6.
El hombre no contestó a Alecto, solo se limitó a quitarse el sombrero y sonreír. Sakura sintió como todas las terminaciones nerviosas de su cuerpo se sobresaltaban al ver aquella sonrisa demoníaca, ''puro mal'' pensó, quiso levantarse pero aquel sujeto acercó la pistola más hacia ella y no tuvo más remedio que quedarse quieta en su sitio.
Tras fijarse bien en su rostro descubrió que ni siquiera había llegado a la edad adulta, tendría más o menos unos diecisiete años, pelo corto negro, piel blanquísima y unos ojos rasgados de color borgoña, era un sombra pero había algo en su olor que no estaba bien.
Alecto se interpuso entre ellos dos y le enseñó los dientes al extraño.
-¿Qué mierda haces aquí, Akatsuki?-preguntó en un gruñido bajo.
-Pensé que te alegraría más verme primita.
¿Primita? Sakura miró con interrogante a Alecto pero la peli verde seguía manteniendo la mirada fija en aquel sujeto, los escalofríos le recorrieron con más fuerza al mirar con mejor ojo a aquel ser, no sabía de qué pero ella lo conocía y... le daba un miedo horrible.
-¿Y por qué tendría que alegrarme sucio bastardo?
-¿Ahora soy un bastardo? bien que llorabas mientras tu papá jugaba conmigo, le suplicaste que me dejase vivir.
-Sí, tenía dos años y no sabes cuánto lamento eso.
Los dos se taladraron con la mirada durante varios minutos.
-¿A qué has venido?
Akatsuki volvió a sonreír y esta vez Sakura pudo apreciar con toda claridad los dos inmensos caninos superiores, dientes de lobo. La mirada de Akatsuki se clavó fijamente en ella y Sakura sintió como el terror se apoderaba de su cuerpo.
-Ya sabes, asuntos familiares.
-Asuntos...familiares-jadeó la peli rosa, no sabía por qué pero tenía la certeza de que la respuesta no le iba a gustar nada.
-Me imaginaba que no sabrías nada pero no te preocupes a partir de ahora tendremos mucho tiempo para recuperar los años perdidos y presentarnos debidamente.
-No vamos a ir a ningún lado contigo, espero que lo tengas muy presente-le respondió Alecto.
-Sí, sí que lo haréis porque si no me liaré a tiros contra todo humano que pase, ¿sabes que les pasa a los vampiros cuando huelen un enorme cantidad de sangre, primita? no queremos que sobre vuestras mentes caiga semejante peso de conciencia.
-Serás-gruñó la sangre pura.
Alecto sintió una mano temblorosa posarse en su hombro y al girarse vio a Sakura, aterrorizada y con la otra mano sobre su vientre pero aún así la sujetaba con determinación.
-Iremos con él Alecto.
Akatsuki volvió a sonreír.
-Eso es, vendréis conmigo.
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No se oía ni un solo sonido en todo el jet privado, era como si todos los allí presentes se hubiesen quedado mudos como si realmente hubiese dejado de estar vivos y lo que quedaba de ellos no eran más que figuras de cera colocadas allí juntas por mero capricho. Antiguos enemigos ancestrales que ahora se entremezclaban en los asientos y que compartían el dolor por la pérdida de seres queridos, familiares, amigos...
Hinata giró la cabeza unos milímetros para encontrase a Naruto en la misma postura de hacía media hora, los ojos fijos en la ventanilla mirando sin ver las nubes que discurrían por debajo de ellos.
Esa noche habían muertos muchos conocidos de él, de hacía siglos, y sabía que eso le había afectado pero lo que más triste lo tenía eran los recuerdos, los recuerdos de aquella vida humana, tal vez no tranquila, pero si feliz y el hecho de que hubiesen mancillado su honor y el honor de ella misma. También ella estaba conmocionada, Naruto nunca hablaba con ella sobre cosas de su anterior vida y ella había dejado de preguntar pero tras esa noche sabía que no podían seguir así, si había algo que él hubiese hecho en el pasado y que le daba miedo o vergüenza contar ella no se lo recriminaría, solo quería conocer a la persona que quería y poder ayudarlo cuando se sintiese mal, porque sinceramente ahora con todo lo que estaba pasando no sabía cómo podía hacerlo, era cierto que conocía lo de sus padres pero aún así...
