Las tres en un santiamén se pusieron más serias que nunca y soltaron el pastel, cayendo este al suelo.
-¡A LA HABITACIÓN DE GAKUPO! – Miku pegó un grito guerrero y las tres lo pasaron por encima literalmente, subiendo las escaleras hasta llegar a la habitación. Solo había un revoltijo de sabanas, pero no se encontraba nadie.
-Si papi, está todo bien. Me estoy divirtiendo mucho – sonrió abrazándolo con cariño – El paseo por aquí está muy lindo también. Me gustaría venir más veces.
Suspiró – está bien. Te haré caso, pero vas a ver que no tengo nada.
Llegó la ambulancia y la trasladaron. Le hicieron todos los estudios correspondientes, pero su mal solo era del tipo emocional y psicológico.
-Al parecer alguien ha pasado por un estrés muy grande – el médico miró de reojo a Meian –Aun así el bebe está en perfectas condiciones. Felicidades, por cierto. Cuide más ese estómago que se le puede formar ulceras de los nervios.
-Gracias Doc. Y si , lo cuido lo mas que puedo… - se acarició el estomago con ternura.