Meian salió por la puerta de emergencias trasera del lugar, donde era privado y los medios no podían entrar. Su seria mirada se desvaneció, y sus ojos se cubrieron de lágrimas.
Había hecho lo más estúpido en su vida. Se juró a si misma que iba a conquistarlo no importa cómo, pero lo había alejado aun mas.
Se cubrió la cara con ambas manos y camino confundida en dirección a donde estaba Shoune.
Los pudo divisar a ambos… ¿Akaito?
-Shoune-chan, porque estás con Akaito? – dijo con la voz temblorosa. Se dio cuenta de todo y le dio un puñetazo a Akaito en medio del rostro – Eres un maldito degenerado. Ya me han advertido de ti.
Akaito se agarró el rostro. Era como si le hubieran estampado un ladrillo en la nariz.
-Así que ese imbécil ya te ha soltado. No tiene los huevos para conquistar a una chica. Y mi hermano sigue siendo igual de idiota, al igual de quienes lo rodean - se alejó de Shoune.
-¡CÁLLATE! - le dio otro puñetazo. Esta vez, lo tomó de los pantalones y le robó el celular del bolsillo - ¡Vete! ¡Vete antes que te mate y destripe tu inmundo cadáver!
Viendo que hablaba en serio, Akaito la fulminó con la mirada y se retiró velozmente. Se fijo la hora en su reloj y vio que no faltaba mucho para que Zatsune llegara.
Histérica, Meian marcó el número de la casa de Gakupo.
-¡Lo siento! ¡No debí reaccionar así! - comenzó a lloriquear - Soy tan tonta... tendría que no haber hecho caso. Lamento si te hice sentir mal. ¡GAKUPO, CONTESTA EL JODIDO CONTESTADOR AUTOMATICO! - gritó llamándolo por primera vez por su nombre.