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Autor Tema: El Loto Azul  (Leído 5762 veces)

.Nico. Desconectado
« en: Febrero 14, 2011, 04:52 pm »

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El Loto Azul
« en: Febrero 14, 2011, 04:52 pm »
Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen, lamentablemente.

— Wiii — diálogo.
Wiii, pensamientos.

Que lo disfruten:


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EL LOTO AZUL

Capítulo I

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Contra todas las probabilidades, Ino Yamanaka se sentía sola, extremadamente sola; no tenía familia ni tiempo para sus amigos y eso la hacía empezar a sentirse algo vacía; necesitaba a una pareja, una persona que estuviera pendiente y preocupado por su seguridad, que sintiera celos y alejara a los viejos verdes que la acosaban día y noche, pero ella no era tonta y sabía bien que sus sueños estaban bien lejos de ser verdad, porque, a pesar de sus diecinueve años y de que seguía pensando constantemente en los cuentos de hadas, en esas fantasías opacas que terminaban siendo un castigo para su lúcida mente, estaba completamente segura de que, al final, seguirían siendo lo que eran: sólo irrealidades que jamás alcanzarían la verdad. Era obvio que estaba condenada a soñar simplemente.

No que con ello diera a entender que había abandonado toda posibilidad de amor, ¡era joven, todavía tenía mucho tiempo para disfrutar!, pero últimamente creía que algo le hacía falta y el cansancio no ayudaba a subir su ánimo, además que no había visto a Shikamaru ni Choji desde hacía un mes por una misión a la Aldea de la Arena, aunque suponía que el perezoso de Shikamaru estaría contento con la excelente bienvenida que le esperaba allá con esa pelos de escoba…

Y aunque Ino era hermosa, con su cabello brillando como el sol y su piel asemejando el color y la textura de los pétalos de la flor de nieve, la mayoría de los aldeanos creían firmemente que era una puta disfrazada de ninja, una niña tonta que aparentaba ser una guerrera, y por mucho que intentara convencerlos de lo contrario, terminaba ser causa perdida cuando miraban detenidamente su forma de vestir, así que, hace tiempo, había decidido dejarlos con sus erróneas percepciones de su personalidad e ignorar todos los chismes y comentarios que corrían como el viento por todo el lugar.

Pueblo chico, infierno grande, se dijo Ino con un suspiro de agotamiento, entrando en la habitación de interrogatorios, lista para cumplir su trabajo, aunque estuviera golpeando a la Hokage interiormente por ignorar su terrible cansancio y obligarla a hacer un trabajo extra sin sueldo, porque con eso podría pagar varios turnos del hospital a los que había faltado debido a un ligero retraso en su regreso del País de la Roca.

Se preparaba para introducirse en la mente de un asesino rango S que estaba amarrado a la silla de madera pulida, con una mirada segura, inspeccionando cada movimiento a su alrededor, aún estando en desventaja; a Ino le gustaba ese valor irracional que hacía que los corazones palpitaran un poco más lento, como evaluando la situación, sin miedo, acerándose lentamente a la locura.

La rubia lo observó intensamente antes de continuar, pues agradecía que tuviera unas facciones tan hermosas con la vida que llevaba, usualmente esos hombres y mujeres tenían aspectos horrorosos, un reflejo de lo que eran por dentro. Deseaba que esa imagen no cambiara mucho en su psique, ya suficiente tenía con sus propios problemas como para soportar cada día traumas más duros y perturbadores en cada traidor que se presentara delante de ella; casi temía perder la cordura.

Pero a la kunoichi ya no le sorprendía tanto ver las desfiguraciones mentales o físicas que cada uno de ellos presentaba, se había acostumbrado y endurecido a estas figuras de dolor humano; su trabajo lo requería, mas no por eso abandonaba su extrema sensibilidad, pues, cuando al principio sentía náuseas a cada instante, ahora soportaba migrañas que le recordaban lo que vio dentro del atormentado shinobi, pero, ciertamente, eran mejores que sentir que el mundo gira mientras sólo esperas poder llegar a tiempo a un escusado.

