Sentados en el salón de clases, casi al final de la jornada, yo estoy adelante y tu atrás.
Desde la lejanía siempre nos contemplamos en secreto, sin decir una palabra, un pequeño mísero susurro.
Cada vez que chocamos miradas, la desviamos, como si fuéramos a lastimarnos mutuamente.
Una vez rozamos nuestros hombros en el pasillo, aquella vez en el recreo, un día maravilloso de verano, donde el sol destacaba cada mechón rojizo característico de tu sedoso cabello.
Tú volteaste, sin saber quien había sido la persona que se atrevió a rozar tu pálida tez de porcelana, dejando en evidencia la curiosidad que sentías con solo el reflejo de tus grandes ojos color canela.
Cuando me descubriste, un tono rosado adquirió tu piel, más que el que adorna tus mejillas como de costumbre.
Te alejaste rápidamente. Yo me quedé observándote en la lejanía de los bulliciosos pasillos, admirando tu figura.
Esta tarde, me volví por impulso, como si hubiera escuchado una voz que me ordenò un : “voltéate”
Y era ella… con su eterna mirada silenciosa y tímida, inspeccionando la mía.
Sonrió dulcemente con los ojos cerrados y se sonrojó.
El mejor y último día de secundaria.
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Relato rosa que dije que iba a hacer.
No fue mala idea… cada palabra fluyó por mis dedos como el agua misma.
Agradézcanle a Gakupo, el Vocaloid más…. Atractivo cof.