Haru no le importó que alguien mas hubiese llegado, se abrazó mas a Oli.
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Kiyoteru los encontró, estaban atascados en un gran charco de fango que era tan escurridizo como la arena movedisa, los caballos estaban de pie, pero les costaba zafarse, Frosty estaba acostado lo cual era muy mala señal.