Realizó la posición de manos para su línea sucesoria y accedió al pensamiento de ese excluido social y lo que vio fue una repetición de tantas otras historias leídas en esas ruinas de ideas, en realidad, su vida había sido relativamente normal –normal para un ninja-, excepto porque su familia provenía de una larga descendencia de asesinos y él, al crecer lo suficiente, tuvo que enfrentarse a su destino. Recorrió ese mundo hasta hallar la caja fuerte "imaginaria" y la abrió con rapidez, encontró el secreto que el prisionero se había negado a decir con tanto empeño y salió de allí para volver a su cuerpo original. Fue fácil, cada vez era más fácil.

Se levantó del sillón en el que la habían dejado y reveló dónde se encontraba el escondite del resto de la banda que, últimamente, había secuestrado a varios funcionarios imperiales. Ibiki recogió la información y se dirigió a complementarla en la sala de archivos, no sin antes ordenarle que descansara durante dos días, al menos.

Bueno, al menos algo de consideración, pensó la rubia con ironía, pues le habían asignado esa misión apenas estuvo de vuelta en la puerta de Konoha, aunque dudaba mucho poder relajarse por aquel tiempo; seguro Tsunade volvería a abusar de su poder y pedirle algo pronto.

Salió de las oficinas del cuerpo de espionaje con una sonrisa en el rostro por su repentina libertad, hacía tiempo que no disfrutaba de caminar con lentitud por la aldea, respirando concienzudamente sin tener que preocuparse de nada más, tenía tanto que quería hacer, pero, sobre todo, deseaba hablar con su amiga pelo de chicle y contarse las novedades alrededor de sus respectivas ocupaciones y vida personal, si es que había.

Recorrió las calles hasta llegar al hospital y preguntó a una compañera de trabajo que paseaba con su ceñido uniforme si es que Sakura tenía turno ese día.

— No, esta mañana se fue de misión. Pero es raro que tú estés aquí, desde que entraste como reemplazo de tu padre te explotan  y sólo vienes acá a turnos muy cortos, además, es difícil encontrarte porque siempre pasas en el depósito de cadáveres con Shizune-sempai— comentó distraída Haruka, una enfermera pelinegra que experimentaba más amor por su trabajo que Sakura.

Ino aparentó no sentirse herida, sin embargo, los recuerdos de su padre la golpearon con una fuerza sobrehumana en su pecho, haciéndolo parecer un tambor crujiente, que amenazaba con romper todos sus huesos y desmenuzar su carne. Le quemaba, eran llagas que no le permitían pensar con lógica, porque no entendía qué había hecho mal en sus vidas pasadas para que se la castigara así, arrebatándole a las personas que más amaba. Cuatro meses habían pasado desde la muerte de su padre y aún no tenía las fuerzas para superarlo por completo.

—Sí, Ibiki cree que mis capacidades son lamentables en comparación a las de mi padre; soy muy débil aún — repitió la Yamanaka las palabras oídas de su sensei, de hecho, no le afectaba como debería, porque él siempre era así de frío y distante con las personas, pero sabía que era bueno, que tenía un corazón noble y se preocupaba de los demás o, sino, ¿por qué fue al funeral de su padre y le prometió que él se encargaría por completo de sus necesidades? Se distinguía a leguas que tenía mucho respeto por Inoichi Yamanaka y, con el tiempo, a ella la vio como a una hija, reprendiéndola cuando había que hacerlo y perdiendo la paciencia cuando ella no medía lo que decía o hacía.

—Oh — respondió con voz ahogada, impactada por la declaración de la orgullosa Yamanaka Ino.

La rubia se dio cuenta y se rió estridentemente, reconociendo la rareza de la situación, no que ella fuera altiva hasta el punto de no reconocer sus propias debilidades, pero hacerlo en público era un punto al que no le gustaba llegar, pero esta vez fue tan natural, que no le molestó en lo absoluto.

—Bien, debo irme, quiero aprovechar estos momentos para abrir la florería. Ven más tarde, si quieres, y te ayudaré a conocer a Kouta – dijo Ino, con unas cuantas carcajadas todavía escapando de su control.

Haruka no estaba segura de lo que sucedía, y también se sentía bastante avergonzada de que Ino supiera que no había despegado el ojo del amigo que trajo días antes, pero decidió que lo podía dejar así, se había fijado que tocó un tema inadecuado y estaba aliviada que riera tan amenamente y no se encontrara con una crisis emocional. Se despidió y volvió al trabajo, pues aún tenía que atender a varios pacientes en las habitaciones de recuperación y ya había perdido demasiado tiempo, probablemente, el doctor estaría llamándola a gritos...

