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Autor Tema: El mundo oculto parte 1  (Leído 4282 veces)

darcktragedia Desconectado
« en: Mayo 26, 2011, 02:28 pm »

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El mundo oculto parte 1
« en: Mayo 26, 2011, 02:28 pm »
El mundo oculto
Escrito por: Norma Guadalupe Medina Navarro

Las lágrimas brotaban, la nostalgia se percibía. Corrimos a estrecharnos fuertemente. El furor se sentía en nuestros alientos, entrelazados intensamente por los sentimientos surgidos hacia tiempo. Nada nos importo, ni por un instante cruzo por nuestra mente las consecuencias que esto podría ocasionar. Los actos que pensábamos hacer eran inconcebibles, pero la adrenalina corría por cada rincón de nuestros cuerpos, la emoción, el fervor que ocasionaba romper las reglas eran tan inmensa, igual al día en que nos conocimos.

El comienzo

Era un día en donde el estrés se percibía en el ambiente, gracias a los exámenes finales del semestre; había estudiado hasta superar mis propios límites, que hasta quede sorprendida de lo que podía lograr. Recuerdo que me levante al sonar la alarma con un poco de pereza, eran las seis de la mañana, de pronto me invadió una sensación por todo el organismo, queriéndome decir algo, pero el lazo se rompió y no pude descifrarlo a tiempo; no le di importancia seguro fue por el estrés. Me quite las ropas, me duche, vestí para ir a la preparatoria y aliste todo. Mi madre me llamaba para desayunar, baje rápidamente por las escaleras, y por ir con tanta prisa casi me  tropiezo en los escalones, comí mi desayuno rápidamente, todo gracias a que quería encontrarme Engel, el muchacho mas apuesto que tenía el privilegio de observar. Contemplaba todas las cualidades de un chico popular, bien parecido, capitán del equipo de futbol, y de clase social superior a la de todos los demás. Llegue a la preparatoria, esperando a que pasara lo que tenía pensado, pero en vez de eso, me tope con mis amigos; eran tres, una mujer y los demás hombres, ella se llamaba Angélica, la típica chica coqueta que se la pasaba casi todo el tiempo de resbaladiza con los muchachos; ellos se llamaban Cristofer y Fernando; Cristofer era un fanático de los videojuegos, pasión que ambos compartíamos, y de las historietas, increíblemente inteligente; Fernando un muchacho mas alivianado, le gustaba ir a fiestas en donde hubiera alcohol de preferencia e insinuársele a las chicas, pero estas pensaban que era un imbécil. Me los encontré en el pasillo y platicamos acerca de los exámenes.

-¿Creen que el examen de matemáticas este difícil?
- Lo que yo sé, es que ese bombón que viene caminando por ahí me gustaría echármelo

Qué vergüenza me hizo pasar, le hizo sonidos y posturas extrañas, el pobre muchacho no sabía ni por donde esconderse, que mejor salió    despavorido.

-Ya ves el pobre muchacho quedara traumado de por vida
-¿Cómo crees?, ese muchacho me desea aunque lo oculte demasiado bien
-Tal vez hasta tiene un altar con tu foto y se masturba pensando en ti
-¡Ya basta!, no es gracioso
-¡ANGELICA!, ¡ANGELICA!, ¡ANGELICA! – Fernando lo dice morbosamente
-Oigan ya basta, está bien que Angélica tenga una muy buena imaginación, pero no es para tanto

La pobre Angélica se enfureció y mejor se fue para que no siguieran con sus burlas.

