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Autor Tema: Gente Interesante.  (Leído 4581 veces)

Georgie Desconectado
« en: Agosto 29, 2011, 10:39 pm »

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Gente Interesante.
« en: Agosto 29, 2011, 10:39 pm »
Hola!! Soy nueva y este es mi primer Fanfic, espero les guste. Espero les guste y me dejen comentarios jeje

Sin mas, les dejo con Gente Interesante.



Gente Interesante.


No se porque razón, simplemente mi corazón me indico un caminar, seguía un instinto normalmente ciego. Pero, por una vez en mi vida quería hacer algo que no haría jamás, aquello que tantas veces leí en los antiguos libros de la biblioteca, aquello que en las películas veía, una libertad de mente y cuerpo.

La estación de trenes se encontraba frente a mi de fachada simple, camine de nuevo adentrándome lentamente sin temor de parecer turista, creo ya no me importaba aunque haya vivido tanto tiempo en esta ciudad jamás me aleje de la casa ––no era que me dejaran –– Estudiaba, y vivía en el mismo lugar, oscuro, y sin vida. La estación de trenes era amplia y hermosa; simple y elegante, camine hacia las taquillas que en forma de circulo vendían las muchachas los pasajes, espere una pequeña fila, mirando disimuladamente todo y a todos, cuando mi turno fue la mujer me pregunto: ––“¿Destino?”


––El primer tren que salga ––Respondí mirándola, cosa que parece le incomodo. Y mirando las libretas contesto.
––El próximo sale en cinco minutos y solo queda en la tercera clase ––Dijo mirándome, yo asentí con una pequeña sonrisa, cosa que ella me contesto con otra mas alegre que la mía, marco algo en su libreta y me entrego un pequeño papel de color vinotinto, con letras blancas –– Por allí se entra al anden ––Dijo señalándome unas escaleras de hierro. Asentí, y le deje el dinero, camine hacia las escaleras un paso tras otro, balanceando el peso de mi cuerpo para subir tales escaleras decoradas de colores extravagantes, amarillos, rojos, verdes.


El ultimo escalón y el paso a un corredor atestado de hombres y mujeres de un lado a otro, algunos entrando en alguna puertecilla del tren, otros despidiéndose, y yo mirando maravillada tan bella maquina, con un color metálico azul, grande y majestuosa; me hubiese quedado mas tiempo observando de no ser por el pitido del tren avisando la partida, corrí mientras el tren arrancaba, escuchaba a las mujeres despedirse a los niños saludar, antes de sujetarme de una de las Hazas de la puertecilla, montar un pie dentro del tren y perder el equilibrio cayendo a dentro del tren.

––¿Se encuentra usted bien Señorita? ––Frente a mi un hombre vestido de traje azul marino, una boina del mismo color con una franja amarilla. De ojos amables y procurados, piel pálida y unos ojos de un bello color miel. Asentí y el me dio la mano cual tome torpemente, me alzo y yo me arregle la falda limpiándola también.

––Gracias ––Dije cortésmente subí mi mirada y el sonreía alegre –– Emm… ¿Donde es la tercera clase? –– El sonrío y me ayudo a llegar.
––¿Tiene el boleto? ––Me pregunto a mitad de un pasillo y yo asentí ––Me lo enseña, por favor –– El retrocedió unos pasos, mi mirada era fría.
––Consíguete tu boleto ––Le espete y seguí caminando, hasta que escuche una estridente risa tras mío. Voltee la cabeza y lo vi riéndose de mi –– ¿Que? ––Espete.
––Es mi trabajo ver si los boletos son genuinos ––Así que el era el que chequeaba si había polizontes. Suavice la mirada y de entre mis guantes saque el pequeño papel color vino y se lo entregue.


Mientras el veía cada detalle de dicho papel, yo miraba por las ventanas del vagón del que seria la segunda clase, quienes ni miraban a los que en medio de su pasillo estaban. Veía el paisaje cambiar segundo con segundo.

––Correcto ––Dijo y yo despegue la mirada del paisaje y lo vi con una gran sonrisa ––Ten cuidado en atravesar la puerta ––Dijo y yo seguí por mi anterior camino, junto a el siguiéndome, seguro a revisar los boletos de los demás.


