Bueno, no sé si este será el tipo de sorpresa que esperaba Snade,
pero he vuelto,
y traigo la continuación de esta historia.
Cada vez más enredadosa debo decir xD
-Qué criatura tan horrorosa, nunca había visto algo tan deforme y espantoso…
-Tienes razón, aunque no se puede negar que tiene algún parecido con Azor, ¿no crees? ¿De qué dimensión vendrá?
-No tengo idea, pero ahora que lo mencionas, quizás sí se parece un poco a Azor, aunque no es que yo lo haya visto bien, de todas formas… quién sabe.
Las vocecitas le sonaban muy graciosas, completamente agudas, chillonas, y ligeramente roncas, al mismo tiempo. Difíciles de describir.
Astrid abrió sus ojos, con algo de renuencia. Intentó moverse, pero descubrió que no podía; dirigió la vista hacia sus piernas y brazos, y vio que estaba atada.
-¡Se está moviendo! -gritó una de las vocecillas- ¡Rápido, hay que hacer algo!
La joven miró hacia el lugar de donde provenían las voces, y vio a dos seres de corta estatura, que tenían la piel de un extraño color lila oscuro. Astrid nunca antes había visto rostros como aquellos: Tenían la frente ancha, no contaban con cejas, sus narices eran grandes y puntiagudas, y sus ojos eran de un verde fosforescente, chocante y antinatural; con pupilas alargadas, como las de un gato.
-¿D-dónde estoy? -fue lo único que, en su estupefacción, logró articular.
-¡Caramba, si hasta habla! -exclamó uno de los seres, que, en su complexión corporal, se parecían a pequeños hombrecillos de abultado vientre, con piernas y brazos cortos, y manos y pies excesivamente grandes.
-¿Qué rayos…?
-¡Silencio! -chilló uno de los seres, interrumpiéndola- Tienes que decirnos quién eres, de dónde vienes y por qué estás aquí.
Astrid intentó zafarse de las cuerdas que la apresaban, en vano; hasta que sintió un pinchazo en un hombro.
-¡Ay! -gritó, y se fijó que uno de los hombrecillos la estaba picando con una especie de lanza.
-¿Quién eres, esperpento? ¿Qué quieres aquí? -preguntó el otro, señalándola con su dedo largo y huesudo.
-Me llamo Astrid -respondió la joven, algo asustada- no quiero nada, sólo estaba escapando de esos insectos que me perseguían, bueno, no sé si fueran insectos, pero encontré una puerta…
-¿Insectos? ¿Qué clase de insectos?
-Eran… negros, con ojos rojos y brillantes, y miles de patitas asomando debajo de sus cuerpos… -su voz fue debilitándose a medida que hablaba. No sabía por qué estaba obedeciendo a ese par de cosas raras. Miró a su alrededor, registrando lo que veía; le pareció estar en una cueva, o un túnel, quizás. Se percató de que los dos hombrecillos se miraban entre sí.
-Bichos carnívoros -dijeron al mismo tiempo.
-Entonces, vienes del desierto -sentenció uno de ellos- Ahora dinos qué eres.
-¿Cómo que qué soy? -chilló Astrid, de pronto, toda aquella situación confusa y ridícula la había sacado completamente de quicio- ¡Soy un ser humano! ¿Qué rayos son ustedes? ¿Dónde estoy? ¡Exijo que me desaten inmediatamente!
Los dos hombrecillos cruzaron una mirada rápida.
-¿S-ser humano? -dijo uno de ellos.
-¡Sí! -gritó ella- ¡Soy humana, ¿qué no es obvio?!
Sin decir nada más, procedieron a desatarla con rapidez.
-Discúlpanos, Astrid del Desierto, soy Deimn, y éste es mi hermano Oppo. Y te encuentras en el Valle de la Roca, en nuestra cueva.
A la joven le extrañó el completo cambio de actitud, sin embargo, no dijo nada. Su estómago gruñó, no sabía cuándo había sido la última vez en que había probado bocado, y el hambre la estaba matando.
Deimn y Oppo profirieron unas risillas.
-Tienes hambre, pero no me extraña -dijo Oppo, de cuyo mentón crecía la barba, semejante a la de una cabra, rasgo que era el único que lo diferenciaba de su hermano- en el desierto no hay mucho que comer.
-Sí, debe ser por eso que estás tan flacucha y malformada -añadió Deimn.
-¿Flacucha y malformada? -Astrid frunció el entrecejo- son ustedes los que lucen deformes y… enanos
-¡Deformes y enanos! -exclamó Deimn; tanto él como su hermano lucían consternados y ofendidos, al mismo tiempo- Que sepas que nosotros somos los jóvenes más apuestos y deseados de todo el Valle de la Roca.