Me quede pensativa, pero me percate que un muchacho me observaba con gran detalle; era apuesto, lo que más llamaba la atención eran sus monumentales y exquisitos labios, su cabello castaño un poco rizado, tenía un cuerpo atlético. Me siguió observando detenidamente, pero algo extraño paso al entrelazarse nuestras miradas, fue como si una fuerza violenta y casi magnética recorrió cada espacio minúsculo de mi cuerpo, creándome un arduo deseo de estar junto a él toda la vida. Desperté del transe, ya no se encontraba nadie en el pasillo, era la única que estaba ahí, al parecer mis amigos ya no estaban, de seguro porque se les hacia tarde. Qué había pasado, nunca lo sabría. Quise olvidarme de lo sucedido, pero me fue imposible. Toco el timbre, la clase de matemáticas estaba a punto de comenzar, me apresure para no llegar tarde, alcance a entrar un segundo antes de que el profesor cerrara la puerta. Tenía todo preparado, me sabía todas las respuestas de memoria, ya teniendo el examen en mis manos, mi mano sin ordenárselo tomo el lápiz, comenzó a llenar las respuestas sin que  lo observara, como si una fuerza exterior controlara mis movimientos. Termine a los quince minutos, cuando se suponía que duraba dos horas, me quede impactada por la rapidez que había desarrollado para la resolución de problemas matemáticos, revise de nuevo las respuestas, estaban correctas, fui hacia el profesor y lo entregue; paso por mi cabeza que tal vez era la adrenalina quien fue la responsable de que terminara tan de prisa, y que quizá con esta se despertó una inteligencia que desconocía.

-Ya lo termine
-¿Tan rápido? ¿Segura no quieres revisarlo de nuevo?
-No gracias, eso ya lo hice

Salí del aula, me surgió una inexplicable necesidad de estar en la biblioteca. Me dirigí hacia allá, mis piernas se movían sin necesidad de que yo se los ordenara, era como lo que paso en el examen, exactamente la misma sensación, me pareció demasiado extraño, así que decidí detenerme, pero no pude. Qué rayos está ocurriendo conmigo, me siento como una marioneta que es movida por el antojo de alguien más. Llegue a la biblioteca sin poder detenerme, hasta que estuve enfrente del mismo muchacho, me estaba esperando; me invadió el miedo, no supe que hacer, quise salir corriendo de ese lugar, pero mis piernas no correspondieron, como si él me controlara. Me observaba con gran intensidad, como si en mi buscara alguna respuesta, pero mis labios estaban inmóviles, yo estaba inmóvil, hasta que a él se le antojara soltarme del hechizo en el que me tenia. Maldito como lo odie. Se acerco lentamente, hasta que una ráfaga de luz deslumbró sus claros ojos azules, que antes no me había percatado que tenía. Tal vez era porque solo pensaba en las cosas que posiblemente me haría. Pasaron unos minutos, nada ocurría, el ni yo nos movíamos, como si transmitiéramos los pensamientos telepáticamente; pero como podía ser posible que me sintiera atrapada en un cuerpo ajeno al mío. Trate de comprender porque me estaba pasando esto, por qué me toco esta experiencia tan desagradable, pero de qué serbia lamentarme, eso no iba alivianar las cosas ni un poco, decidí concentrarme en lo que estaba pasando, quise preguntarle quien era, que tenía que ver con lo que sea que estuviera haciendo, para que me necesitaba. Todo transcurría tan lentamente, como si cada segundo fuera una eternidad, porque no hacía lo que iba hacer, en vez de tenerme en ese suspenso tan horrendo. Engel entro en la biblioteca, el hechizo o brujería en el que me encontraba desapareció, junto con el extraño. Entro solo, lo cual se me hizo un poco extraño, ya que el siempre se encontraba con sus amigos, se dirigía en mi dirección, busque detrás de mi si había alguien más que lo estuviera esperando, pero no,  me encontraba yo y solo yo en la biblioteca, empecé a emocionarme un poco, me sonrió nerviosamente, le devolví el gesto, estuvimos así durante unos segundos, hasta que el decidió hacer a lo que venía.

-Hola Jennifer, ¿Cómo estás?
-B…, bie…., bien
   
Maldito tartamudeo, surgía cuando me invadían los nervios. Siempre cuando iba hacer exposiciones importantes pasaba exactamente la misma situación, lo bueno era que los maestros me tenían paciencia, porque mis exposiciones siempre eran unas de las mejores.
   