Abrí la puerta de hierro y de inmediato la cerré y un pequeño grito de exclamación justo de tras de mi escuche una pequeña carcajada y un “Te lo dije” El chico se me adelanto abrió la puerta y salio, cruzo el pequeño paso al otro vagón, abrió la siguiente puerta y me estiro la mano, la cual tome con torpeza nuevamente, me jalo con fuerza y me adentro al vagón. El salio a cerrar la puerta del vagón de segunda clase y luego se adentro al vagón con una sonrisa picara, yo le ignore y camine observando por un puesto libre hasta que lo encontré, cerca de la ultima puerta justo al lado de una pequeña ventana. Me senté, estirando mi larga falda por detrás con la espalda recta, empecé a estirar cada dedo de mi guante blanco izquierdo para luego poder sacarlo con más facilidad. Me recosté en la ventana cerrando los ojos.


––Gracias ––Susurre, y medio abrí los ojos encontrándome al hombre que me ayudo a subir, a encontrar el vagón, a cruzar los vagones y a encontrar un puesto. El abrió los ojos con sorpresa, pensaría estaba dormida, yo le sonreí suavemente como solía hacer y el asintió y murmuro un “No fue nada” y se fue al vagón de segunda clase; cerré mis ojos nuevamente mientras escuchaba los sonidos de mi entorno, las risas de los niños, las mujeres conversando entre si y los hombres con ellos mismos.


Escuche la puerta abrirse una vez mas, y luego cerrarse, abrí levemente los ojos y frente a mi encontré un hombre viejo, un anciano que me sonería tiernamente, sus ojos eran aguamarina y su piel estaba levemente bronceada, su pelo ya era blanco, y vestía con un viejo palto de color beige.


––¿Me puedo sentar? ––Pregunto suavemente y mirando a nuestro alrededor asentí e indique el asiento que a mi lado izquierdo se encontraba. El anciano se sentó y coloco un maletín negro y desgastado en su regazo aun sonriendo me miro ––Me llamo Clementin ––Susurro dándome la mano la cual tome y el beso el dorso suavemente.

––Alicia –– Dije con una sonrisa suave, asintiendo. Su mirada se endulzo aun más.
––Justo como “Alicia en el país de las maravillas” ––Yo asentí ––El libro favorito de mi adorada Carmine ––Dijo con una sonrisa hermosa mirando al techo del vagón como si fuese el cielo.


Lo deje ser y volví a mirar el paisaje que me dejaba ver la pequeña ventana. El verde era predominante, de tonos claros y oscuros, que se entremezclaban maravillosamente con el azul del cielo.


––Me dirijo a Snow Fairy ––Me dijo suavemente el anciano Clementin ––¿Y tu pequeña?
––Donde me lleve mi ciego instinto ––Dije mirando aun por la ventana. Sentí como se movía el asiento junto a mí. Voltee y vi como su mirada era de sorpresa, yo solo le sonreí levemente y achine un poco los ojos ––Bajare en el primer lugar en donde se detenga el tren ––Conteste y escuche la gran carcajada del hombre a mi lado.
––¿Sabes? –– Me pregunto y yo le seguí mirando, el bajo la vista al maletín que sostenía en su regazo y lo acaricio levemente ––Hace mucho conocí a alguien como tu –– Dijo con nostalgia.
––¿En serio? ¿Y que paso? ––Pregunte interesada.
––Bueno… Le conocí mientras compraba pan en la tienda de mi padre… –– Comenzó a relatar.



Flash Back
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La mañana era fría los pájaros hacían su canto matinal, despertando a aquellos que con el canto del gallo no lo hicieron, dando la bienvenida a recorrer el pueblo en busca de pan, leche, a las mucamas de las grandes casas, a los obreros a salir de casa. El panadero preparaba las masas mientras su esposa e hijos abrían y limpiaban la tienda, dando alegres bienvenidas a los clientes. Con el paso del los minutos el sol salía lentamente iluminando las calles del Valle de Ninunfas. Los gitanos se establecían en las plazas mostrando sus trucos y alegrando a los niños. Y en la plaza principal una princesa bailaba libremente siguiendo la música del sátiro, elegante y grácil, delicadamente volaba junto a los niños que junto a ella daban vueltas, sus ojos como son jades eran y su piel blanca como el mármol, sus cabellos marrones claros atados en una coleta baja, con un listón blanco, sus ojos reían al compás de sus labios. Sus ropas eran como las ropas de una odalisca, de amarillo claro.


