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Autor Tema: Inuyasha: /Al otro lado del tiempo/  (Leído 4330 veces)

PennyDraco
« en: Enero 16, 2013, 12:49 pm »

Inuyasha: /Al otro lado del tiempo/
« en: Enero 16, 2013, 12:49 pm »
Bueno, ante todo mis respectivos saludos. Andando en mi baul de los recuerdos...pues decidí traer a mi mente aquellos momentos en que veia este gracioso y entretenido anime. Esta es la primera vez que hago un Fic de Inuyasha y...espero el apoyo de ustedes ya que los lectores son parte fundamental para escribir constantemente...En fin...Aquí les dejo la sinopsis para que tengan una idea de la historia.


Al otro lado del tiempo

Disclaimer: Los personajes que se tomarán son del anime Inuyasha y de lo cual no me pertenecen. Propiedad absoluta de la gran ©Rumiko Takahashi
Título Original: Al otro lado del tiempo
Parejas: Un límite de Sesshomaru x Kagome x Inuyasha. Aparición de un Oc (convirtiéndose en uno de los personajes principales)
Autora: PennyDraco o Rumira


Sinopsis

Ya ha pasado cerca de un año en que Naraku fue derrotado volviendo así al mundo del pasado todo está en paz. Kagome lleva una vida en el pasado junto al hanyo y sus amigos. Rin vive como una humana hasta el tiempo que ella decida…Todo está en aparente armonía hasta que…un mal mucho más fuerte que Naraku aparece. No solo quiere la piedra Shikon sino que…un arma antiguo oculta hasta aquel momento. Si Kagome fue la única humana que cruzó el pozo y las barreras del tiempo para poder derrotar a Naraku…¿Qué pasaría que la persona allegada a ella también pueda lograrlo? Y ¿Qué pasaría si esa persona le da una lección al gran Sesshomaru? Más aun si esa persona es alguien familiar para el gran youkai príncipe del oeste…





—Prologo—


La luna estaba vivazmente brillante. El cielo nocturno despejado de nubes estaba contemplando lo que pasaba en aquellos momentos. La brisa arrastraba el aroma de dos grandes presencias que no se miraban.

Uno de ellos sonreía nostálgicamente como si un vago recuerdo dulce llegaba lentamente a su memoria. El gran demonio seguía observando la luna pero su gran olfato le decía que su cachorro no estaba allí para a una incómoda despedida.

—¿Vendrás conmigo? —preguntó el daiyoukai sin observar los ojos ambarinos de su primogénito.

— Ese es tu problema—contestó fríamente como siempre lo hacía—Tú sabes porque estoy aquí.

—Ni siquiera te preocupa lo que pueda pasar con tu amado padre—no fue una pregunta—Tu ambición es mucha, hijo mío. No sabes valorar lo que uno te da.

—No me vengas con esos sermones infantiles—tajantemente interrumpió el peliplata menor—Antes de cometer tu suicidio, te exijo que me des Tessagai, Tensegai y Sounga ahora mismo.

El gran demonio sonrió sin darle la mirada a su hijo, seguía de espaldas observando el cielo nocturno. Pensando en muchas cosas que podían relacionarse con su cachorro. Aún recordaba cuando vio esos pequeños ojitos ámbares de Sesshomaru siendo este apenas un recién nacido o cuando su cachorro empezó sus entrenamientos a una corta edad…una muy corta. A veces, Inu no Taisho se mortificaba en hallar el punto donde su pequeño Sesshomaru cambio totalmente.

De un youkai noble y cariñoso a uno malvado y frívolo…Era como si hubieran reemplazado a su muchacho.

Pero Sesshomaru ya había crecido mucho y había tomado sus propias decisiones; el gran daiyoukai no podía intervenir en eso pero si aconsejarle como todo padre lo hace por su hijo para que no tome los caminos equivocados aun si este los rechace.

—¿Por qué quieres tener el poder de esas tres espadas? —preguntó sin más el padre olfateando la respuesta segura de su hijo—Eres ya fuerte como para poseer las tres espadas.

—Aún no soy fuerte. Si lo fuera, yo mismo te hubiera matado por atreverte a ensuciar nuestra sangre al mezclarte con esa sucia mortal.

—¡Silencio Sesshomaru! —rugió el daiyoukai de manera severa provocando un poco de temor en el joven peliplata.

Quizás Inu no Taisho tomara de forma normal y pasable los insultos de su hijo hacia su persona pero…jamás dejaría que alguien se atreviera a insultar a su esposa y la madre de su pequeño cachorro recién nacido. El osado pagaría por aquel atrevimiento.