-Oye quería preguntarte algo
-Me, me, me pregunto que puede s…se…ser
Es que me resulta un poco difícil-   Po…por…porque, es algo malo
-No para nada, es todo lo contrrio
-Bueno ento…entonces dilo
-Está bien, ¿Quieres ir a verme jugar el miércoles en la tarde?
-Po…por supuesto
-Recuerda llevar la playera del equipo
-Ok, pero espera, te puedo pre…pregun…preguntar algo
-Si, por supuesto
-Por qué qui…quie…quieres que vaya a verte jugar; que estúpida había sido, seguro se arrepentiría de la invitación, que torpe, una oportunidad irrepetible podría esfumarse entre mis manos
-M...
-Bueno no tengo una respuesta
-Solamente me gustaría que fueras, eso sería muy agradable para mí
-Bueno, me tengo que ir, porque se me hace tarde para la practica
-Bueno, adi…adiós, nos vemos el mier…miércoles en la tarde
      
Se alejo rápidamente sin voltear atrás, me quede paralizada de puro entusiasmo. No lo podía creer el muchacho más atractivo me había invitado a mí y solo a mi ha verlo jugar, pero había algo sospechoso en todo esto, tal vez era un plan para que hiciera el ridículo enfrente de toda la preparatoria, pero la emoción no me dejaba pensar claramente, además sus nervios parecían auténticos, a menos de que fuera un excelente actor, que es poco probable eso era genuino.
      
Tocó el timbre para la última clase, me apresure para no llegar tarde, la adrenalina que recorría cada parte de mi sistema circulatorio por el encuentro con Engel hizo que fuera más a prisa, cuando me di cuenta había llegado a la puerta del salón antes que el maestro, me sorprendí, porque ese profesor siempre estaba antes que todos nosotros, pero no le di importancia  “seguro fue la emoción combinada con la adrenalina, no es nada fuera de este mundo”. Ya fuera de la escuela, me dirigí hacia una librería que me quedaba de paso para mi casa que no era muy conocida, fui para comprarme el nuevo libro de mi autor favorito Stephen King; podría decirse que es un escritor extraordinario en mi opinión, relatos llenos de drama, sangre e intensidad. Llegando a la librería, me dirige directamente hacia la sección de novelas, esperando encontrar el libro que buscaba, me percate de que no se encontraba, al parecer se había agotado o peor aún, todavía no lo avían traído. Fui al mostrador para preguntarle a la muchacha que ahí se encontraba, la cara que tenía era como si dijera sin necesidad de palabras que se iba a morir de aburrimiento.
   
-Disculpa muchacha, ¿el último libro de Stephen King, lo tienen?
-M…, deja me fijo, ha nop
-¿Sabes cuándo lo van a traer?
-Nop
-Bueno, mucha gracias
      
Bueno ya que no había encontrado el libro que buscaba me resigne a irme a mi casa, pero justo cuando salía por la puerta me di cuenta de que libro que tanto buscaba se encontraba encima del tapete de bienvenida de la librería junto con una nota con mi nombre, rápidamente lo recogí para ver si lo que veían mis ojos era verdad y no fuera una alucinación, y efectivamente no lo era, volité hacia los lados para observar si todavía la persona que dejo el libro se encontraba cerca, pero no tuve suerte. La emoción contenida dentro de mi eran tan inmensa, ya que ese número era uno de los más difíciles de conseguir. Emocionada, no espere a llegar a casa para comenzar a leer, pero la inquietud de saber quien me lo había puesto frente a mis pies seguía presente, no lograba concentrarme bien en la lectura. Llegando a casa me dirigí hacia mi habitación, coloque el libro sobre el escritorio, la nota que contenían mis manos me empezó a impacientar un poco, los nervios que sentía eran demasiados, que tal si lo que venía escrito era algo macabro que atentaría contra mi vida, pero quizá podría ser una nota  en donde vendría escrito que era la heredera de algún pariente lejano que tal vez no conociera, y como conocerlos a todos si mi familia estaba regada por todo el mundo, tenia tíos en París, Alemania, Australia, Egipto, Canadá, Groenlandia, etc. Era tan grande que en las reuniones familiares se tenía que rentar un salón de eventos de tamaño considerablemente extenso, como estar en un océano de gente, ni siquiera mis padres sabían cómo se llamaba cada uno, podrían calcularse como unos ciento y tantos, tal vez mas, pero quien iba a saberlo. Leí la nota, no podía creer lo que contenía, no podía ser posible, es algo ilógico, fuera de la realidad, eso solo podía ocurrir en los sueños y fantasías mas desquiciados, no quise creerlo, tal vez era una broma cruel de parte de la persona que me regalo el libro, o quizá era verdad, si era cierto no quería que lo fuera, pertenecía a algo demasiado absurdo. Quise pensar que fue algo agregado de mi imaginación, todo era demasiado intenso, mejor me recosté, no quería pensar en nada mas, lo único que quería hacer era dormir y despertar de la horrenda pesadilla en la que me encontraba.Desperté, todo seguía exactamente igual, que porquería, la nota se había caído al suelo, la leí de nuevo, quizá la primera vez que lo hice, lo interprete de manera errónea, no podían ser ciertas las oraciones, cada palabra, cada silaba se infiltro por mis oídos penetrando cada vez más profundo, hasta llegar a mi subconsciente.
      