Cerró los ojos y se abandonó a sus sentidos, delante de ellos Tenten lloraba silenciosamente sobre el pecho de Neji quien la abrazaba en gesto de mudo consuelo. Detrás, Itachi se sentaba con Sai, el hermano de su amiga, y tras ellos Ino y Kiba. Nadie decía nada, nadie se movía, ni siquiera sabían a donde iban, el jet era de Itachi y era él quién había dado las indicaciones sin comentarles nada a ellos, y así habían pasado diez horas.
-Ya estamos llegando-dijo, rompiendo el silencio, haciendo que el sonido de una voz sonase extraño para todos.
-¿Ahora nos dirás hacia donde nos dirigimos?-preguntó Sai-llevamos diez horas sin saber a dónde demonios...
-A Roma-dijo clavando la mirada en el asiento de enfrente.
Todos los presentes miraron a Naruto pero él no se movió solo se limitó a contestar.
-¿A qué vamos allí?
-A por Demetrio-contestó el Uchiha.
Naruto asintió y cerró los ojos con profunda pena, como desterrando viejos recuerdos de su mente, luego los volvió a abrir y la miró sonriendo.
-Supongo que ya era hora de regresar a casa-dijo.
El nudo de tensión desapareció de la cara de Itachi, él sabía perfectamente lo doloroso que era para alguien volver al lugar donde había nacido y descubrir que lo único que compartía con su lugar natal era el nombre. Era muy doloroso ver que todo aquellos que habías conocido y que tenías por propio, tus vecinos, tus amigos, tus compañeros de ejército, las tabernas, tu casa... habían desaparecido y nunca más los volverías a ver.
Él mismo procuraba ir a Transilvania lo menos posible.
-¿Y en qué lugar de mi ciudad se encuentra ese desgraciado?-preguntó el rubio con un brillo asesino en la mirada.
Preguntaba no porque no supiese que lugar había escogido ese asqueroso para refugiarse, sino para oírlo y que el odio que había sentido hacia él desde hacía dos milenios reviviese con más fuerza, ese odio antiguo entre la relación de enemistad más antigua que existía en el mundo, el odio entre un romano y un griego traidor.
-En tu casa-contestó el pelinegro.
-Grandísimo hijo de puta-dijo rechinando los dientes-¿y qué cojones está haciendo allí?
-Jugar al teto, no te jode-rezongó Kiba.
-No te metas conmigo chaval que te juegas el porvenir.
Kiba iba a contestar pero Neji lo interrumpió con un gruñido, no estaban de humor como para tener peleas y mucho menos en un avión donde piloto y copiloto eran humanos.
-¿Crees que tiene allí su base?-preguntó Sai.
Itachi se encogió de hombros.
-Tú lo conoces mejor que yo Sai-sama, solo lo he visto dos veces y de lejos.
-Su centro de base está en Japón-dijo Naruto-Sasuke ha hecho varias visitas así que lo que tiene en mi casa no es una base, además...mi villa está en ruinas allí no podría ocultar nada.
Todos se quedaron en silencio.
-No tiene por qué ser una base-dijo Hinata de repente-yo...no sé nada sobre estrategias militares y lo único que sé de los sombra es que son lo peor del mundo pero por lo que decís es el hombre más orgulloso del mundo y...no sé, es una tontería.
-No por favor, sigue-rogó Sai-cualquier idea puede ser posible.
Hinata se puso colorada, la verdad le daba mucha vergüenza que todo el mundo se interesase por algo que ella iba a decir, nunca había pasado una situación como esa.
-Bueno, siendo como él es que haya decidido instalarse en la villa de Naruto no significa que vaya a instalar allí una base yo más bien creo que lo hace por provocación para demostrar que ahora él es más poderoso y que ha derrotado de cierta forma a uno de los más antiguos de los nuestros.
-Bien puede ser-contestó Naruto con una sonrisa-me odia porque durante nuestra vida humana yo derroté a su tropa griega y lo hice mi esclavo, quedándose mi casa es como un signo de victoria sobre mí.
