-¿Cómo si no hay otra? Aparte debo devolver esa cosa , no pienso gastar más – esta vez hablaba de la bicicleta.
-Es mejor coquetearle a tu futura esposa, ¿No crees? – le sacó el espejo. Barrió toda la mata de pelo del piso – Meian, puedes vender el cabello por kilo, te pagarán bien porque es un color exótico – se rió entre dientes.
-El dinero será el único consuelo que tenga porque mi marido no me coquetea a mi – se hizo la víctima.
-Papi, no te vayas. Quédate conmigo… - quería que durmiera con ella para que la protegiera de sus malos sueños.