Nota: tal vez no lo comprendas aún, que esto solo es verdad en los sueños y fantasías mas desquiciados, pero no es así. Te perdiste durante la guerra del siglo XV, estábamos en conflicto con Eshin el emperador de la superficie, te rapto por los celos que sentía de nuestro reino, pero él no veía que su mundo era un arma mortal para nosotros, ya que si un muerto viviente sale del subsuelo, muere al instante. Te buscamos durante un largo periodo de tiempo, pero nunca dimos con tu paradero. Al parecer Eshin te entrego a una familia que es con la que te encuentras, puede parecer imposible como tu madre no ha muerto, esto es porque ella es una aliada de Eshin, tiene el poder de hacerse envejecer y rejuvenecer a su voluntad, capacidad que ambas comparten, su familia a cuidado de ti durante generaciones, ellos saben que no eres del mundo humano pero nunca pensaron en decírtelo por la reacción que pensarían que tendrías, pero ahora ya lo sabes, la pregunta siguiente es ¿Qué aras?, esa es solo decisión tuya. Posees más habilidades que se harán presentes en el transcurso del tiempo, pero por el momento las desconozco.
Tu humilde servidor  Sefur P.
      
Tenía poderes, no cabía en mi cabeza, que pudiera envejecer y rejuvenecer a mi voluntad era demasiado desquiciado para ser verdad, pero como que tenía más poderes, que había pasado con mi verdadera familia, de donde provenía, donde se encontraba y más importante aún, porque no lo recordaba, cual era la razón por la cual no recordaba absolutamente nada de lo sucedido, ni siquiera un minúsculo fragmento, quizá Eshin me tenía bajo un hechizo que ocasionaba la falta de memoria. Me dolía la cabeza de tanto deliberar, mejor me recosté para aclarar las dudas de mi cabeza un poco y ver si entre sueños obtenía alguna respuesta. Desperté, todo seguía exactamente igual, que porquería; no me cabía en la cabeza que fuese la heredera del inframundo, todo parecía tan irreal, mejor decidí dejar las cosas como estaban, ya había tenido demasiadas tensiones la noche anterior; gracias a que era sábado tenía más tiempo para meditar la situación, investigue un poco por internet sobre la supuesta guerra, y de paso lo de la heredera perdida del inframundo; encontré que era una leyenda bastante antigua, tenia aproximadamente más de 2500 años, pero rondaba por mi cabeza como había podido sobrevivir durante ese largo periodo de tiempo, luego recordé que según la nota podía envejecer y rejuvenecer a mi voluntad, eso me hacía parecer inmortal, no podía ser posible, negué con la cabeza, no soy un ser humano, que mas puede pasar. Ya que según la nota era la heredera extraviada del inframundo, comencé a imaginar cómo sería mi vida en ese extraño lugar, si iría a la escuela si es que existía, como serian mis amigos, los imagine putrefactos y nada agradables a la vista o podía ser que me equivocara y fueran igual a los humanos, eso esperaba; pero esta idea era demasiado extraña, así que decidí dejar esta fantasía en el olvido. Era sábado, día de descansar, y si que lo tenía merecido gracias a tantas tensiones en tan pocos días, lo que más me gustaba hacer los fines de semana eran los videojuegos, podría decirse que se convirtieron en mis drogas, una adicción en la que no tenía el control, como si necesitara una dosis diaria para seguir con la rutina, era algo extraño; ni siquiera conocía el porqué de esta situación, pero como siempre no quise inmiscuirme más en el tema; cuando por alguna razón no lograba jugar me inundaba con una desesperación e ansiedad que no podía controlar, prefería a seguir con mi adicción a que esto ocurriera. Quise quedarme recostada en la cama con la mente en blanco, sin nada que pensar, ni escuchar, pero de pronto una lluvia de imágenes