En el asiento de adelante Tenten se removió y se reincorporó para quedar de pie frente a todos, Hinata ahogó un gemido al ver la cara demacrada de la peli café.
-Yo sé lo que está haciendo en tu casa Naruto, lo sé desde hace diez años-dijo, su voz sonaba cadavérica-¿podrás perdonarme?
El silencio volvió a reinar en todo el avión.
-Me he pasado mi vida entera ocultando casi todas mis visiones para evitar hacer daño a nadie pero me he dado cuenta que ni siquiera yo, que puedo ver el futuro, tengo poder suficiente para cambiarlo, así que a partir de ahora pondré las cosas claras, lo que Demetrio ha abierto allí abajo es lo más terrorífico que puede haber sobre la tierra.
-¿Y eso es?-preguntó Ino.
Tenten cerró los ojos.
-Hay ciertos rituales que se llevan realizando desde el principio de nuestra existencia y que no son...del todo ortodoxos, la mayoría de ellos se han mantenido ocultos durante miles de años y solo unas pocas personas los conocen-contestó-yo nunca he presenciado uno pero mis visiones son muy claras sobre ese aspecto, en esos rituales se hacen pactos con Lucifer.
-¿Qué estás diciendo?-preguntó Itachi atónito-¿sabías eso y nunca lo has dicho?
-Solo quería evitar problemas, además ¿quién me hubiera creído en esa época? para los vampiros de la Edad Media lo que decía una mujer era tan importante como lo que decía una vaca-continuó-además era joven y estaba muy asustada, lo poco que sé es que se necesitan diez años para preparar el ritual, el lugar que el convocante más odie y un sacrificio.
-Eso explica porque ese desgraciado está en mi villa, no quiero ni pensar lo que hará...
-Abrir una puerta, el hijo de puta va a abrir una puerta-rugió Itachi-nos ha estado engañando como a gilipollas.
De repente se levantó y agarró a Tenten por los hombros.
-¡Debías haberlo dicho antes! ¡Tú lo sabías todo y ahora...! oh, joder, tengo que hacer algo...
-A ver ¿qué mierda pasa aquí?-preguntó Kiba-esta mierda entre vampiros no va conmigo y tengo derecho a...
-Mira gilipollas-dijo Itachi-en cuanto ese imbécil consiga lo que quiere lo que menos te va a preocupar es si eres licántropo o vampiro ¿me entiendes? y ahora me largo a hacer un par de llamadas, esto lo cambia todo.
Itachi desapareció en el compartimento de atrás a la velocidad del rayo.
-Ya estás largando Tenten-exigió Naruto.
La peli café dirigió la mirada a todos los presentes, la matarían por ocultar todo aquello por no haber sido capaz de detenerlo desde el principio, por haber querido hacerlo todo sola... se merecía la muerte.
-Va a abrir una puerta al infierno, todo estaba calculado desde el principio, la muerte de los Serim, el anonimato de Sakura durante estos dieciocho años, que Sasuke y ella se conocieran, que ella se quedase embarazada...
-¿De qué estás hablando Tenten? ¿Qué tiene que ver mi hermana con eso?
-No solo tu hermana, tú, Akatsuki, nosotros, la familia Uchiha...hasta la Reina está siendo utilizada.
-Por Dios Tenten...-susurró Neji.
-Hace ya varios siglos lo vi todo, todas las maquinaciones de Demetrio para conseguir el poder sobre todo, solo necesitaba a las dos familias sangre pura más poderosas y un enlace que a la larga le fuese provechoso, así fue como los Serim, los Uchiha y la propia Crimilda entraron en el juego.
-¿Los Uchiha? la rama pura de los Uchiha ya no existe-dijo Naruto.
-Eso no es verdad-continuó ella-ya te he dicho que estaba todo planeado, todo comenzó en el año setecientos con el romance entre una sangre pura y un licántropo, ya todos conocéis la historia pero nadie supo quienes fueron los protagonistas. Demetrio vio en ello la oportunidad de llevar a cabo su plan, les contó aquella inmunda relación a la manada, ellos decidieron sacrificar a su jefe, la sangre pura intentó evitarlo pidiendo ayuda a la familia dominante de aquella época pero nadie estaba dispuesto a ayudar a un licántropo, ella juró que se vengaría de aquella familia, ¿comprendéis?