Ino fue a buen paso con dirección a la floristería, dispuesta a seguir con su duro pero gratificante pasatiempo. Resolvió tomar el camino largo, para pasear un poco más. Pasó por el mercado y saboreó con el olfato los diferentes platos que se cocían dentro de instalaciones, dejándose seducir por el aroma, pero negándose a entrar para ahorrar el poco dinero que le quedaba; extrañamente, no se encontró con nadie que conociera. Caminó hasta la torre Hokage, conteniéndose para no volver y sentarse a comer el almuerzo que que su estómago exigía; al frente del edificio se encontró con Shizune y esta le comunicó que, justamente, iba a avisarle que Tsunade la llamaba para hablar sobre un tema sumamente importante.

La Yamanaka suspiró pesadamente y rogó a los cielos que no fuera otra improvisada misión, porque su vigor estaba por los suelos y desconfiaba en poder arrastrarse si quiera hasta otra aldea. Subió hasta la oficina de la Hokage, acompañada de la mujer con la cerdita en brazos y golpeó la puerta, desatando la fuerte voz de la voluptuosa mujer que indicaba que entrara.

Se acercó al escritorio de su jefa y le cuestionó con la mirada, a lo que la aludida indicó con su dedo índice el lado derecho de la habitación, pero con sus irises aún fijos en Ino, calculando minuciosamente las probabilidades de reacción de su subordinada. Ino compuso una expresión de confusión y deslizó su vista hasta el punto indicado.

— ¿Qué es lo que... - empezó Ino, pero se detuvo al instante al descubrir unos ojos que imitaban a la perfección la oscuridad de una noche nublada, ahogada por el deseo de saborear el sufrimiento que ella misma había visto caer sobre uno de sus hijos. El rostro de la florista sufrió una mutación, encendiéndose la ira en sus ojos exhaustos y coloreándose sus mejillas de la cólera que estaba a punto de mandarla de regreso al hospital.

—Sasuke.


Continuará...

__________________________________________________________________________________________

¡Hola!

¿Que les pareció? No espero que sea una maravilla cautivadora, pero tampoco está tan mal..., ¿verdad?

Por cierto, que ninguna pareja está decidida todavía y hay varios sexy idols en el País del Fuego que quisiera incluir.

Deseo que les agrade y que, sin importar que no sea así, comenten, por favor, que las críticas siempre ayudan a mejorar.

Gracias por leer mis humildes palabras.

Cuídense.

Nos veremos.




Quiero ser más...

¿Más qué?

No sé, simplemente... más.



Ellie Desconectado
« Respuesta #1 en: Febrero 14, 2011, 05:46 pm »

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Re: El Loto Azul
« Respuesta #1 en: Febrero 14, 2011, 05:46 pm »

¿Que qué me pareció?

Pues... ya lo había dicho, es excelente.

Me ha cautivado por completo, y eso que tengo cierta aberración dirigida hacia Sasuke idiota. Aunque no es intencional xD

Quiero leer la continuación, porque estoy intrigadísima por saber qué pasará. Así que, querida, deberás actualizar cuanto antes, eh... Sino te acosaré xD


En fin, nos vemos pronto. Cuídate mucho y que la Musa permanezca a tu lado por mucho tiempo.


¡Besitos!

シカいの めんどくさい!


nanase Desconectado
« Respuesta #2 en: Febrero 15, 2011, 07:27 am »

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Re: El Loto Azul
« Respuesta #2 en: Febrero 15, 2011, 07:27 am »
Que hermoso fic o-o.... OMG me encata me has engachado montones x3.....

Quiero conti >.<

Saludos!!!

