Soltó un resoplido y con pereza se levantó de la cama de Renir. Lo miró con expresión adormilada y fue hacia el armario, suponía que allí, igual que en su antigua habitación, estarían las sábanas. Efectivamente, al abrirlo las vio dobladas en una esquina, sacó un juego y se dirigió a su cama.
—Ayúdame —pidió a Derek.