-No, no, no-murmuró Naruto-Crimilda...
-Exacto, ella es la sangre pura que se enamoró del licántropo, el enlace que uniría a las dos familias importantes, la que le había negado su ayuda, los Serim, y la otra familia más importante.
-Los Uchiha-terminó Sai.
-Lo que Crimilda pretendía era utilizar a los Uchiha para vengarse de los Serim y para ello contó con la ayuda de los sombra, todo como Demetrio quería, él conocía la historia de Fugaku, enamorado de su propia prima con la que mantenía una relación, si los descubrían ambos serían sacrificados por lo que debía disimular y que mejor manera que casándose con una sangre pura como Crimilda mientras en secreto llevaba su relación de la que nacieron dos hijos.
-Esto es surrealista, entonces Sasuke e Itachi son sangre pura-interrumpió Ino-y ellos no lo saben.
-Otra cosa preparada por Demetrio, él fue quien informó a Crimilda de la traición de su marido, ella se enfureció y él, por miedo de que algo le pasase a su familia dijo que Mikoto era una renacida con la que se divertía de vez en cuando y que habían tenido dos hijos, entonces atacaron la residencia Uchiha pero Demetrio se las arregló para que los dos hermanos sobreviviesen y entrasen a servicio de la corona para tenerlos controlados, de ese modo lo único que le quedaba era esperar.
-¿Esperar a qué?
-A que naciese la heredera Serim, sus majestades ya tenían varias hijas pero si unía a cualquiera de los Uchiha con ellas perdería el favor de Crimilda y así esperó durante siglos hasta que hace dieciocho años nació Sakura, ahí vio su oportunidad, convenció a Crimilda para que le ayudase en secreto a asesinar a la familia Serim y así lo hicieron, ahí consiguió su segundo enlace, los gemelos Serim.
-Akatsuki y yo.
-Tenía intención de utilizaros para que con el tiempo pudieseis identificar a vuestra hermana pero aquello no fue bien visto por el resto de sombra por lo que utilizó la experimentación como pretexto para manteneros a su lado y os hizo híbridos mezclando la sangre de un licántropo con la vuestra, pero vosotros escapasteis y eso torció su plan así que tuvo que ingeniárselas para encontrarla y tardó dieciocho años en hacerlo, al principio solo la reina sabía de la existencia de Sakura pero en el momento que se hizo necesario buscarle un guardián se hizo pública su situación, tal joya debía ser cuidada por el mejor guardián, Sasuke Uchiha, así se completaba el círculo, solo quedaba el paso final, que Sasuke y Sakura tuviesen un hijo.
-¿Por qué? ¿Por qué hacer todo eso cuando podía conseguir cualquier otro niño sangre pura?
-Porque ese bebé llevaría la sangre más pura, el de las dos familias más importantes, el mejor sacrificio que él podía ofrecer a Lucifer, los vampiros llevamos la sangre del demonio en nuestras venas, cuanta mayor sea la pureza mejor saldrá el ritual-Tenten suspiró-ahora ya lo sabéis todo.
Sai se levantó y se lió a patadas con todo lo que encontró por delante.
-¡¿Por qué nunca has dicho nada?!-le gritó a la peli café-¡podías haber evitado todo esto! ¡Mis padres y mis hermanos seguirían vivos! ¡Mi madre te quería como una hija y así se lo pagas!
-Claro que la quería-dijo entre lágrimas-yo solo quise ayudar sin meter a nadie en problemas pero estaba tan asustada...lo único que fui capaz de hacer fue llevarme lejos a la niña, nada más, lo siento.
