Artemis solo miraba todo en silencio. Como se sintió ignorada, prefirió irse a hacer de las suyas.
Se metió dentro de un armario y comenzó a buscar algo para jugar. Encontró pelotitas para el árbol de navidad y como brillaba como si fuera oro, las hizo rodar hacia la luz que daba desde una ventana.
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—De rodillas esclavo— pidió Meian.
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Al día siguiente, Oyuky fue hacia los camerinos general de chicas. Entró junto con su hermana.
Enseguida las niñas de allí se voltearon y empezaron a gritar de emoción a ver a su idol, Sakura.
—Hola, no tienen que gritar por mí, sino por mi hermanita — Se las presentó a las chicas. Más de una puso cara de disgusto al ver a Oyuky, pensaron que tenía ventaja por ser la hermana menor de una estrella pop.
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—Soy perra todo lo que quiero — volvió a patearlo, pero esta vez moviendo la mesa.
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—Konen es malo conmigo y Tomoya también. ¡Y no te hagas el dormido, feo! — Se lanzó encima de Konen y lo mordió.