-De acuerdo. Por cierto, Luka-san está ahí solita. La voy a ir a saludar. – se retiró.
-Kokone, adentro en el salón hay muchos dulces.
Kokone se bajó enseguida de los brazos de Gakupo y se fue corriendo hacia el salón a buscar todo tipo de postres.
-Ah, mi amor, tengo miedo. No quiero que nadie más sepa del bebe ¿De acuerdo? Hubiera preferido quedarme en casa mientras me acariciabas el vientre y yo te mostraba la ropita que compré.
--
-Cada uno actúa a su conveniencia, tipejo.
De pronto Grace se acercó con sigilo y su típico paso seductor.
-Buenas noches, querido – agitó elegantemente una copa de vino en su mano. Sonrió con su encantadora e irresistible sonrisa.