Miku oyó el timbre. No despegó de su oreja por ningún momento el teléfono, pero si se encargó de abrir amablemente la puerta, llevándose una gran sorpresa.
Firmó lo que tenía que firmar, luego le dio un autógrafo al sujeto, y cerró. Al leer la nota se le llenaron los ojos de lágrimas, sin evitar que se le cayeran algunas.
Agarró otro de sus celulares, y manteniendo el que agarró en un principio entre su cara y el hombro, empezó a escribir un mensaje para Kaito.
“Gracias por el hermoso regalo, es verdaderamente muy bonito. No me lo esperaba después de lo que hice… perdóname a mí por eso, lo siento, estoy verdaderamente arrepentida. Fui muy egoísta.”