Osaki Ivii Desconectado
« Respuesta #3 en: Febrero 16, 2011, 01:42 am »

  • ...En la lluvia de estrellas, puedo ver tus ojos llorando por lo que has perdido...
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Re: El Loto Azul
« Respuesta #3 en: Febrero 16, 2011, 01:42 am »
Buenas...
Debo admitir que el Titulo me obligo a leer tu fic, El Loto Azul... (Flor de Loto, las amo)
Aunque la idea de Ino y Sasuke, no me gusta para nada estoy acostumbrada a SasuSaku, bueno... tambien podría ser ItaIno.
Con respecto a la redacción, me encanto, las metaforas aunque pequeñas transmiten mucho.
Muy buena historia, sigue así.
Sayonara  ;D

.Nico. Desconectado
« Respuesta #4 en: Marzo 17, 2011, 09:01 pm »

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Re: El Loto Azul
« Respuesta #4 en: Marzo 17, 2011, 09:01 pm »
Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen, lamentablemente.

N/A: Gracias por sus comentarios, al final tendrán una explicación más detallada.

— Wiii — diálogo.
Wiii, pensamientos.

Que lo disfruten:


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EL LOTO AZUL

Capítulo II

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La mirada de Ino, tan llena de rencor, hizo que la expresión de Sasuke cambiara a una de confusión por un segundo, un mínimo despiste a su  habitual serenidad, que en un momento volvió a su estado natural; aunque no se esperó tal bienvenida de la rubia tonta, tampoco era demasiado importante, ni siquiera era una pieza fundamental para llegar a su meta, pero le sorprendía el hecho de que hubiera renunciado a conquistarlo, aún cuando Sakura seguía tras él.

Esa misma mirada volteó hacia la Hokage, buscando una explicación clara de por qué el traidor estaba en la aldea; por qué, siendo un asesino rango S, estaba sentado tranquilamente en la oficina de la mandataria de la aldea que quiso destruir; por qué no lo había torturado, sacado información, torturado otra vez y luego asesinado; por qué tenía que ser Sasuke el que no sufría; por qué...

Ino apretaba la mandíbula con rudeza, conteniendo la suerte de insultos que estaban a punto de escaparse de su autocontrol, y a esas pequeñas lágrimas que le picaban los ojos, ese nudo que apretaba su garganta, de la pura rabia que avanzaba por sus venas y nublaba su capacidad de razonar. Ino sólo quería destruirlo, acabar lentamente con el maldito cabrón, con el hijo de puta que había acabado tanto de lo que amó. Quería que pagara, porque ahora entendía ese sabor a venganza roja que se expandía por su boca, entendía los sentimientos que impulsaron a Sasuke a cometer tantas estupideces y quería ver su cuerpo mutilado por ello.

Tsunade frunció el ceño, debió suponer que algo así sucedería, pero tenía esperanza de que lo que sintió la Yamanaka tiempo atrás por Sasuke pudiera atenuar su ira. Respiró profundamente e intentó pensar con claridad, llegar a la mejor conclusión. Probablemente la idea de la misión quedaba descartada, pero si no era ella, sería casi improbable que otro pudiera hacerlo; tenía que decidir si explicarle la situación sería la mejor idea o si únicamente empeoraría las cosas. Maldición, necesitaba un trago del líquido que guardaba la botella de cristal a lado de sus pies. Respiró profundamente otra vez y se dispuso a enfrentar a una de sus mejores kunoichis, pese a que sabía que no tenía derecho a ordenarle una misión que sólo le causaría dolor.

—Ino, escúchame bien, sin ninguna interrupción —aclaró con la vista fija en su subordinada, subrayando cada palabra.

Ino cerró los ojos, preparándose para mantener su rostro indiferente y su mente en blanco, para escuchar atentamente y no formar juicios acelerados que, tal vez, terminarían por arruinar la oportunidad de ser ella la que clave la estaca en el frío pecho del asesino a su espalda. Se mentalizó para no actuar impulsivamente y abrió los ojos con determinación; oiría hasta el final lo que tenía que decir y si, después de todo, no lograba satisfacer lo que oía, ella misma se encargaría del asunto.

Tsunade esperó el tiempo que tardó Ino en convencerse y luego prosiguió, no sin orgullo de que su estudiante pudiera hacer esa pausa para ver que más había en el tablero, sólo esperaba que eso no cambiara cuando moviera la siguiente ficha.