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Sakura caminaba pegada a Alecto por los oscuros pasillos de aquellas mugrientas mazmorras, mirase a donde mirase lo único que era capaz de ver era más y más humedad escapando a chorretones por las paredes de piedra intercaladas por los barrotes que sin duda alguna escondían detrás unas celdas más mugrientas aún que aquel asqueroso pasillo. No sabía donde estaban, suponía que en algún lugar perdido de Escocia, ese maligno ser, que Sakura no lograba identificar de ninguna especie en concreto, las había encerrado a ella y Alecto en la zona del equipaje de un jet privado y no había dicho nada de adonde las llevaba. Tal vez Alecto tenía razón y no había sido una buena idea aceptar ir con ese sujeto, pero Sakura lo conocía de algo, se le hacía tan familiar que necesitaba saber por qué. Había acribillado a Alecto a preguntas durante la hora que las dos habían estado solas encerradas en la zona trasera del avión pero su prima se había negado a pronunciar ninguna palabra, así que estaba como al principio.
-¿Por qué haces esto?-preguntó Alecto a Akatsuki, que iba detrás de ella apuntándoles con la pistola.
Akatsuki volvió a mostrar aquella horrenda sonrisa.
-Te dije que eran asuntos familiares.
-¿Un poco tarde para intentar resolver asuntos familiares no? nos conocemos Akatsuki, sé perfectamente en qué tipo de ser te convertiste tras la transformación y sé para quién trabajas.
-Entonces no es necesario que te explique nada.
Sakura escuchaba en silencio, sin entender absolutamente nada de lo que allí estaba pasando.
-Como deseo matarte-gruñó la peli verde con furia.
-¿Y por qué no lo haces?
La respuesta que dio Alecto desencajó la mueca de placer de Akatsuki y consiguió que Sakura se quedase totalmente estupefacta.
-Porque mi reina me ha ordenado que tenemos que ir contigo y no puedo desobedecer.
Tras un rato de silencio se escucharon las carcajadas de Akatsuki por todas partes, haciéndolas uno de los sonidos más terroríficos que Sakura había oído en su corta vida de vampiro.
-Vaya, vaya, Demetrio se pondrá muy contento cuando se entere de que has abandonado a los Sombra y te has convertido en una Luminati.
-Nunca fui un Sombra y él lo sabe, puedes decirle lo que te de la reverenda gana, hace tiempo que dejé de temer a mi padre o a cualquiera de mis hermanos, solo me dan lástima.
En ese momento llegaron al final del inmenso pasillo, Akatsuki las hizo frenar delante de una pequeña celda, la cual abrió sin llave ni nada y las obligó a entrar y luego volvió a cerrar sin pasar la llave, ¿tan seguro estaba de que no escaparían?
-Podéis intentar huir-dijo él como si le hubiese leído la mente-los barrotes están recubiertos de agua bendita.
Alecto siseó, intentando controlar su furia.
-Dime ahora mismo que pretendes.
Él suspiró.
-Yo solo busco el placer de veros sufrir, tu padre os tiene reservado algo más especial, sobre todo a ella-dijo señalando a Sakura.
El cuerpo de la peli rosa tembló, aquello no le daba buena espina, no señor.
Akatsuki, divertido con las reacciones de la peli rosa consideró que sería divertido explicarles que pensaba hacer Demetrio con ellas, así podría descargar todo el odio que sentía por aquella estúpida cría que se era la copia exacta de su madre, aquella madre a la que él había traicionado y decidido odiar por la eternidad.
-Demetrio va a hacer un pacto con Lucifer-continuó hablando lentamente, para que todo lo que dijese calase hondo en la mente de aquellas dos mujeres.
Vio como Sakura contraía la cara de miedo y confusión, sin duda eso la asustaba pero no entendía lo que significaba aquello, en cambio Alecto había alcanzado una palidez mortal y todo su cuerpo empezó a contraerse en espasmos, fruto del intenso pánico.
-¿De qué está hablando, Alecto?-preguntó Sakura asustada al ver el estado en el que había entrado su prima tras esa declaración.
Alecto apenas escuchaba lo que Sakura le decía, ni siquiera veía nítidamente la figura de Akatsuki, que reía ampliamente, en el que había fijado sus ojos, su mente giraba en torno a aquellas palabras que él había dicho. Para que un vampiro pudiese hacer un pacto con el príncipe del mal era necesario que ofreciese un sacrificio para poder abrir las puertas del infierno y una vez eso sucediese, él pactante obtendría un poder inmenso, sin contar que por la puerta abierta saldrían montones y montones de demonios que destruirían todo cuanto encontrasen en su camino. Sabía que su padre era un ser cruel y que no la quería, pero nunca lo creyó capaz de llegar a tales extremos, nunca.