El baile es detenido y aplaudido, los aldeanos monedas les lanzan como agradecimiento de una hermosa visión. Y con el paso del día, los gitanos obtienen su paga diaria, la cual dividen entre si, para saber quien compra que. Mientras otros limpian su lugar de estancia y otros preparan las comidas que aun quedan. Es así como hoy a los niños les toca la compra de pan, leche, y frutas.


La campana de la tienda suena, dando alerta de que un cliente nuevo entra, con pasos elegante pero vacilantes una joven de ojos jades entra, ataviada con una gran capa de color gris, pidiendo un poco de pan.


––¡Largo de mi tienda Gitana asquerosa! ––Y como muchas otras veces es empujada y sacada del local, porque muchos no aceptan el trabajo de un gitano, por ser diferente.
––Ve a la parte de atrás ––Logra escuchar la muchacha antes de salir por su propia voluntad.


Y por curiosidad se dirige a la parte trasera del local, escondiéndose por si acaso. Pero a los minutos sale un chico de cabellos rubios y unos hermosos Aguamarina, y en sus manos lleva dos bolsa de pan, camina hacia la chica que sin darse cuenta salio de su escondite y camino hipnotizada a el.

––Toma ––Y le dio las bolsas de pan.
––¿Por que? ––Pregunta ella.
––Porque no te pude dar ninguna moneda cuando bailabas ––Le respondió apenado.
––Me viste bailar ––El asiente apenado rascándose la nuca ––Gracias, pero… ––El levanta el rostro y la observa buscar entre sus ropajes ––Toma ––Dice entregándole una monedas de plata ––Yo pago por un arduo trabajo ––Y sonríe ampliamente, mientras se da vuelta y se encamina a su hogar temporal ––Por cierto ––Se voltea y aun sonriendo, con sus mejillas rosadas le dice ––Me llamo Carmine ––
Y se da vuelta, moviendo consigo la capa.
––¡Clementin! ––Grita el chico.
––¿Que? ––Pregunta ella, dándose vuelta nuevamente, mientras el se arrodilla frente a ella y toma su mano, para besarle los nudillos.
––Mi nombre. Me llamo Clementin ––Dije con una sonrisa boba.
––Ah, mucho gusto ––Dijo cuando el se levanto. Quedaron segundos con sus miradas conectadas, hasta que el reloj de la torre indico que era tiempo de irse ––Es la hora de irme, nos veremos Clementin ––Le dijo para alejar su mano de la de el e irse corriendo a su campamento.




End Flash Back



––Conoció a su esposa. Su esposa es una gitana ––Dije con sorpresa y el me miro serio.
––Si era una gitana ––Dijo nostálgico pero dirigiéndome una severa mirada, yo solo baje la cabeza aguantando una risita.
––No malinterprete, yo no estoy en contra de los gitano ––Dije levantando el rostro y mirando hacia delante ––Después de todo, mi madre fue gitana ––Dije suave y quedadamente en un murmullo sutil ––¿Y como se casaron? ––Pregunte acomodándome en el asiento, para poder verlo mejor y no perder detalle. El sonrió tiernamente, me miro a los ojos y luego al paisaje que cambio a negro al entrar en un túnel.
––Después de aquel día detrás de la panadería de mi padre, la fui a visitar constantes veces al campamento. Conocí a muchas personas, había mujeres que se podían doblar sin romperse un solo hueso, músicos excepcionales, bailarines, pero la que mas me gustaba, aquellas que me hipnotizaba era ella. Hablábamos de muchas cosas, reíamos. Pero un día se tuvo que ir…