empezó a llenarme la cabeza, era algo confuso, miraba a personas, lugares y secesos que jamás había presenciado, mi memoria empezó a saturarse de tanta información. Cuando termino me di cuenta que tal vez las cosas que había visto eran producto de lo que había transcurrido en el pasado, todo era tan confuso, la cabezo me comenzó dar vueltas. Cuando menos lo pensé había terminado en el suelo, arrastrándome como el gusano que era, como podía ser posible que los fragmentos que recordaba del pasado me afectaran. Procese las imágenes lo más posible. Lo que comprendí fue que era una época donde la vestimenta en estilo victoriano predominaba, las féminas con sus vestidos ampones, con hermosos estampados, bordados en la seda más fina y colores realmente magníficos, la forma en que resaltaba su piel por los colores tan intensos que se utilizaban, era como si su piel fuera a romperse por el más mínimo roce; los caballeros no se quedaban atrás, la forma en que portaban sus trajes daban la ligera sensación de que eran poderosos y sin vergüenza alguna, realmente atractivos. Quise pensar que era algo que mi imaginación había agregado, pero las imágenes empezaron a tener conectores unas con otras, como un gran mapa mental dentro de mi pensamiento. Empecé a comprender todo, como no me había dado cuenta, que estúpida, se trataba de un antiguo ritual donde eran esenciales dieciocho anillos, pero solo se alcanzaban a ver diecisiete, faltaba uno, cada uno de ellos con un signo y habilidad distinta, estos se acomodaban de manera que formaran un circulo en el suelo, mi cuerpo tenía que encontrarse en el centro para que el rito fuese efectivo, lo extraño es que me encontraba con otras personas que desconocía, me miraban fijamente, observando cada movimiento que realizaba, el lugar donde nos encontrábamos estaba muy tétrico, oscuro, como si nos estuviéramos ocultando de algo ó alguien, más extraño aun era como podía ver lo que estaba sucediendo desde el exterior, como si la estuviera viendo por una ventana, me podía ver en la escena, como en una película. Los individuos que ahí se encontraban tenían una apariencia reconfortante. Me percate de que había un sutil aroma a podrido, casi imperceptible, tal vez era porque estábamos cerca de algún tiradero, pero cuando me di cuenta eran ellos quienes olían de esa manera, me percate de que no estábamos en la superficie, sino en el inframundo, antes no lo había notado, las personas que ahí se encontraban  empezaron a recitar algún tipo de hechizo, al parecer en una lengua muy extraña, no logre comprender nada, tal vez una lengua con antigüedad de dos mil años, pero como podía saberlo, sino tenía nada de experiencia interpretando lenguas antiguas. Al parecer el tipo de magia empleada comenzaba a tener efecto, se posicionaron diecisiete cristales, cada uno por anillo, estos comenzaron a transmitir una luz muy intensa, las argollas comenzaron a levitar adquiriendo colores muy intensos, parecía que se iban a fundir en el aire, como un especie de vórtice a otra dimensión, esplendorosos y magníficos daban una sensación de bienestar interior, pero lo que creía era una incorrecta y horrorosa respuesta, ya que estos anillos engañaban al organismo de mi cuerpo para absorber la energía y poder contenida en el. Comencé a flotar, las luces se centraron en mi dirección cubriéndome en una especie de manto irreal, mi pecho comenzó a tener un brillo bastante fuerte, doloroso a la vez, la sensación que sentía era como si mi interior fuese succionado por miles de sanguijuelas, la argolla faltante estaba dentro de mí, tendría que sacrificarme para que el ritual fuera conciliado, por alguna razón había accedido a ponerme en este riesgo tan mortal, cada segundo transcurrido