Ah .-.
Yo tenía esperanzas de que más de ustedes postearan... vagos! D.
Pero bueno aquí el capitulo 1~ :3 Capitulo I
No conseguía dormir, las pesadillas aparecían en el momento que cerraba mis ojos y la simple idea de ver esos ojos carmesí era aterradora. Sin embargo no me atreví a pensar que tuviera que ver con Alex, aunque Romina insistiera yo prefería no aceptarlo. Pensé en Romina, ¿Cómo estaría?, ¿Acaso sus sueños no serían una excusa para lograr dormir?... ¡Claro que si!, ella en realidad estaba más asustada que yo, por que a mi me consolaba la idea de imaginarme abrazada a Alex… Sacudo la cabeza, ¡Dios mio!, ¿Cómo puedo estar pensando en eso?
El teléfono comienza a sonar, no estoy segura de si debería contestar, aun así me incorporo sacando las sabanas de encima mio, descalza, salgo de la habitación y miro de lejos el teléfono su timbre infernal me pone cada vez mas nerviosa pero finalmente contesto.
-Alo- Suspiro aliviada al escuchar la voz intranquila de Romina -Alice-
-Si, si-la escucho tartamudear, nerviosa intento calmarla -¿Que pasa?-
Me habla sobre Rostombe, me relata sus temores encontrados recientemente, no se como tranquilizarla y empiezo a desesperarme. Jamás la escuche así, hablando rápido como si temiera que alguien pudiera escucharla. Al final, le prometí que estaría en su casa en menos de lo que me esperaba y de esa forma me vi obligada a vestirme de forma decente y subirme la cremallera hasta el cogote.
Estaba segura, sabía que no había un lugar más seguro en la noche… que un pueblito con sus habitantes madrugadores, y como era ya tarde, suponía que no habría ni un alma en las calles, me equivoque… y lo supe cuando vi que alguien descansaba en un banco del parque, me quede mirándolo extrañada, sin preguntarme si el se sentiría incomodo bajo mis ojos y sin considerar que fuera peligroso, me acerque a él.
-¿Esta usted perdido? – Fue lo que le pregunte, lo que se me ocurrió que tal vez le ocurría – ¿Puedo serle de ayuda? –
Ojos carmesí, los volví a ver… sin embargo no entre en pánico y observe a Alex, incluso olvidándome de parpadear, me sentí obligada a sentarme a su lado, ¡Que tonta que soy!
-¿Cómo estas? – me pregunto.
Demonios, demonios, ahora comenzaba a ponerme nerviosa y mirar hacia mis zapatos para evitar mirarlo – Bien… si, eso creo – era algo molesto no saber como actuar con él, apenas me sabía su nombre. Sentí que me tomaba por la cintura y al levantar el rostro lo observe asombrada… y como no, atontada. No logre preguntarle nada, acerco su rostro al mio y sonrió, antes de que yo me pusiera de pie bruscamente
– Tengo que ir a un lugar – seguro estaba roja, no me esperaba que alguien con quien apenas había cruzado unas palabras se acercara tanto.
-Te acompaño – ofreció, pero yo estaba segura de que Romina no lo dejaría entrar ni por que yo me arrodillara rogando, ¡Y no lo iba a hacer!
- No te molestes… tengo prisa y… -
-¡Es peligroso! – exclamo, me sorprendí aun más gracias a la interrupción, no me atreví a contestar en negativo a tal petición, así que asentí tímidamente. Me gustaba su presencia, pero no podía llegar a casa de Romina acompañada de la causa de sus escalofríos y por muy atractivo que fuese mi acompañante… tenía que evitarlo de alguna forma. Cuando me propuse a mirarlo… note que el hacia lo mismo, y sus ojos me atravesaban similares a un cuchillo afilado, trague saliva algo incomoda.
-A lo mejor conviene más que llegue yo sola, no quiero molestarte – insistí, cuando faltaba ya poco por llegar a la casa de mi amiga. Entonces, antes de que yo pudiera enterarme sobre que clase de situación me encontraba… me tomo por el brazo y me empujo contra uno de los muros de alguna casucha, obviamente hubiera intentado forcejear para soltarme de tal cosa, pero estaba fundida mirando a sus ojos. Me sentía como una idiota, incapaz de hacer algo contra el chico, quien sujeto mis dos manos sobre mi cabeza.
-¿Sabes que podría patearte? – pregunte, algo repelente y alegre de que hubiera reaccionado de alguna forma.
