niños, el doctor dijo que tu no podías, pero aun así, nuestra vida estaba bien, ¿verdad?
Después de 9 años y medio de una relación hermosa contigo, llena de caricias, besos, respeto y amor, no podía pedir algo más. Me sentía el hombre más dichoso del mundo con tan solo verte despertar a mi lado y mi dicha creció cuando mi hermano nos empezó a visitar más seguido. Luego, mi hermano, decidió mudarse a tan solo una hora de donde nosotros vivíamos. Creí que eso sería lo mejor para él, porqué bien podía encontrar a una mujer que lo hiciera feliz, tanto como tú me hacías feliz.
Pasó medio año más y tu y yo estábamos igual de bien como antes. Parecía que el pasar de los años no afectaba nuestra relación. Diario me decías que me amabas.
Ayer por la mañana, me preparé para salir a trabajar y, como todas las mañanas antes de que saliera de la casa, me diste un beso, dijiste que me amabas, acariciaste mi rosto y me volviste a besar.
Salí de la casa sabiendo que, sin importar lo feo que podía ser mi día, tú estarías esperándome con amor y que eso me haría sentir mejor.
Subí a mi auto y, después de manejar por casi 1 hora, cuando ya no me faltaba mucho para llegar al trabajo, me di cuenta de que no había paso por qué había ocurrido un accidente. Al ver lo fuerte que estuvo el accidente y saber que no hubo sobrevivientes, le di gracias a Dios por no ser yo y, sin nada más que hacer, di la vuelta para regresar a tu lado.
Y ahora otro ocupa mi lugar, otro duerme junto a ti. Él se lleva lo que amé, sin pensar, que mi camino se acababa, que sin ti no valgo nada.Iba emocionado de pensar a qué lugar te llevaría a caminar, a que restaurante te llevaría a comer y, más que nada, no podía dejar de pensar en hacerte mía.
Recuerdo que en tantos años de estar junto a ti, casi no peleábamos. También, recuerdo todo el esfuerzo que hice para poder subir de puesto en el trabajo y lograr tener 2 días libres, para estar junto a ti.
Si hubiera sabido con lo me encontraría al llegar a casa, de verdad que hubiera pedido ser yo quien tuvo ese accidente automovilístico…
Cuando por fin llegué a la casa, bajé del auto, tomé mis llaves y, con la intención de sorprenderte, no hice ruido al entrar a la casa.
Las luces estaban apagadas y pensé que algo te había pasado. Con angustia subí por las escaleras y, cuando llegué a la puerta de la recamara, escuché música, pero lo peor de todo, tus gemidos.
Me quedé varios segundos escuchando y un coraje enorme invadió cada milímetro de mi cuerpo. Por unos segundos más, no me pude mover.
Abrí la puerta con mucho cuidado para que no me escucharas y como la recamara también estaba a obscuras, no pude ver bien al hombre que estaba sobre ti.
¿Por qué no pensaste en el dolor que me harías? ¿Así es como me amabas? Si nunca te hice algo así, ¿por qué lo hiciste? ¿Por qué, mi amor?...
De un momento a otro, aquél hombre se movió un poco y, mientras él te besaba, me volví una bestia al verte disfrutar caricias y besos que no eran míos.
Entré como loco y me fui directamente sobre aquel hombre que te alejó de mi lado.
Recuerdo que te lo quité de encima, me puse sobre él y lo golpeé repetidamente en la cara aunque casi no lo podía ver.
Mientras yo seguía golpeándolo, tú gritabas diciendo que lo dejara, que te perdonara, que lo podías arreglar, pero…ya no te quería oír más. ¿Cómo podría seguir amando a alguien que simplemente destruyó mi vida?
Aquel hombre no me golpeaba y solo esquivaba mis golpes, pero tanta fue tu desesperación, que te paraste de la cama casi desnuda y prendiste la luz.
En cuanto prendiste la luz, volteé a ver a tu amante…
Ahora otro ocupa mi lugar, otro calmará tu sed. Es difícil olvidar, comprender, que ayer te tuve entre mis manos y ahora eres de mi hermano.-Alberto...-dije quedándome en shock.
-Ricardo, perdóname-dijo Alberto, con la cara moreteada, la nariz sangrando y el labio un poco roto.
-Hermano… ¿Tú y Alejandra?-me le quedé viendo y noté que en sus ojos no había culpa por el daño que ambos me hicieron, cosa que me hizo enojar mucho más.
-Ricardo, mi amor-dijiste con arrepentimiento Alejandra.
-¡Cállate!-te grité furioso-. ¡No me vuelvas a decir así!-dije mientras aun no soltaba a Alberto-. ¿Quién eres?-te cuestioné.
-¿Cómo que quien soy?-preguntaste confundida.
-Sí, ¿quién eres? Tú no eres Alejandra, solo eres una...-no pude terminar, porque Alberto me interrumpió.
