—Y estaremos siempre ahí para recordártelo…
Unos días después Meian recibió una llamada de parte de Kokone. Al enterarse de la noticia, se puso muy alegre porque tendría su primer sobrino. En eso pensó en Kanade, que debía buscarle una novia que le aguantara la cara de amargado que tenía.
— ¡Gakupo! ¡Gakupo! — Se dirigió corriendo hacia él — ¡Tendremos a nuestro primer sobrino! — exclamó contenta sin decir quién era la madre del niño en espera.
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— ¡Eres un idiota! — le gritó dándole un tremendo cachetazo — ¡No vine antes porque he estado cuidando de mi hermana enferma que en vez de parecer una persona se asemeja a un zombie y cuando le hablas pareciera que está flotando en una neblina! ¡¿Sabes lo que es ayudar a tus padres cuando una niña delira con ideas de muerte todos los días?! ¡Egoísta! ¡Desconsiderado! ¡Maldito! ¡Vete al diablo! ¡Ahora te vas a tener que buscar a otra porque no pienso estar con un egoísta! — Le estaba cortando. Agarró bruscamente a Oyuky de la mano y se la llevó con ella, dando un portazo.
Meian rió.
—Lo siento, de seguro quiere bailar.
—Ahora escuchamos la devolución del jurado — continuó el conductor.
Eran cinco jueces.
La primera en hablar era una mujer ya algo avanzada en edad y media gorda.
—Gakupo y Meian, buenas noches — se acomodó los lentes — Meian, me encantas. Eres la chica esa de barrio a la que todos cuestionan y a ti te importa un carajo lo que digan, luego de enchincharte jeje… Y tu un galán que supiste como manejarla bien a ella, que no es bailarina. Ambos son una pareja que me encanta — puso un diez.