-¡No me cortes , idiota! - le gritaba al telefono desaforada una vez afuera del hospital.
Se cansó de dar vueltas y vueltas por varios lugares buscándola con todo el empeño del mundo , pero seguía sin aparecer.
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-Esto es obra del señor extraño- se rió Kokone , a pesar de estar envuelta en una oscuridad espantosa. Pero no tenía miedo.