No podía calmarse de ninguna manera, llevaba buen rato ahí, en la lápida se leían dos nombres, los dos terminaban en Sinleilo. No soltaba a Oliver por nada.
-Haru...- pensó Cristal, pero no dijo nada.
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Se limpió las lágrimas, ni el mismo supo como fue que lo subió al caballo para luego subir el, lo llevó rápidamente hasta el rancho, los gemelos se sorprendieron al verlo, lo bajaron y lo llevaron a una habitación, él sabia que caerse de un caballo, mas aún de esa manera, era peligroso, le indicó a uno de los gemelos que llamara a su vecino que era médico.