-Mi padre...-empezó a contestar-mi padre pretende pactar con el demonio para...conseguir el poder para dominar a todo el mundo...él tiene...tiene que abrir las puertas del infierno en el lugar que más odie y para poder hacerlo necesita hacer un sacrificio...un sacrificio con la sangre más pura de la raza...
Sakura, quién no había llegado a comprender el alcance de la situación, sintió que el corazón se le paraba y su cuerpo era presa de un sudor frío.
-Ese sacrificio...somos nosotras-no fue una pregunta.
-No exactamente-contestó Akatsuki, complacido.
-¿No exactamente?-preguntó Alecto.
-Vosotras sois sangre pura si, pero tú Alecto eres una mestiza y ella solo lleva la sangre de una de las familias más importantes-dijo señalando a Sakura-lo que tanto codicia tu padre es el fruto de las dos sangre más puras del mundo de los vampiros, el hijo de un sangre pura Uchiha y de un sangre pura Serim.
-Eso no existe-contestó Alecto-ya no existe ningún sangre pura Uchiha y...
Akastsuki sonrió al ver la cara de Alecto, si, ahora empezaban a comprender.
-Mikoto Uchiha no era una renacida-dejó caer él.
¿Sangre pura? entonces Sasuke era...
Todo pasó muy rápido, de un segundo a otro Sakura había llegado a donde él con una extraordinaria rapidez y lo tenía enganchado por el cuello con una de las manos, robándole el aire. Sus ojos verdes brillaban con furia y sus colmillos se mostraban en toda su espeluznante longitud. Él conocía aquella mirada, la mirada de una madre furiosa que protegía a su cría, aquella que había lucido su madre el día de la masacre cuando delante de ella mataban a sus hijos.
Sakura tiró con fuerza de aquel miserable haciendo que su cuerpo chocase contra los barrotes emitiendo un sonido atronador.
-Nadie... ¡nadie va a tocar a mi bebé!-gruñó en un tono tan oscuro y malvado que hasta ella se sorprendió, pero en ese momento su naturaleza animal reinaba sobre la humana-¡os mataré a todos y me bañaré en vuestra sangre!
-¡Ja, ja, ja!-rompió a reír con fuerza el pelinegro una vez pasada la sorpresa, sin duda aquella mujer era fuerte, sus pies se alzaban a cincuenta centímetros del suelo, pero nada podía hacer contra él, de un manotazo la empujó y la tiró contra la pared-tú no me harás nada, hermanita.
Sakura estaba dispuesta a atacarlo de nuevo pero al oír aquella palabra se quedó quieta.
-Eres débil, deberías haber muerto antes de que madre te diese a luz pero no, tuviste que nacer, tú con ese estúpido color de pelo y de ojos, de todos los hermanos tenías que ser tú, nuestras hermanas, todas tenían ese color de pelo asqueroso pero ninguna tenía los ojos, no tenían ambos símbolos de nuestro linaje por eso no podían reinar.
La peli rosa escuchaba atónita, ese ser...ese ser era su hermano, pero era imposible, le habían dicho que todos estaba muertos, todos.
-Supongo que ya sabrás que en nuestra sociedad las mujeres tienen más derecho a heredar que los hombres, todo por esa estúpida genética que hace que la sangre de la madre sea más fuerte que la del padre en nuestra progenie, por eso a las mujeres os obligan a casaros con parientes lejanos de vuestra propia familia, nunca cercanos el incesto aterroriza a nuestra raza, por eso madre se casó con padre, un pariente lejano de su misma familia Serim-continuó él con desprecio-pero mis hermanas no tenían los ojos, no servían para continuar con la raza Serim, cuando eso sucede heredamos los hijos, de esa forma aunque no prevalezca nuestra dinastía podremos formar otra nueva, eso solo pueden hacerlo los machos, nosotros creamos, vosotras mantenéis lo que los machos creamos, y así iba ser en nuestro caso, ¡yo iba reinar, hasta que naciste tú!
