-No puedo hacer eso… debo trabajar. Además mi novio me protegerá – señaló a Taito con el pulgar como si nada.
-Aun así corre peligro. Usted y sus allegados.
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Grace se había levantado y vestido con una camisa blanca, una falda formal azul con detalles bordados en hilo de oro y un pañuelo de seda rojo que adornaba su cuello. El cabello lo tenía recogido en un rodete, como acostumbraba a hacerlo.
Estaba tratando de ganarse la confianza de los sirvientes y los trataba con suma amabilidad y bondad.
-Bien. Necesito que pongan una pequeña mesa cuadrada tipo de campo, si es que hay en esta casa, en el jardín bajo aquel árbol de allá afuera. Luego sirvan sándwiches con una jarra de jugo de naranja y leche por las dudas. Les agradecería mucho – sonrió. Planeaba hacer sentir al hombre que odiaba con todas sus fuerzas como en casa, porque se veía que era bastante solitario y se aprovecharía de eso creando un ambiente familiar.