-¡Ricardo!-dijo al empujarme, para quitarme de encima suyo y ambos quedamos sentados en la cama-. No le digas nada, yo tuve la culpa. Ella no quería y hasta pensaba decírtelo, pero hoy la convencí. Te juro que es la primera vez que lo hacemos.
-¿Crees que me importa si es la primera vez? ¿Sabes algo? Ahora que lo pienso bien, ella no me importa tanto-dije señalándote, Alejandra-. Ella no me lastimó.
-¿Qué?-preguntó Alberto confundido.
- Fuiste tú, hermano. Creí que aparte de ser mi hermano, eras mi mejor amigo.
-Perdóname, hermano, pero la amo.
-Mejor olvídalo, hermano. Solo te diré una cosa…Cuídate de ella, hermano. Ella no es fiel y si no lo fue conmigo, tampoco lo será contigo-dije con un nudo en la garganta.
A lo mejor esperabas que te diera mi perdón, pero no.
Empezaste a recoger tu ropa y luego te vestiste, mientas yo te miraba. Alberto se levantó de la cama y también se empezó a vestir.
Después de 5 minutos, ustedes ya estaban completamente vestidos y luego sacaste dos maletas en las que poco a poco guardabas tu ropa para marcharte. Fue ahí cuando salí de la recamara, fui a la cocina, tomé mi celular y le marqué a uno de mis jefes que, desde hace unos meses, quería comprar nuestra casa.
Hacer el negocio fue fácil y en ese momento me depositó el dinero.
Después de unos 20 minutos bajaron de la recamara y los tres nos quedamos viendo.
-Ya me voy-me dijiste seriamente-. Vendré mañana por el resto de mis cosas.
-¿A qué hora?-te pregunté mientras vi como sujetabas la mano de Alberto.
-A las 10 de la mañana.
-Ok, solo no te tardes en recoger tus cosas.
-¿Por qué?
-Por qué voy a vender la casa.
-¿¡Que!? ¿¡La venderás!?-dijiste con molestia-. No, no lo hagas-dijiste casi ordenándolo.
-¿Disculpa?-cuestioné al escuchar tu tono imperativo-. Ya no eres la mujer de esta casa y como yo compré, mejoré y amueblé la casa, tengo todo poder sobre ella-te miré con seriedad.
-¿A dónde iras?-me preguntó Alberto.
-¿Eso importa? Si no les importó hacer lo que hicieron, no les importa lo que haga con mi vida. No tengo que discutir con ninguno de los dos-les dejé claro.
-Está bien, Ricardo-dijiste por ultimo. Luego los dos se fueron de la casa.
Cuando salieron de la casa, fui a la recamara y saqué otras maletas en las que empecé a guardar mi ropa, algunos pares de zapatos y una que otra cosa de uso personal.
Las horas pasaban y aun que viera tele o escuchara música, toda esa escena se repetía una y otra vez en mi cabeza.
Y quiero huir, quiero llorar, quedarme aquí, echar andar, romperlo todo y empezar.
Adiós, te digo adiós y sin volver la vista atrás, me iré despacio en la mañana con la vida destrozada, mientras otro ocupa mi lugar, otro duerme junto a ti.
Él se lleva lo que amé, sin pensar, que mi camino se acababa, que sin ti no valgo nada.
Ahora otro ocupa mi lugar, otro calmará tu sed. Es difícil olvidar, comprender, que ayer te tuve entre mis manos y ahora eres de mi hermano…Hoy, mientras te escribo esto que dejaré en alguna de tu ropa que te llevarás, me doy cuenta de que el dolor se hace más grande a cada segundo, porque no puedo dejar de pensar en ti, porque no puedo negar que me lastimaste y que aun te amo.
Todos mis pensamientos están enredados y no sé lo que quiero. Quiero irme, pero no quiero dejar la casa en la que hay tantos recuerdos buenos, quiero llorar por todo ese amor que tiraste a la basura, y no quiero hacerlo porque creo que si así fué como pasó, es porque tal vez todo estará mejor.
Sé que estás a punto de llegar y solo quiero desearte, con toda honestidad, que todo lo que hagas en tu vida te salga bien y que seas feliz, como creo que lo fuiste alguna vez conmigo.
Sé que con él estarás bien, que te amará tanto como yo y espero que nunca lo dejes, para que él no quede tan mal como en este momento me encuentro.
Dile que lo perdono, que no le tengo odio y que si me quiere hacer un favor, que nunca más nos volvamos a ver.
Creo que ya estás entrando y si no te llego a hablar, es porque todo está aquí. En cuanto salgas de la casa, por última vez te lloraré, porque mañana que salga de esta casa, todo sobre ti lo olvidaré.
Por favor, nunca olvides que te di todo lo que pude y que hasta apenas ayer, te amé con locura.
P.D. Dile a mi hermano que por favor te cuide, que cuide a esa mujer que apenas ayer era mía.
~Fin~