Sakura no fue capaz de decir nada, tanta información nueva la había dejado choqueada.
-Eso era imposible, tenías hermanos machos más mayores que tú y que estaban por encima de ti en la línea sucesoria.
La sonrisa de Akatsuki se hizo más sombría.
-Demetrio me prometió el trono a cambio de que yo le cediese la entrada a palacio, mis hermanos morirían, todos y yo me erigiría como rey y así será cuando tú y ese estúpido de Sai estéis muertos, hermanita.
Esta vez la que se echó a reír fue Alecto.
-Un híbrido como tú nunca podrá reinar.
Él la miró con ira.
-Yo fui convertido cuando ya había pasado mi transición.
-Eso es imposible-dijo Alecto-un vampiro no puede convertirse en licántropo y viceversa, si eso sucediese en este momento el planeta estaría lleno de híbridos.
-No tienes ni idea, ¿verdad?-continuó él-yo no me convertí por un simple mordisco como mi hermanito Sai, con él fue más fácil porque su transición no estaba completa, aún no había bebido sangre humana por lo que no era un vampiro completo y bastó con el mordisco de un lobo para convertirlo, a mí me desangraron y me inyectaron sangre de licántropo, soy un ser único, bebo sangre para sobrevivir y puedo convertirme en lobo cuando quiera, Sai nunca podrá volver a ser vampiro pero yo lo sigo siendo, tu padre es un hombre muy inteligente.
Akatsuki dejó de prestar atención a Alecto y volvió a mirar a su hermana, Sakura se había mantenido callada todo el rato, parecía que su alma hubiese abandonado su cuerpo, se aferraba con fuerza a su abultado vientre. Bien, había logrado lo que quería, hacerla sufrir.
-Me encantaría seguir de charla con vosotras, pero tengo otros asuntos que atender, portaros bien.
Sakura escuchó como los pasos de su hermano se alejaban ya de la celda, Alecto empezó a hablar con ella, pero no la escuchó, su mirada estaba clavada en una pequeña piedra que había delante de ella, mientras su mente hervía como una olla. Tenía que hacer algo, tenía que escapar de allí, para salvarse ella y a su prima, pero sobre todo para proteger a su pequeño bebé, tenía su poder si, pero ahora de nada le servía, no lo controlaba y aunque se teletransportase su cuerpo la devolvería a aquel lugar en unos minutos y no estaba dispuesta a arriesgarse de esa manera.
Cogió la piedrita en la mano y la miró con fijeza, tenía un plan y aquella pequeña piedra iba a ayudarla. Solo tenía que tener fe en sí misma, lo conseguiría.
Una imagen de Sasuke se cruzó por su mente, lo necesitaba tanto en esos momentos, ahora que sabía lo que él era, también irían a por él, lo sabía, había sido tan estúpida al creer que podría mantenerlo apartado de todo aquello...solo esperaba que él no le guardase rencor. Se echó a llorar, tal vez nunca más volvería a verlo.
Estuvo lamentándose durante varias horas, hasta que tomó una decisión, algo loca, pero que necesitaba llevar a cabo.
-Alecto-susurró-no te asustes.
-¿Asustarme? ¿De qué?
Un segundo después, Sakura desapareció de su vista.
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Eishel retiró el paño húmedo que había colocado en la frente de Sasuke en un intento de bajarle la fiebre y lo cambió por otro, no había parado de hacerlo desde que había llegado con él a casa del pelinegro. Itachi había conseguido retirar el veneno a tiempo pero aún así Sasuke había quedado bastante mal y su cuerpo no hacía más que convulsionarse preso de los delirios de la fiebre.
Las cosas estaban mal, y no solo entre los hijos de la noche, todo el mundo se convulsionaba por culpa de Demetrio y la caza que había organizado la actual reina, Crimilda. Muchos habían sido apresados por su guardia real acusados de confabular contra ella, otros habían sido inmediatamente ejecutados. Se había puesto precio a la cabeza de los seguidores de Sakura, y de la propia princesa en sí, a parte de declarar el estado de guerra contra los licántropos. Konoha se había convertido en un hervidero, desde la noche anterior la ciudad había dejado de ser segura, incluso los humanos se daban cuenta de que algo estaba pasando aunque no supieran el qué.