—Sasuke desea formar parte de nuevo de la aldea, me ha dado sus motivos y me parecen justos, ha pedido disculpas y las he aceptado. Como sabrás,  yo no puedo hablar por los demás Kages, así que les he informado sobre él y he pedido indulgencia, alegando alguna… información que la mayoría desconoce y de la que supe recientemente, además de que Sasuke nunca asesinó algún aldeano ni ninja inocente de cualquier aldea, al menos no directamente, pese a que tuvo muchas oportunidades para hacerlo, aún más, ayudó a erradicar a Akatsuki y a varios exiliados; ellos aceptaron con estas razones, aunque, claro, tienen sus dudas y por ello es que será sometido a investigación y vigilancia, pero tratado con el respeto que cualquier otro miembro de Konoha  merece— la voluptuosa pensó muy bien cada oración y pronunció cada letra con sumo cuidado y sin saber todavía si debía preocuparse o alegrarse por el estoicismo de la lectora de mentes.

Ino procesaba con mucha lentitud la información, sin poder reaccionar, sin entender cómo podía ocurrir algo tan injusto para ella y para tantos otros que sufrieron por culpa del infeliz egoísta. Una lágrima resbaló por su mejilla, pero fue indiferente a ella, eso no significaba nada para todas las que derramó durante tantas noches que tuvo pesadillas, en las que no podía dejar de pensar en que él le había robado al único ser que la había amado más allá de toda lógica, que había hecho todo por ella…, incluso ofrecer su alma para encontrar al que ahora tenía el perdón de todos.

La apostadora se sentía monstruosa, pero debía hacerlo, aunque estaba siendo atacada por las emociones de aquella joven que se levantó después de darse de bruces contra el suelo y quería llorar también junto a ella…, tenía un sentimiento de empatía hacia la mujer que demostró que su belleza era un don complementario a sus increíbles habilidades como ninja, a su incansable fuerza de voluntad para seguir aunque nadie creyera que sería capaz.

—Tu misión es— la voz de Tsunade estaba dolida y la frase que tantas veces había repetido ahora le resultó ruin—interrogar a Sasuke y determinar si sigue siendo un peligro o no, será tu tarea durante el tiempo que sea necesario para que sepas todo de él. Se quedará en una celda del cuartel y estará a tu cargo —terminó sintiendo como un gran peso se posaba sobre su espalda.

Ino no dijo una sóla palabra, ni siquiera se movió y comprendió que no podía hacer nada, ella era una kunoichi y debía acatar órdenes, por si fuera poco, le debía mucho a su maestra, así que lo haría, se encargaría del Uchiha por ella, por su padre, porque él nunca se habría negado y su hija no lo haría a esas alturas, después de haber recorrido tanto para estar más cerca de uno de los mejores.

—Como ordene. Me retiro —fue lo único que pronunció y salió de la estancia, dejando a dos personas descolocadas dentro; uno sin saber muy bien a qué se debía el drama ocurrido y la otra sin saber muy bien por qué fue tan simple convencer a una de las más tercas jóvenes que ha conocido.

Cuando la rubia se marchó un silencio incómodo inundó la sala y Tsunade ya no estaba tan segura de haber hecho lo correcto al permitir que Sasuke se quedara, pero no podía evitar pensar en su juventud, en todo lo que ya había desperdiciado de su vida y, en que, prácticamente, era un niño que escogió caminos incorrectos y quería redimirse. ¿Cómo negarse a un argumento tan lógico? ¿Cómo ser tan cruel para darle la espalda?

Le dolía la cabeza.

Tanteó la botella en el suelo, la agarró con fuerza y bebió de un solo trago lo que quedaba en ella, poco menos de la mitad. Sasuke la observaba inquieto, sabía que algo había sucedido, algo que escapaba de sus casi nulos conocimientos de lo sucedido en su ausencia y era algo que lo perjudicaría o que ya lo estaba haciendo.

El moreno debía analizarlo todo, desde lo más insignificante hasta lo más relevante, tantear el terreno y determinar cómo debía moverse en el lugar.

Sasuke Uchiha no era estúpido y sabía bien que no estaba en las mejores condiciones para regresar a la aldea, no después de estar cerca de llevarla a su destrucción, pues se había ganado varios enemigos que lo mirarían desde lejos esperando lanzarle un kunai y con eso se quedaba corto, pero también sabía que tenía a su fastidioso y horrendo club de fans que lo seguirían a todos lados y lo defenderían a capa y espada, lo que era un punto a favor, pero no lo suficiente para detener a shinobis mucho más experimentados que no tendrían inconveniente en intentar eliminarlo, por supuesto, aunque se reunieran y lo atacaran a la vez, no podrían hacer nada en su contra, pero lo preocupante era que, si tan siquiera los hería, tendría que escapar volando para no ser encarcelado.

