Ya Bob Esponja, si no me tomara tanto tiempo sería más largo... Pero escribir no es lo mío xD
cαριтυℓσ V
Chasqueó la lengua… Tenía hambre. Se levantó de la cama con pereza, se relamió los labios camino a la puerta. Al abrir la puerta buscó a los lados del pasillo por si había alguien… No.
¿Debía ir a buscar a un humanito?... ¿No era demasiado pronto?. Su compañera de habitación era una humana, pero le parecía tan… No era la clase de persona a la que le gustaría morder; ella quería un chico, si, un hombre para clavarle los colmillitos. Salió arrastrando los pies, cerrando con un portazo y escrutando las demás puertas de los dormitorios, se preguntaba en cual debería entrar para asaltar sin temor a equivocarse. Sintió un agradable olorcito en la nariz y al alzar la cabeza se encontró con un par de chicos… Uno pelinegro y otro pelirrojo – Hola~ -
Ambos la miraron, antes habían estado en un silencio incomodo después de que Dave sermoneara a Zack.
El pelirrojo levantó una ceja, mirándola con interés, David sonrió alegre – ¡Hola! –
-¿Qué andan haciendo un par de chicos solitos por aquí? - preguntó, se acercó despacio, comenzando a caminar alrededor de ambos, inspeccionándolos a ambos… Olían delicioso, ¿a cuál mordería primero?.
- Bueno… Somos chicos – Zack encogió los hombros – No nos pasará nada –
-¿Cómo?... ¿No tienen miedo de que algo los muerda? – bromeó, le gustaba tanto jugar con sus víctimas.
Cuando se acercaba más a ellos, sintió que algo la agarraba por la parte de atrás de la ropa, la jalaron hacia atrás - ¡Hey! –
- Deja de fastidiar a los novatos, tonta – Haruko la sostenía mientras sonreía divertido, que poca fuerza de voluntad tenía Raisa. La chica pataleó para que la soltara. – Disculpen las molestias… Oh, la molestia
– la zarandeó – Pero me la llevaré para que no os joda más –
Antes de que los chicos pudieran decir algo más, Haruko se dio la vuelta y arrastró a la vampiresa fracasada con él. Le gustaba molestarla… Pero era más porque necesitaban que ningún humano estuviera enterado de eso todavía. Quizá ella se había molestado… Estaba callada… Jamás había estado con Raisa en algún lugar mientras ella estaba callada, debía tratarse de un milagro - ¿Moriste? –
Ella no respondió, cruzaba los brazos sobre su pecho, bufando enojada… En verdad tenía tanta hambre… ¿Por qué nunca la dejaban divertirse?, ¡al menos alimentarse!.
-Tienes que entender… No podía permitir que arruinaras lo que el director ha estado planeando desde hace tanto… - encogió los hombros y la soltó, dejándola sentada en el suelo – Puedes tomar sangre del refrigerador –
Bufó de nuevo, sin levantarse… No era lo mismo beber esa sangre fría y pasada, cuando mordía a alguien… La sangre salía calientita… Y si era un chico, la calentaba a ella de paso. Como si adivinara lo que estaba pensando, el chico le dio un golpecito en la cabeza.
-Pervertida –
- Cabrón-
Volvió a reír, tenía que admitir que esa actitud berrinchuda suya… Era demasiado graciosa - ¿Entonces por qué no me muerdes a mí? –
Lo volteó a mirar asombrada, ¿hablaba enserio?, ¿iba a dejar que lo mordiera? – Perderás fuerzas –
-¿No quieres? – hizo un gesto, restándole importancia, se giró y comenzó a caminar para dejarla atrás. Momentos después, sintió que ella lo abrazaba por la espalda – Oh… ¿Si? –
…
-Vamos Lis, muévete – exigió la castaña, estaba harta de tener que ir al paso de su amiga que se detenía a mirar cada detalle, cada rasguño en las paredes… Ella estaba muy impaciente, sentía que no podía esperar mucho tiempo – ¡Mira!, ¡helados! – Mintió, señaló hacia adelante y como si fuera algo increíble, Elisabeth despegó sus ojos de las paredes y corrió hacia donde ella le señalaba - ¡Hey!, era una broma – se burló.
-¡Ya lo sabía! – giró la cabeza para mirarla, sacando su lengua, sin dejar de correr.
¡Plash!. Alice se acercó a trote, preocupada, Lis se había dado de cara contra otra persona que venía, su amiga había caído, pero el otro no. Cuando llegaba, el chico castaño ayudaba a que la tonta se pusiera en pie. – Es mi culpa – murmuró – Venga, Lis, pide disculpas –
No lo hizo, estaba tan ocupada mirando al chico que sonreía y le sostenía las manos todavía.
-¿Por qué estabas corriendo?- preguntó el chico, Elisabeth se sonrojó y soltó sus manos – Estaba jugando con ella – señaló a Alice, aun los miraba con curiosidad – ¿Te ha dolido algo? – preguntó, a pesar de que ella habría recibido el impacto en el rostro, tenía la nariz roja.
Negó, mirando a ambas chicas, estaba tan interesado… No se había encontrado antes con un humano y… Eso era lo que había estado buscando en sus vueltas por el lugar – Soy Evan – soltó, las miró con más intensidad, obviamente pedía que ellas también le dijeran su nombre.
Al ver que la otra no planeaba dejar de mirarlo como si se tratara de un ángel caído del cielo ella se adelantó – Ella es Elisabeth – se señaló a si misma – Y yo Alice -
Ta~
Ya sé que no es la gran cosa, pero ahora, gracias a las vacaciones los dejaré más seguido e intentaré no hacerlos tan... Blá.