Y en ese momento comenzaron a perseguir a Gakupo. Parecían que todos estaban metidos en el juego del Pacman.
Meian se reía porque había vuelto a los viejos tiempos, que de alguna manera, los extrañaba.
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—Lo hecho, hecho está — siguió bebiendo su refresco. Él no tenía idea de cuánto la lastimaba siendo como era. Corazón de cordero poseía ella.
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—¿Cómo antes…?
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—Se leer las estrellas — parecía que se había vuelto loca , pero hizo conducir a su chofer hacia el lugar en donde la habían llevado los gemelos hacía un tiempo atrás , a ese lugar lleno de cerezos.