Flash Back



El crepúsculo se cernía sobre el cielo del pintoresco pueblo, Clementin trataba de deshacerse de su padre que no paraba de hablar, estaba desesperado por ir a ver a su Carmine. Luego de casi una hora pudo irse, pero cuando llego a su destino lo encontró vacío, grito el nombre de su amada una y otra vez, pero nada, cayo al suelo y lloro. Luego de unos minutos levanto la mirada y frente a el un árbol, el árbol donde cada día se sentaban a hablar estaba atado con un listón amarillo una carta, porque claro ella decía que los árboles estaban vivos, y no se les podría apuñalar clavándoles un cuchillo para dejar el papel fijo. Tomo la carta y leyó:


Mí querido Clementin:


Lamento partir así, pero no soy buena para las despedidas. Mi tiempo en este pueblo a sido el mejor, y todo porque te pude conocer, no tengo mucho que decir, pues lo único que dicta mi corazón que te diga son dos palabras, que sueño me correspondas.

Te amo, mi Clementin.

Posdata: Este listón me pertenece, pero ahora es tuyo. Hasta la próxima vez que nos veamos; así lo guardaras y me lo podrás devolver.


Tuya siempre.
Carmine.




End Flash Back



––¿Que? ––Pregunte con sorpresa.
––No me interrumpas ––Dijo con una sonrisa.
––Lo siento ––Me sonroje.
––Luego de ese día, trabaje fuertemente para mi padre y para otras personas en el pueblo, ganado dinero. Guarde el listón que Carmine usaba en su cabello en una caja bajo mi colchón y cuando llego la hora partí de mi pueblo natal en su busca. Fui de pueblo en pueblo preguntando y trabajando, para no perder el dinero adquirido… ––Paro de hablar y su sonrisa se ensancho al ver como los niños le ponían atención a su relato, algunas de las mujeres también le pusieron atención y uno que otro hombre no perdía detalles de lo que el mayor decía, claro disimuladamente ––Fue así como en un pueblo del oeste encontré a un grupo de gitanos.


Flash Back

––¡Fuera de aquí gitano! ––Empujaron a un joven de una tienda frutería. Clementin camino y tomo del hombro al estipulado gitano y le susurro un: “Espérame aquí” y entro a la frutería, pidiendo así unas seis manzanas, tres peras y cuatro melocotones. Pagándolos y saliendo, tomo del hombro al menor y caminaron al bosque, cuando a mitad de camino el joven sale del shock.
––¿Qué…? ––Le pregunta quedadamente al mayor quien le mira con una gran sonrisa.
––Nada.
––Pero… ––No, aun no salía del shock.
––Vamos, los demás deben de tener hambre ––Y así el menor siguió al mayor, quien al parecer se había perdido ––Oye ––Le llamo la atención al menor –– Creo que me perdí ––Le dijo sonrojado.
––Por aquí ––Dijo jalándolo de la capa, su cabeza estaba viendo el piso pero una sonrisita divertida escapaba de sus labios. Ese hombre estaba loco, pero era agradable. Fue cuando cruzaron una cortina de enredaderas y llegaron a un claro con un pequeño lago todo secreto para el ojos del humano ignorante ––¡Ya llegue! ––Grito el menor llamando la atención de los demás.
––Tardaste mucho, Peter ––Dijo una mujer mayor quien se dirigía a el hasta que vio entrar a otro hombre ––¡Intruso! –– Grito poniendo alerta a los guerreros del grupo. El aludido solo atino a agacharse, tirar las frutas y correr.
––Madame Silver ––Llamo la atención Peter. Recibiendo una severa mirada del mayor.
––¿Cómo te atreves a traerlo?
––Lo siento el fue el que se encamino al bosque luego de comprar las frutas, después que no me las quisieran vender ––Dijo mirando al mayor que corría por su vida, escapando de los gitanos que lo querían muerto, por decirlo de una forma.
––¡Rayos! ¡Madame Sesi! ––Grito Clementin, llamando la atención de la severa mujer. Y mirando con atención al joven exclamo un sonoro: ––“¡Clementin!”
––Ya niños dejen al pobre descansar ––Grito a los demás, dejando al pobre rubio en el suelo respirando agitadamente.
   


Los días pasaron, lentamente. Le explicaron a Clementin que Carmine ya no estaba con ellos, que su tiempo con ellos llego a su fin hace unos años, y que se fue a ninguna parte, se fue a donde el viento le indicara. Clementin se despidió de ellos y partió a un nuevo pueblo.