—¡Ser un youkai no te da el derecho de insultar a los humanos! —seguía rugiendo el gran demonio pero esta vez dándole la mirada a su hijo—¡Mucho menos a la mujer que tomé como esposa! —guardó un breve silencio para oír a su hijo pero este no dijo nada—Aún no has aprendido lo que te enseñé, pese a que tu madre también te habló de las cosas.

—No metas a mi madre en esto.

—Claro que no meteré a la mujer que me dio la alegría de darme a un heredero—los ojos oscuros de Inu no Taisho seguían sobre su hijo—Ella también te educó bien. Pero tú nunca aprenderás por palabras. Los youkai como tú aprenden por los golpes de la vida.

—No tengo intención de volver a oír tus sermones, padre—ese tono frio seguía en el menor—Por si no lo recuerdas, tienes una batalla por lo que lidiar así que te sugiero que me des tus armas antes de que las desperdicies.

—¿Quién eres tú para dar órdenes al gran Inu no Taisho? —irónicamente indagó el gran demonio. Sesshomau enmudeció—Serás mi primogénito pero recuerda que ya no eres el único hijo que tengo—ese era el detalle que debía recordar siempre al mayor de los Taisho—Mi pequeño cachorro merece una de mis espadas así como tú.

—Un hibrido como él no debe heredar nada.

—Yo soy quien pongo las reglas, Sesshomaru—él notó esa mirada desafiante de su hijo—Es tu hermano ante todo y necesitara de ti cuando yo no esté—la arrogante sonrisa de su hijo salió a flote—Marginar a tu sangre tan solo te hará ver como un orgulloso que no merece nada de lo mío.

—Si ese hibrido fuera un youkai…quizás….solo quizás lo aceptaría como mi hermano y tendría mi protección—dijo Sesshomaru sin más—Pero decidiste en convertirlo en un odiado y despreciable hanyo; sin embargo-tampoco deseo seguir dando vueltas a esta discusión-puedes hacer lo que quieras con tus espadas. Cuando ya no estés, yo mismo las buscaré y si ese hibrido tiene algunas de ellas pues se las quitaré por las buenas o…por las malas.

Inu no Taisho sonrió pero sin mostrar amargura…sino que era de decepción. Sintió pena por su primogénito. Su ambición lo estaba cegando de una manera tan estúpida…tan tonta. Sabía lo que su hijo quería y porque deseaba hacerlo. Su pequeño cachorro simplemente no había aprendió algo importante y eso aún le faltaba por comprender.

—No hay nada mejor para un padre en que su hijo lo supere pero de la manera en que este comprenda las cosas como son y deberían ser—dijo el gran demonio dando la espalda a su hijo—Pero tú jamás me podrás superar Sesshomaru. Si tienes mis tres espadas o no, jamás podrás ser mejor que yo—oyó el gruñido de su primogénito, estaba molesto—¿Sabes porque nunca podrás hacerlo? —el peliplata menor no le respondió—Tú no tienes lo que yo tengo y no me refiero a mis armas y poderes. Existe algo que yo poseo que no se puede compartir pero pudiste comprenderlo aunque veo que lo aprenderás a raíz de los años.

—Te superaré aunque por ahora no tenga esas espadas.

—Aunque las tengas no podrás superar mis límites—acomodó su estola, su olfato captó el olor del peligro—Contéstame algo Sesshomaru—no recibió ninguna afirmación de su hijo—¿Tienes algo a alguien por proteger?

Sesshomaru enarcó una ceja. Esa pregunta era estúpida. Él era un youkai, el príncipe de las tierras del oeste y no existía en él esos ridículos sentimientos de protección hacia alguien salvo hacia sí mismo. Pero no entendía cual era la intención de su padre.

—Veo que no podrás contestármela hijo mío—los ojos del gran demonio estaban sobre el cielo oscuro—Creo que nunca la oiré al menos que exista alguien que regrese a los muertos a la vida—sonrió el daiyoukai—Espero tengas suerte en la vida hijo mío. Recuerda que te amo pese a todo y…sé que no darás tu brazo a torcer pero te lo diré. Tal vez odies a los humanos o a los hanyo pero…me harías muy feliz y orgulloso si cuidas de Izayoi y de tu hermano cuando yo no esté—como de costumbre, Inu no Taisho no oyó respuesta de su hijo—Creo que esto es todo…Cuídate Sesshomaru.

