Al día siguiente despertó con un dolor de cabeza horrible. No podía siquiera abrir los ojos porque la luz le fastidiaba de sobremanera. De memoria, agarró un fármaco para el dolor de cabeza que estaba en el cajón de la mesita de luz y se lo tomó. Esperó un rato hasta que se le fue el dolor. Aun así mantenía cierto malestar estomacal. Y la garganta le ardía, pues lo que había tomado la noche anterior fue una bebida demasiado fuerte.
Se sintió bastante ligera. Cuando se vio estaba desnuda… y con chupetones hasta por las orejas. Es más, pensó que se había golpeado.
—Incluso hasta en los pezones me golpeé (xDD)—dijo en voz alta con un puchero en el rostro.