-Eres incapaz de eso – dio como respuesta, cuando con su mano libre me tomaba bruscamente por el mentón y levantaba mi rostro – Disfrutare de esto… - tal tono seductor volvió a dejarme sin palabras, y después de soltarme la cara intento colar su mano entre mi suéter, cuando sentí su fría piel cerca de mi ombligo me estremecí y di una sacudida violenta.
Temo decir que eso no sirvió de nada, por el contrarió… el me golpeo contra la pared con brutalidad, por lo que solté un alarido que él silencio sellando mis labios con los suyos. ¡Mierda!, lo que hubiera dado por que eso fuera en otra situación, no perdía nada con soñar… ¡Pero así no era como lo quería!.
Escuche un gruñido y caí de rodillas al piso, tomando aire como si jamás hubiese respirado. Y cuando se me antojo mirar note que Alex estaba luchando contra algo que tenía encima, algo peludo y con cuatro patas… ¿Un perro callejero?... No, no… era demasiado grande…¡Un lobo salvaje!, o al menos eso creí hasta que se incorporo en dos de sus patas y en un abrir y cerrar de ojos resulto ser un muchacho el cual jamás había visto. Restregué mis ojos absorta y cerré la boca antes de que lograra entrar una mosca o algo por el estilo. Alex sangraba, pero yo no tenía el valor para acercarme, fulmino con la mirada a el chico-perro, me dedico una sonrisa y se alejó luego de darnos la espalda.
-¿No te hizo daño? - me pregunto, cuando ya diferenciaba su cabello azabache y sus ojos oscuros, sacudí la cabeza como hacía horas… empezaba a odiar mis gustos y a mi detector de chicos atractivos.
-No… estoy bien, gracias – respondí dudosa, nunca había pasado por algo así y estaba nerviosa, ruborizada probablemente. Cuando se ofreció a acompañarme no pensé siquiera en negarme, estaba muy agradecida con él y obligaría a Romina para que lo dejara entrar… y no… no pensaba preguntarle nada sobre su lado animal (?). Mantuve toda la distancia posible, y me arrastre aliviada a la puerta de la casa grande en donde residía Romina. Rogaba por que no tardara y golpeaba sin descanso la puerta, no quería mirar al chico… hasta prefería arrancarme los ojos…creo. Cuando la puerta se abrió dándome paso, me arroje sobre Romina y la estruje con todas mis fuerzas.
-Alice… no puedo respirar – fue lo que oí y la solte, a punto de llorar de alivio, pero claro que ella no estaba feliz… con un gesto de la cabeza señalo al chico.
-Oh… él es… - no, no le había preguntado su nombre –Bueno, me ayudo en un asuntito – reí nerviosa y empuje a Romina dentro, indicando al chico que nos siguiera con toda confianza(?), me tumbe en el primer sofá que encontré en mi camino y volví a mirar al chico - ¿Cómo te llamas? – pregunte.
-Sly – respondió sentándose tranquilamente en una de las sillas mientras que Romina lo miraba con desconfianza, como si creyera que en cualquier momento podría transformarse en un dragon y nos tragara de un solo respiro, y eso que ella no lo había visto como yo lo hice.
-Sly… ¿Qué eres? – continué el interrogatorio al ver que Romina me miraba indignada de mis bajos modales de señorita.
Pero él sonrió despreocupado, una pequeña sonrisa que apenas notamos – No se si estés lista para escuchar la verdad – fruncí el ceño ante tal respuesta odiosa y fingí no haberla escuchado.
-Me encontré con Alex – dije a mi amiga, quien se sentó a mi lado y me miro aterrorizada – Tuve problemas con él, pero gracias a Sly estoy ahora en tu casa –
-¡Te lo dije! –Exclamó a todo pulmón mientras que yo suspiraba – Sabía que… ese… ese –
Agite una de mis manos frente a ella para que se calmara, en verdad llegaba a ser un poco preocupante su nerviosismo o sus ataques de pánico – Pero todo esta bien – añadí, volví a mirar a Sly - ¿Qué eres? – le volví a preguntar, creyendo encontrarlo con las defensas abajo.
-Un hombre lobo – contesto, Romina se llevo una mano a la boca y yo estalle en carcajadas fingidas.
Ahora me pregunto…
¿Estaría diciendo la verdad?. ---------------------------------------------------------------------------------------------------
Eso fue feos, perdón! akdkasd xD