Dentro de la compañía, todos los encargados iban y venían por los pasillos, más o menos corriendo. Los representantes hablaban con tres celulares juntos, las secretarias llevaban papeles a las oficinas, los cadetes ordenaban ciertas cosas…
El representante de Meian estaba enloquecido, con un nudo en la garganta. Los hermanos de su “ahijada” eran unos completos demonios. Lo peor es que no encontraba por ningún rincón del edificio al vocaloid que necesitaba.
Hasta que abrió la puerta de un estudio, donde estaba él tocando el piano y cantando Soul.
-¡AL FIN! – Exclamó tirándose de rodillas al piso, interrumpiéndolo – Leon, necesito que me hagas un favor…
-Leon – susurró Kokone a lo bajo, emitiendo una risita.