Sasuke echó la cabeza hacia atrás y miró el techo concentrado en sus meditaciones; debía ser cuidadoso en lo que hacía y a dónde iba para evadir esos pequeños obstáculos que hurtarían su reciente e inestable libertad, una libertad que le sabía a gloria después de estar huyendo durante años y que estaba resuelto a conservar fuera como fuera, aún arriesgando su propio orgullo para conseguir algo más grande: una absolución total y permanente.

—¡SHIZUNE! —gritó de repente la Quinta, en camino ya de emborracharse todo el resto del día, despertando al azabache de sus cavilaciones.

Al instante su ayudante irrumpió en la habitación con la cerdita en sus brazos. Una mirada desaprobatoria surgió cuando puso sus ojos sobre el cristal vacío del licor encima de la mesa y el que la Hokage trataba de abrir con dificultad.

—Tsunade-sama, tiene una reunión con los ancianos de la aldea en media hora — dijo con reproche la ninja médico, esperando que eso fuera suficiente para que dejara la botella lejos durante algo de tiempo, aunque no tenía muchas esperanzas.

—Lo sé —respondió dándole un toque de cansina obviedad que ofendió a Shizune.

Si lo sabía, ¿por qué lo hace?, pensó con incredulidad la morena. No le sorprendía, pero no podía dejar de pensar en lo ilógico que podía resultar hablar con su superiora, sobre todo cuando se trataba de uno de sus pequeños vicios.

El rostro de Tsunade permitió una expresión de satisfacción cuando logró abrir la botella, alzó su premio y dejando caer un gran trago del líquido sagrado en su boca su humor se alivianó visiblemente. Por su lado, Shizune estaba haciendo esfuerzos sobre humanos para no ir y tirar esa jodida botella por la ventana.

—Pero te llamé porque quiero que lleves a Sasuke al matadero de Ibiki — la voz de Tsunade adquiría ciertos tintes borrosos y sonaba algo desafinada, síntomas claros que estaba próxima a entrar en la borrachera.

Shizune conocía que era imposible hacerla entrar en razón, así que decidió cumplir órdenes y luego dar una buena explicación a los ancianos para que no molestaran a la ebria de su jefa, que, seguramente, ya no estaría cuando volviera y se habría largado a algún antro para “desahogar sus penas” con un montón de viejos pervertidos que esperaban a que estuviera lo bastante fuera de sí para aprovecharse de ella. Debía regresar pronto o lo lamentaría luego.

Suspiró cansada, miró a Sasuke y le pidió que la siguiera, dejando sola a una gastadora compulsiva que cambiaría todo su efectivo por sake o, en su defecto, apostando para terminar perdiendo.

La médica lo conducía hasta un extremo de la aldea regañando a Tonton sobre lo sucia que estaba y que tendría que bañarla en la noche, sin aplazamientos,  mientras la cara del animal estaba entre la felicidad y la decepción; no quería bañarse, pero no le gustaba apestar; en la noche dormía con su verdadera dueña y quería oler bien para que no la sacara de la cama. Después de todo, una cerda también tiene cosas en qué pensar.

Pero Sasuke tenía otras preocupaciones, como las últimas palabras pronunciadas por la voluptuosa que no dejaban de revolotear por su mente; conocía a Ibiki sólo de vista y parecía un psicópata que haría lo que sea por sacarte, aunque sea, una palabra; si ya era malo Ibiki, ¿qué tan malo sería su propio matadero?  Aunque quizá estaba pensando demasiado y armando juicios paranoicos, producto del sentimiento de estar siempre observado, sin siquiera estarlo. También le molestaba ignorar parte de la conversación de las dos rubias, le intrigaba el motivo de que ambas se hayan puesto tan sentimentales de repente y, más que todo, no dejaba de pensar en una de esas rubias: Yamanaka. Después de tantos años sin verla había cambiado mucho, pero estaba seguro que seguiría siendo una debilucha en la que nadie creía, aparte de su gordo amigo y el Nara, pero la cuestión era su mirada; era la misma mirada que él tuvo en su infancia, la misma mirada que tuvo Gaara antes de conocer a Naruto.