-En ese caso, me pregunto cómo serán los demás jóvenes de por aquí -rió Astrid. Había decidido dejar de estar tensa. Todo aquello era demasiado extraño, y solamente podía ser un sueño, por lo tanto, ¿qué mal había en tratar de disfrutarlo?
Los hermanos no le dijeron nada más. Parecían realmente ofendidos, pero no era como si a ella fuese a importarle en verdad. Le dieron de comer unas raíces de aspecto repugnante, pero que resultaron saber considerablemente bien, y le dieron una manta hecha con pelo de alguna especie de animal que no logró reconocer; y que no olía demasiado bien, pero que al menos sirvió para calentarla y permitirle dormir un poco.
-Ella dijo que es un ser humano.
-Azor es un ser humano.
-Hay que llevarla junto a él, quizás así nos ganemos su favor.
***
Tyler se sentía de cierto modo, estúpido, nervioso y ridículo; pero al mismo tiempo, ansioso por hacer lo que se había dispuesto a hacer. Quería probarse a sí mismo que podía hacerlo. Que su don; o su maldición, como él prefería llamarle, podía ser útil en verdad.
Su madre había ido a hacer las compras, y, según estimaba, tardaría entre 20 y 30 minutos; no tenía mucho tiempo, así que lo único que se proponía hacer esta vez era comprobar si la muchacha estaba viva o muerta. No debería ser tan difícil.
Había traído una vela a su habitación, y había apagado la luz. Y ahora, encendía la llama. Se sentó frente a ella, en el suelo, y la contempló. El fuego siempre le había llamado mucho la atención. Si se ponía a pensar, era fascinante. Todo su poder destructor justo a su alcance… le gustaba.
Observó la llama, que se movía tenuemente, balanceándose hacia atrás cada vez que espiraba el aire de sus pulmones. Sus colores, su brillo; el calor que desprendía… de pronto comenzó a sentirse somnoliento, y le pareció que la estancia a su alrededor se hacía más pequeña. Dejó de bloquear mentalmente el murmullo de voces que lo acosaba, y se sobresaltó, perdiendo la concentración por apenas un segundo.
Gritaban, susurraban. Tyler no podía entender lo que le decían, pero sus voces sonaban tétricas, tristes, siniestras. Siguió observando la llama, oyendo sin escuchar, y pensó en el rostro de la joven a la que quería localizar.
Poco a poco, se fue haciendo el silencio, y sólo el sonido de los latidos de su propio corazón le inundó los oídos. Cerró sus ojos apenas un momento; y, cuando los abrió, se encontraba en un lugar distinto. Parecía una caverna, roca oscura a su alrededor, tenuemente iluminada por una antorcha situada en la pared. Allí, dos personas hablaban.
-Hay que tener todo listo para mañana -dijo una voz.
-Sí, partiremos tan pronto amanezca -respondió otra voz parecida, pero ligeramente más gutural.
Tyler miró hacia la recóndita esquina de donde provenían las voces, mientras se ponía de pie, y se llevaba consigo su vela, aún encendida. No podía ver las siluetas con claridad, pero parecían dos hombres sentados en el suelo de roca. Se le antojó que sus brazos eran muy cortos, pero lo atribuyó a algún efecto de la luz.
Giró en redondo, mientras seguía observando la estancia. Y vio entonces, tendida en el suelo, a una figura alargada que parecía respirar.
Se acercó, y se asustó un poco al verla mejor, pensando que era alguna bestia; sin embargo, pronto se percató de los ondulados cabellos que emergían de debajo de lo que al parecer era una manta. Eran de un color caramelo, y emitían resplandores dorados a causa del fuego de la antorcha, que los iluminaba.
Tyler la rodeó. Tenía que ser ella. Se agachó, entonces, y le destapó cuidadosamente el rostro.
Quedó totalmente pasmado. ¿Cómo era que nunca antes había reparado en ella? ¡Si era preciosa! Tenía el rostro algo sucio, y sus ojos cerrados, pero, aún así, casi parecía brillar con luz propia.
Sin darse cuenta de lo que hacía, pasó uno de sus dedos por la mejilla de la chica, y apartó la mano al ver cómo los párpados de ésta temblaban levemente. Estaba viva. Definitivamente lo estaba.
Se quedó un momento más contemplándola, y luego sopló con fuerza la llama de la vela, despertando de nuevo en su habitación, a oscuras.
Agradecimientos más que especiales a Pachf, Annie, PennyDraco y Snade por los comentarios.
Espero que les haya gustado, y ya saben,
escriban su opinión, lo que les gustó, lo que no, y lo que deseen!
Me voy.
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