El daiyoukai tomó su forma original el de un demonio perro de gran tamaño y color plateado. Sus ojos proyectaron a la dirección donde su esposa estaba con su pequeño cachorro, dejando atrás a un callado y serio Sesshomaru.

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—Creo que le fue inútil ¿verdad amo? —preguntó la pequeña pulga subiendo al hombro de su amo demonio—Es un jovencito muy obstinado y frívolo.

—Lo sé Myoga pero me encargaré bien de él—dijo el daiyoukai que ya había optado por su forma humana—No creas que dejaré que mi hijo se vuelva en un mal demonio. Creo que es hora de darle lo que le corresponde—la pulga asintió.

—No se preocupe amo. Totosai está preparando sus armas muy rápidamente—aseguró Myoga.

—Perfecto. Debe estar listo todo antes de ir al castillo donde está Izayoi—el demonio caminó entre los árboles—¿Ella está aquí? —un poco inseguro preguntó el gran demonio.

—Por supuesto que si mi amo—respondió la pulga señalando con su pequeñita mano hacia adelante—La señora nos espera en el lago.

Inu no Taisho sonrió satisfecho. Avanzó rápidamente entre los árboles para llegar al punto citado con la gran hechicera que necesitaba para preparar algunos planes por el futuro de sus hijos. No había demandado mucho tiempo en llegar. El daiyoukai estaba ya en el lago, sus ojos encontraron a la mujer que estaba parada observando el cielo oscuro.

—Mi señor—saludó la dama de cabellos azabaches intensos y ojos azulados—¿En qué puedo serle de útil?

—He oído que te has vuelto en una mujer muy fuerte Shizuka—amablemente habló el Taisho—Por ello solicito de tus poderes.

—Después de lo que ha hecho por mí, haré todo lo que usted desea mi señor—al gran daiyoukai le pareció hermoso ver esos gestos infantiles y familiares de su pequeña protegida que ya se había convertido ahora en una hermosa y poderosa hechicera—Es usted como un padre para mí.

—Y tú como a la hija que siempre deseé aunque me haya tocado tener a un malhumorado hijo.

—Prefiero no tener como hermano al señor Sesshomaru—sonrió la azabache provocando que el peliplata demonio soltara un par de risas—Pero si usted mandó a llamarme es por algo que tiene que ver con sus hijos ¿verdad?

—Si Shizuka—asintió el Taisho acercándose más a la joven—Ya sabes bien lo que me pasará—era fácil olfatear los sentimientos de la joven que cuidó desde que era una pequeña de tres años—Estás bendecida con ese poderoso don de ver el futuro y…deseo mucho saber que será de mis hijos.

Shizuka suspiró penosamente. No por lo que había visto en los dos herederos, su pena era por el gran demonio que fue como un padre para ella. Por su mente viajó el futuro que le deparaba al daiyoukai y de lo cual no pasaba de esa noche.

—Mi señor—habló la chica tomando de las manos a Inu—las palabras sobrarían tenuemente. Ha sido oportuno en que también posee la facilidad de mostrarle a los demás lo que yo deseo—acarició el rostro de su señor—Vea por usted mismo de lo que será de ellos dos.

Inu sintió las cálidas manos de la joven tal como siempre había sido. La joven pasó una de sus manos por el rostro del daiyoukai y pese a la gran diferencia de tamaño, la hechicera llegó atrapar esos ojos hermosos que tanto amaba.

Por la mente de Inu no Taisho pasaban un sinfín de imágenes de sus hijos de una manera progresiva. Era la visión sobre el futuro de Sesshomaru e Inuyasha. Sonrió por su menor hijo, el futuro no iba ser fácil para él pero su recompensa seria…maravillosa. Era una lástima que no vería y consentiría a sus pequeños nietos. Sin embargo, el destino de Sesshomaru seguía oscuro y vagamente podría notar algo de felicidad en ello, pero una chispa de luz pasó en esa visión. Después de todo, su primogénito llegaría a mantener una estrecha relación con una humana aunque la visión se tornó oscura.

Solo pudo ver a su hijo solo.

—Lo siento mi señor—débilmente habló la azabache—Demanda mucho poder en ver y trasmitir visiones de hechos que se producirán en unos largos años—soltó la mano del demonio pero este la apoyó contra su cuerpo.

—Has ayudado mucho, hija—dijo este tomando en brazos a su joven protegida—Veo que mis hijos se harán fuertes a la manera en que el destino les tiene preparado para darles una lección. Aunque me preocupa Sesshomaru.