Antes de darse cuenta, habían llegado al edificio de tres pisos, blanco con dos franjas azul marino, que guardaba los secretos de Konoha.  Dos shinobis custodiaban la entrada y con letras mayúsculas el frente gritaba “DTIK”: Departamento de Tortura e Investigación de Konoha.
El clima fresco repentinamente se le hizo más pesado a Sasuke, pero su orgullo lo impulsaba a seguir caminando, pese a que sabía que si entraba en esa jaula no podría salir hasta ser considerado inocente por una chica que, al parecer, lo odiaba desde el fondo de su alma.

—Mierda— susurró el Uchiha al traspasar el umbral y distinguir al jefe de ese departamento esperando su llegada con una sonrisa en la cara.

Ibiki.


Continuará...

__________________________________________________________________________________________

¿Qué tal, bellas?

Este capítulo lo tenía hasta la mitad desde hace mucho tiempo, pero últimamente estoy muy ocupada y no había podido terminarlo, pero espero que sea de su agrado.

Agradecimientos:

Ellie: ¿Qué haría sin ti, panquesito mentiroso, que me apoya siempre? Sabes que siempre te agradeceré lo incondicional que eres, aún cuando mis historias no se asemejan un poquito a las tuyas, tan preciosas... Con respecto a Sasuke, recuerda que no estoy convencida de que termine con él y pienso dar varias vueltas hasta determinar con quién se queda nuestra rubia, aunque usualmente siempre lo hago muy simple xD. Gracias por tu comentario, querida. Gracias, mi dulce corregidora.

Nanase: xD Gracias, me alegro que te gustara y espero que siga así, trataré de que no se vuelva aburrida y espero que sigas comentando. Besos.

Osaki Ivii: Sí, te entiendo, yo también amo los lotos xD. Al principio ellos tampoco me gustaban, pero con el tiempo le cogí el gusto tanto que ahora amo leer y escribir sobre ellos, pero recuerda que no es seguro que sea un SasuIno. Muchas gracias y espero no decepcionarte con los nuevos capítulos. Suerte.


Cuídense.

Nos veremos.



Quiero ser más...

¿Más qué?

No sé, simplemente... más.



nanase Desconectado
« Respuesta #5 en: Marzo 21, 2011, 03:43 pm »

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Re: El Loto Azul
« Respuesta #5 en: Marzo 21, 2011, 03:43 pm »
No es demaciado cruel lo q le hicieron a Ino D: es q se ve q no tolera al Uchiha xD.... mi no quiere q le pasa nada a ellos ._....

Linda conti x3

Saludos!!!

Dorentyna Desconectado
« Respuesta #6 en: Mayo 21, 2011, 11:04 am »

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Re: El Loto Azul
« Respuesta #6 en: Mayo 21, 2011, 11:04 am »
Para empezar debo darte muchos saludos, luego, he tenido que aprenderme los personajes del anime Naruto, hay tantos personajes y de los cuales cada quien tiene sus fans, no me voy a basar  quien es mas bueno que el otro o quien es mas guapo o guapa solo me baso en la redacción.

Una historia debe ser respetuosa en su ortografía, precisa en su redacción y sentimental para cuando se expone el sentido. He visto lo que quiero y por eso te escribo, exponiendo mi agrado ante la historia, la verdad, lo que me trajo aquí fue el titulo, es precioso y muy llamativo aunque hay muchos que no les atrae algo tan bueno como esto. Debió tomarte un buen tiempo para exponerlo, claro, al menos que seas tan puntual y ferviente al gusto de la literatura.
Vuelvo con el tema, a ver, no me voy a equivocar porque su nombre es simple y precioso, Ino, muestra una faceta casi apropiada en contra de un tipo como Sasuke, a cuestas de lo que ellas siente, cuidado con los romances de odio al amor, siempre ocurre eso y yo sé porque lo digo, experiencias a mi edad (no soy tan anciana) lo que si me llama la atención es el hecho en como juegas con los sucesos, eso dice mucho querida.
Mira, quiero hablarte más pero ahora voy de retraso a mi clase así que nos vemos, eso si, debes continuar con algo tan precioso como esto.

Nos vemos
Sorry but you are not allowed to view spoiler contents.

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