End Flash Back


––¡Pero yo creí que la encontraría allí! ––Exclamo una mujer sacándonos a todos de la ensoñación ––Lo siento, continúe.
––Es increíble como una persona puede crear esta atmósfera entre extraños ––Pensé para mis adentros.
––Por primera vez en mi vida, me subí en un barco, era un barco muy grande, hecho de madera de roble, me subí como trabajador, pues no podría costear un pasaje. Así que si yo trabajaba a cambio me darían asilo y comida hasta llegar a mi destino ajajá ––Rió, divertido ––Cosa que no fue muy fácil, constantemente fuimos interceptados por esos piratas de pacotillas ––Las exclamaciones de susto no se hicieron esperar, los niños callados escuchando como en joven Clementin aprendió a luchar cuerpo a cuerpo, con espadas; venciendo a los canallas piratas, como al vencer al capitán de un barco pirata, sin querer se convirtió en el nuevo capitán. Como fue que se convirtió en el Capitán de La spada d’Oro ¿Quién lo diría? El hombre a mi lado un pirata ¡Un pirata! ––Cuando encallamos en uno de los puertos secretos, bajamos y recorrimos el pueblo como simples civiles, recuerdo que me dirigí a un acantilado, aquel que estaba justo arriba de la cueva donde encallamos.



Flash Back


Caminaba aburrido al acantilado justo arriba de la cueva donde se quedaban y escondían el barco, al casi llegar a la sima en la punta se encontraba una silueta, la silueta de una mujer, una hermosa visión, sus cabellos de un color marrón claro se encontraban sueltos y bailaban junto al viento. Sus ropajes eran rojos como una manzana, caminó lentamente hacia ella y se situó a su lado sobresaltando a la joven.

––¿Puedo? ––Pregunto, refriéndose a estar a su lado. Aunque ya se encontrara allí.
––Claro ––Su voz era suave y aterciopelada.


Ambos en silencio mirando el mar, sin poder identificar donde terminaba o donde empezaba, mirando los delfines a lo lejos saltar y jugar entre ellos, como las olas se movían alterando la paz del mar, chocando entre si, dando un brillo mágico.


––Sirenas ––Susurro ella.
––¿Qué? ––Pregunto el con voz ronca.
––Este lugar ––Dijo y dio una vuelta completa, parada en su pie izquierdo mientras el derecho de depositaba en su rodilla; abría sus brazos y los subia mas arriba de su cabeza ––Son sirenas.
––No te entiendo ––Dijo para sentarse en el suelo con las piernas cruzadas.
––Eso jijiji ––Se sentó junto al desconocido ––Las sirenas que no son correspondidas al amar a un humano se vuelven escarcha de mar y es aquí donde una sirena deja de ser humana y se entrega al mar ––Dijo mirando el mar que lentamente cambiaba su humor y se movía aun mas ––Y ahora es mi turno.
––¿De que? ––Pregunto el rubio.
––De devolverle mi corazón al mar…
––¿De que hablas? ¿Eres una sirena acaso?
––No ––Negó con la cabeza ––Yo nací muerta y mi madre pidió a la diosa de la luna que me diera vida, la diosa me concedió un corazón que si latiera con la condición de que encontrara un amor que lo hiciese latir, pero, mi amor ––Dijo mirando al cielo ––Lo deje atrás hace muchas lunas, y creo que jamás lo volveré a ver ––Dijo y se toco su cabello.
––¿Cómo estas tan segura? ––Pregunto y tomando su cabello, lo acaricio mientras ella se quedaba tiesa. El saco de una caja un pequeño listón blanco y lo ato al final de su cabello.


¿Por qué cargaba con ese listón consigo? Pues lo dejaría al viento, se rendiría a encontrarla, dejaría que el viento se llevase el recuerdo de ella.