—Su hijo mayor esconde su corazón—el demonio la sentó bajó un árbol—No obstante, aprenderá mucho de la vida. No me preocuparía mucho por ellos dos—Inu la miró tiernamente—Siempre ha sido usted mi preocupación—un par de lagrimas salieron de los azulados ojos de la chica—Es usted un gran hombre y…al único capaz de enseñar los sentimientos de esta vida a los youkai. Es usted un gran padre. Todo lo que soy fue gracias a usted.

—Shizuka—sabía que su protegía ya había visto su futuro. Se agachó para estar a la altura de ella—desde que te hallé has sido la luz de mi vida. Fue contigo que aprendí a entender a los humanos. Fuiste luz en medio de tanta guerra—acarició el rostro de la joven, limpió sus lagrimas—Sabes que te amo y siempre te amaré. Eres mi hija, mi protegida—ella lo abrazó fuertemente mientras lloraba sobre el pecho del daiyoukai—Pero hay cosas que no podemos evitar. Hay cosas que debemos enfrentar y creo estar listo para darle la cara a mi destino.

—Sé que podrá pero…me siento inútil a no poder evitar ese futuro—se aferró al cuerpo del gran demonio—Pero le prometo que cuidaré bien de mi señora Izayoi y del pequeño Inuyasha.

—Me siento mejor al saber que protegerás a tu madre y a tu pequeño hermanito—acarició los cabellos de su protegida—Quizás no me puedas ver luego, pero estaré contigo siempre—besó la frente de la hechicera y se alejó de ella—Ahora, tengo que proteger a dos de mi familia.

Se puso de pie mirando hacia el cielo. Era hora de partir, estaba ya listo para enfrentar su futuro.

—Padre—llamó la ojiazul, él sonrió al oír ese palabra—Quiero darle esto como muestra de mi afecto hacia usted—la chica se puso de pie un poco mareada, le extendió un collar con una hermosa gema en forma de colmillo—Es un colgante bendecido para su protección cuando parta de este mundo—el Taisho tomó el collar aunque notó un peculiar defecto—La otra mitad lo tendrá alguien merecedor del colmillo.

—Por lo que veo te has vuelto más poderosa—dijo este sintiendo el gran poder que emanaba esa gema—Lo llevaré conmigo al otro mundo para tener un recuerdo de alguien amado—observó la sonrisa de la joven—Es mejor que esperes aquí. Enviaré a alguien para que te escolte a casa.

—No será necesario. Creo que Sesshomaru ya se dio cuenta de que Sounga no estaba con usted—dijo ella apoyándose contra el árbol—Supongo que estará pensando de que yo sé de sus planes aunque es algo de verdad.

—Tú sabes lo que tienes que saber, hija—cariñosamente se expresó el daiyoukai—Pero no sientas temor por Sesshomaru. Él jamás podrá lastimarte—sonrió antes de transformarse—Estás bendecida con mi protección hasta cuando tu corazón deje de latir.

Y así fue como Inu no Taisho tomó su apariencia verdadera. Se encaminó hacia su mujer y su cachorro en medio de la noche deprimente.

Shizuka se quedó observado la dirección que su amado padre había tomado. Las lágrimas no tardaron en caer por sus hermosas y rosadas mejillas. Amaba mucho a ese demonio, los límites de amor no eran de padre a hija. La hechizara se había enamorado profundamente de su protector.

Los recuerdos le llegaron cuando conoció al gran demonio, cuando este la llevó a su palacio y le dio todo en cuanto pidió como toda niña humana. Hasta una aparente familia ya que en esos tiempos Inu no Taisho estaba casado con la madre de Sesshomaru aunque en primer momento no fue agrado de la hermosa demonesa y mucho menos para su cachorro, pero llegó a ganarse el cariño de la gran dama. Así había pasado su vida, amando mucho a su padre hasta que se dio cuenta que se había enamorado profundamente de este. Su corazón le confirmó esa verdad cuando el Taisho se casó con la humana Izayoi…Fue en ese momento que supo que entre un demonio como él y una humana como ella jamás habría un romance. Inu no Taisho la veía como si fuera aún una pequeña niña y eso jamás se rompería.

—Espero que algún día, en alguna otra vida…—murmuró la hechicera que se desvanecía por el gran cansancio—me llegue amar con la misma intensidad que yo lo amo…Mi señor Taisho—acarició la mitad del colmillo que hace poco le había regalado al daiyoukai—Invertí mis poderes en ese amuleto para poder estar con usted en el mas allá. Lamento si no llego a cumplir mi promesa de proteger a mi señora Izayoi y…a mi pequeño hermanito.