Pronto tendrían que marcharse de la casa del pelinegro, no era un lugar seguro y la reina ya tendría planeado algo con respeto a eso, pero antes de nada debía conseguir que Sasuke mejorase aunque solo fuese un poco. Se había quedado sin paños, tendría que ir a buscar más y dejarlo solo por unos minutos. Volvió a mirarlo, aquel vampiro era fuerte, cualquier otro ya hubiese muerto pero él luchaba, se resistía a morir, sonrió, Sakura había elegido bien, muy bien. Salió con rapidez del cuarto, necesitaba los paños, para ayudarle a luchar contra la fiebre.
Justo en el momento en que Eishel cerraba la puerta del cuarto de Sasuke en la estancia apareció la peli rosa.
-¡Sasuke!-exclamó al ver el estado en el que estaba el chico.
Su cuerpo se convulsionaba y sudaba copiosamente y tenía el abdomen cubierto con unas vendas manchadas de sangre. Se llevó una mano a la boca y se arrodilló junto a él, tomándole una de las ardientes manos.
-¿Qué...qué te ha pasado?
El cuerpo del pelinegro pareció serenarse un poco cuando ella le sujetó la mano, pero continuó delirando y sin recuperar la consciencia.
-¿Qué te han hecho?-susurró ella con el rostro bañado en lágrimas al ver al ojinegro en ese estado-esto es mi culpa, es culpa mía por no saber que me buscarías, no tenía que haber...Sasuke...no te puedes morir, no me puedes dejar, yo...yo sin ti no puedo vivir... ¿me oyes? no puedo...
-Sakura...-la voz del pelinegro sonó como un vago lamentó.
Ella alzó los ojos, él seguía inconsciente.
-Estoy aquí, estoy aquí contigo Sasuke, tienes que despertarte, tienes que volver, por favor-rodó-por favor Buda, Alá, Zeus... ¡quién sea que esté ahí arriba!-dijo mirando al cielo-sé que odias a nuestra raza pero por favor...por favor no lo lleves de mi lado...
Su cuerpo se retorció, los átomos de su cuerpo que no había logrado teletransportar y que se habían quedado en la celda empezaban a tirar de ella, no le quedaba mucho tiempo. Apretó con fuerza la mano de Sasuke y la besó, la besó infinidad de veces.
-Dentro de unos minutos tendré que irme, sé que Eishel está aquí contigo, ahora ya consigo identificar los aromas, me has enseñado muy bien, sé que ella te cuidará pero debes vivir Sasuke, no me puedes abandonar, no puedes abandonar al bebé-se irguió un poco y depositó un suave beso en los labios del pelinegro, quién detuvo sus delirios solo por un momento-ahora debo irme, me queda poco tiempo y antes tengo que hablar con Eishel, volveré, te lo prometo y nunca más volveremos a estar separados.
La peli rosa abandonó aquel cuarto, ni sin antes volver la mirada hacia él, Tenten tenía razón, ellos eran los seres más hermosos del planeta, pocas cosas podían matarles y vivían eternamente, pero el precio a pagar por la eternidad era muy alto y ella, ella no estaba dispuesta a pagarlo.
-Te quiero...-dijo antes de cerrar la puerta.
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Alecto se asustó sobremanera cuando veinte minutos después de su desaparición Sakura volvió a aparecer en la celda. La peli verde tuvo buenos reflejos a la hora de cogerla pues el cuerpo de su prima estaba totalmente débil, el esfuerzo que había realizado la había dejado totalmente agotada.
-Quiero una explicación de esto-exigió enfadada.
Pero se tragó su propio enfado cuando Sakura, rota de dolor, se abrazó a ella y lloró sobre su hombro, silenciosamente, en un silencio doloroso que hizo que Alecto cerrase los ojos y abrazase con fuerza a su prima. Ella también estaba asustada, aunque ante todos intentaba mostrarse fuerte ella también tenía miedo, y solo entonces, allí, abrazada a la peli rosa, compartiendo su dolor, permitió que una fina lágrima descendiese por su rostro. Una lágrima cargada de miedo, de dolor y, sobre todo, de amor.