––Clementin… ––Susurro mientras veía el listo, lo volteaba a ver. A detallar sus hermosos ojos aguamarina, aquellos que siempre la hipnotizaron, sus cabellos rubios como el sol, su piel ahora morena por el calor del sol, ahora no era un niño frente a ella se encontraba un hombre fierro. El dejo de ver al mar y la volteo a ver y con una sonrisa se inclino. La tomo del mentón y plantó un beso suave, delicado, un beso casto.
––Este listón ya no me pertenece ––Dijo suavemente con los ojos entrecerrados ––Pero tu, tu siempre me has pertenecido ––Susurro y la beso de nuevo.



End Flash Back



El pitido del tren me despertó, mire por la ventanilla y vi a las personas moverse, el hombre llamado Clementin ya se había bajado según recordaba se bajaría en Snow Fairy y al parecer este era el primer destino del tren, mi tren, tome mis guantes corrí a la puerta; mientras el tren arrancaba, la abrí y justo en la puerta siguiente estaba aquel hombre que me ayudo a subir al tren. Lo salude con la mirada y salte a tierra antes de que comenzara a moverse más rápido el tren.


––¡Siempre retardada! ––Grito el hombre con voz animada. Y yo negué viendo el tren alejarse. Solo subí la mano levemente, me di la vuelta colocándome los guantes.



Esta estación era mucho más sencilla que la anterior, una hilera de asiento para esperar el tren, asientos de los que encuentras en el parque, un par de hombres durmiendo en ellas con sus maletas encadenadas a ellos. Camine mirando como todo se movía lentamente, como si de monotonía se tratase, salía de la estación caminando, un pies tras otro, derecha e izquierda, sosteniendo la larga falda de mi vestido, cuando pase por una panadería sintiendo el aroma.


Al adentrarme unas campanitas dieron el aviso de un nuevo cliente. El olor era aun mas fuerte que en la calle, me quede parada en la entrada sintiendo tan exquisito aroma. Un joven como de mi edad salio a mi servicio. Sus ojos eran negros, color muy raro de encontrar; cabellos rubios mostaza y piel blanca, me sonreía amablemente, yo camine hasta el mostrador.


––¿Te puedo servir en algo? ––Pregunto, yo alce la mirada y luego cerré los ojos.
––No tengo mucho dinero, pero tampoco quiero elegir. Así que dame lo que me convine más y que no cueste mucho ––Le dije y abrí lentamente mis ojos. Y le vi adentrarse en la tienda. Minutos después salios con una cajita pequeña de unos diez centímetros por diez centímetros de color rosa claro.
––Aquí tienes ––Me entrego ––Pero no la abras hasta salir ––Me dijo con una sonrisa cómplice. Ladee la cabeza hacia la derecha, sin entender el porque de su sonrisa, saque de un pequeño bolsito unas monedas y le pague. Luego de salir de la tienda abrí la cajita y me sonroje. Dentro se encontraba unos dulces de colores pero colocados en formas de que se parecían a mi a mi vestimenta. Lo voltee a ver por el cristal de la panadería riéndose fuertemente y luego de atrás del local salio un hombre canoso de ojos azules, muy parecido a Clementin, y darle un coscorrón por la cabeza, no pude evitar reír suavemente. Ambos miraron al frente por distintas razones, alce la cajita y asentí con la cabeza, me despedí.



Flash Back


––Disculpe pero, aun no se porque me parezco a su esposa ––Le dije al anciano.
––Porque Carmine fue un ave enjaulada en busca de libertad ––Me dijo El anciano Clementin.


End Flash Back







No se donde estoy, no se a donde me dirijo, me llamo Alice soy hija de una gitana, y estoy en un viaje en el que mi guía es un instinto ciego que jamás pudo guiar más que memorias.

Dorentyna Desconectado
« Respuesta #1 en: Septiembre 24, 2011, 07:53 am »

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Re: Gente Interesante.
« Respuesta #1 en: Septiembre 24, 2011, 07:53 am »
Preciosa historia. Preciosa
Me encanta como te expresas. Vivo, encantador y totalmente soñador.
No creo que sea tu primera vez. Oh santo cielo, escribes bien y no creo, en verdad que sea tu primera vez.
Pero bueno, mujer, sabes hacer esto mejor de lo que pensé y por eso quiero seguir leyendo más de lo que sabes hacer.
Espero que sea afirmativo.
Saludos
Sorry but you are not allowed to view spoiler contents.

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