Shizuka se desplomó del cansancio con una sonrisa en sus labios. Invirtió todo sus poderes en esa gema de forma de colmillo para su gran amor…para su amado Inu no Taisho…


Tres años después…
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—Ya coloqué la barrera necesaria—dijo una mujer mientras tomaba su postura—Nadie podrá atravesarla y mucho menos usurpar parte de la propiedad de mi señor.

Estaba parada sobre una gran piedra en forma humana como si de ángeles se tratase. Ella había estado perfeccionando una gran barrera por días en las profundidades de las montañas para proteger el secreto de cierto instrumento que el gran Taisho le había pedido mucho antes de que muriera.

—Ha sido perfecto mi lady—la pequeña pulga se subió al hombro de la hechicera—Estoy seguro que el amo Inu estará orgulloso de su usted. Siempre ha sido usted su mayor orgullo.

Shizuka sonrió nostálgicamente observando el cielo naranjado. Empezaba a oscurecer. Ya había pasado cerca de tres años desde la muerte del daiyoukai que amaba pero no se mortificaba tanto en no tenerlo físicamente. Después de todo, la gema de forma de colmillo había funcionado perfectamente y el gran Taisho también cumplió su promesa de protegerla aún esté en el más allá.

Pero Myoga olfateó ese dulce olor que lo alimentaba. Ese fluido estaba tomando el recorrido por el brazo derecho la hermosa azabache.

—Mi lady…no se encuentra bien—dijo la pulga viendo ese gesto de dolor de la mujer.

—Debo admitir que Sesshomaru ha mejorado muy bien—contestó la mujer al recordar la batalla que lidió con su hermanastro—Ha podido tocarme con sus garras pese a la protección que mi padre me ha puesto.

—Ese mal youkai no debió atreverse en tocarla—la pulga saltó hacia el otro brazo para ver la profunda herida que esas garras había dejado en la frágil piel de la humana—Estoy seguro que si el amo Inu estuviera en vida…hubiera asesinado sin pensarlo dos veces a ese estúpido de Sesshomaru.

—No te preocupes—dijo adoloridamente la mujer despojándose de la armadura plateada que protegía su brazo—Al menos, Sesshomaru no sabe la ubicación del secreto de mi padre—se despojó de la armadura que cubría la parte superior de su cuerpo—Me está pesando la armadura.

—Era de esperarse mi lady—un poco preocupado se expresó la pulga bajándose del hombro de la hechicera—Está demasiado débil después de armar esa gran fortaleza. Debería descansar.

—Lo haré pero antes llama a Totosai—ordenó amablemente la mujer apoyándose contra un viejo árbol—Y si puedes, consígueme unas cuantas hiervas curativas para poder parar la hemorragia mientras trato de recuperar mis fuerzas.

La pulga asintió y salió apresuradamente del lugar. Shizuka se sentó bajó la sombra del árbol. Sus ojos proyectaban el cielo que ya estaba oscuro. Maravilloso resultaba el ambiente. Las estrellas adornando esa natural masa oscura, la pradera emanando ese dulce aroma a flores y el gran silencio que se vivía en esos momentos. La hechicera dejó caer la parte superior de su armadura, la estaba asfixiando.

—Perfectamente has logrado romper esta valiosa armadura—pensó la hechicera limpiando su herida ensangrentada—No me imagino que hubiera pasado si no tendría esta armadura.

Y recordó como esas garras atravesó el campo de protección hasta rasgarle la armadura que protegía su hombro y llegar hasta su piel profundamente. Agradeció mucho a Inu no Taisho por esa perfecta y dura armadura que le obsequio y la cual siempre llevaba consigo hasta ese momento. El traje era similar a los exterminadores de demonios aunque la diferencia era el color plateado con franjas negras y un cinturón rojo, y el símbolo que tenia. El dibujo de la luna era significado de que pertenecía a la familia del gran Taisho.

Pero la mujer sonrió. Quizás no tenía el olfato de los demonios pero…tenía el poder de sentirlos a distancia. En ese momento sentía palpitantemente la presencia del ser que ya rondaba por su mente en esos instantes.

—Nunca te darás por vencido ¿verdad Sesshomaru? —soltó sin ganas la mujer tratando de ponerse la parte superior de su traje, solo estaba con una delgada camiseta color negro.