parecía una eternidad. El final resultante debería de ser que los anillos absorbieran cada gramo de poder y vitalidad que contenía mi organismo, la nueva energía que las argollas contenían debería de durar aproximadamente mil años; eso es lo que pude deducir, pero una imagen no estaba clara, cuando toda mi fuerza fue extraída, caí violentamente hacia el suelo, pero un joven logro sostenerme antes de toparme con el piso, no podía creer lo que veían mis ojos, era al mismo muchacho que me controlaba a su voluntad, el me sostenía entre sus brazos, no podía negarme, como si estuviera en su control, me susurró al oído algo que no logre distinguir sus palabras por la debilidad que me agobiaba, percibía su aliento acercándose lentamente por mi rostro, hasta que los dos se fundieron como uno solo, desbordando pasión, como si en cada poro de nuestra piel fuera expulsada la excitación de nuestros cuerpos, la energía perdida la estaba  recuperando, por fin con la consciencia alerta quise observar a mi salvador, pero este ya no se encontraba en los alrededores, nunca sabría cómo se llamaba y peor aún, ahora que sabía que este muchacho había arriesgado su propia vida para salvarme, porque podía controlarme a su antojo sin que lo pudiera evitar, maldita vida de porquería. Desperté, la experiencia había sido demasiado acelerada, afuera se miraba el amanecer, el fin de semana había transcurrido demasiado rápido, ya era lunes. Solo faltaban dos días para que el miércoles llegara, que emoción. El inicio de semana me llenaba comúnmente con un pereza inmensa, pero esta vez no era así, sentía ganas de ir a la escuela, lo anhelaba, como si una parte de mi perteneciera a ella. Llegue, al parecer demasiado temprano, casi nadie en las instalaciones. Este día había comenzado de la peor forma, como odiaba mi vida, maldita sea. Fui a vagar mientras llegaba la hora de entrar a clases, me dirigí hacia la parte trasera de la escuela, siempre había querido ir allí, pero nunca tenía tiempo para nada, mientras caminaba pude percatarme de que por un costado del edificio, justo en la esquina, se encontraba una puerta pequeña oculta entre los arbustos mal cuidados, me acerque un poco para apreciarla mejor, pude observar que tenia grabados antiguos, en un extraño idioma, se parecía al de mi visión que había tenido antes, era extrañamente hermoso, reinscribí el grabado en mi liberta, después trate de abrir la puerta, pero estaba cerrada, pase mis dedos por el grabado, los detalles eran extraordinarios, me recordó al tipo de esmero que se le puso a las estatuas griegas en el resplandor de su época, ya pasado un tiempo contemplándolo mejor decidí ir al laboratorio de computo a investigar, total faltaban dos horas para entrar a clases. Lo primero que encontré fue muy poco probable, ya que decía que esos signos eran alienígenos que pronto visitarían al planeta tierra, de seguro o había publicado algún cuarentón que vivía con su madre y estaba obsesionado con seres de otros planetas; ya profundizando en la investigación, encontré algo muy peculiar, se refería al  “mundo” de donde provenía, hacía referencia a que esos grabados significaban que esa era la entrada y que solo podrían entrar los que habían sido concebidos en aquel lugar, con la llave por supuesto, esto solo la encontraría aquel que quisiera infiltrarse con el conocimiento que si no era bien correspondido seria decapitado al instante, pero si la reacción era contraria se le recibiría con gran alegría y se convertiría en parte importante de la sociedad. Me pareció fascinante, tal vez ser la heredera del inframundo no era tan malo como parecía; pero como podría entrar, si no conocía el paradero de la llave.

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