—No tengo intenciones de matarte, Shizuka—contestó el youkai saliendo de entre la oscuridad de los árboles—Si me das la ubicación de esas armas, te prometo no destrozar tu inmundo cuerpo de humana.

—¿Para qué quieres las armas de mi padre? —indagó, Sesshomaru frunció el ceño—Soy la guardiana de sus objetos personales. Tengo ordenes explicitas.

—No aprendes ¿verdad? —se paró justo al lado de la mujer, no la miró—Pese a que la armadura fue hecha especialmente para mi padre, nunca podrá proteger el cuerpo de un ser inferior.

Shizuka sonrió. Tomó las fuerzas suficientes para ponerse de pie y vestirse de la armadura. Sabía que no podía estar sin el traje ante el youkai. Caminó sin mirar al peliplata, tampoco tenía las intenciones ver ese rostro.

—No deberías dar la espalda a tus enemigos—dijo este con molestia mostrando sus garras.

—¿Enemigo? —sarcásticamente cuestionó mientras seguía caminando—He vivido contigo lo suficiente para diferenciar a mis enemigos, hermano.

—Jamás he sido ni seré hermano de una asquerosa humana—rugió el peliplata intensificando su molestia—Si valoras tu vida es mejor que me entregues a Tessaiga que yace en tu cinturón.

—Que buena vista—ella pasó su mano en el arma pero sin darle la mirada al youkai—Pero creo que seguirás esperando porque esta valiosa arma no puede caer en tus manos. Las órdenes de papá fueron específicas.

Sesshomaru maldijo a la humana. Estaba furioso y las ganas de matarla allí mismo eran latentes que no le importaba si esa mujer era la hija adoptiva de su padre o…la pequeña con la cual compartió parte de su vida de joven. Alzó su mano izquierda con esas garras afiladas con la intención de atacarla.

—Entonces mándale saludos a nuestro padre de mi parte.

El peliplata atacó a la hechicera sin retracciones. Ella reaccionó al sentir el latir de Tessaiga. El arma protegió a la portadora absorbiendo el ataque de Sesshomaru para devolvérselo con el doble de intensidad. El youkai esquivó su propio ataque.

—No tengo intención de pelear contigo Sesshomaru—un poco agitada habló la mujer pero mostrando una pacifica sonrisa—No hagas las cosas más difíciles. Nunca me ha gustado pelear con otros aun así sean mis enemigos.

—Es por eso que eres débil—contraatacó el youkai con el mismo ataque—Mi padre te educó como toda débil humana. Eres patética tal como la madre de ese hibrido que pagará las consecuencias si no me das las espadas.

—Ni se te ocurra poner un solo dedo en la esposa de papá y mucho menos en Inuyasha—la voz amenazadora de Shizuka fueron puntos clave para hacer vibrar a la otra espada oculta en el cinturón de la mujer—¡Si lastimas a mi familia, te juro que no pensaré dos veces en matarte!

—¡Entonces veamos hasta dónde eres capaz de llegar por proteger a esa asquerosa mujer y su bastardo mestizo!

Sesshomaru no dudó en volver a la ataque contra Shizuka. Se desató una batalla entre los Taisho pero siendo el peliplata el atacante, la ojiazul solo se cubría con Tessaiga. Ella sabía que estaba cayendo en el juego de su hermanastro al mostrarle lo que la espada podía hacer y por ello prefirió solo defenderse. Sin embargo, cada golpe que recibía la espada empezaba a vibrar aumentando su poder, por ello le pesaba más y sus fuerzas como humana no la ayudaban para coger el arma. Sesshomaru notó ese detalle y siguió atacando. No tenía intenciones de matarla pero si seguía poniendo resistencia haría que esa mujer muriera.

Pero entonces, la gran fuerza del peliplata provocó que Tessaiga pesara el triple de su peso haciendo que Shizuka soltara la espada. Esta cayó de rodillas por el cansancio y…por la herida latiente que tenía en el brazo derecho.

—Veo que no te has recupera del ataque de mis garras—caminó lentamente hacia la mujer—Admito que tienes agallas como para sobrevivir al veneno de ellas—observó como la mujer guardaba la espada en su funda—Shizuka no lo hagas más difícil. Dame a Tessaiga y…—observó la otra espada que seguía en el cinturón de la mujer—a Sounga…No creas que soy tan torpe para no darme cuenta de que esa espada valiosa está contigo.

—No eres merecedor de estas espadas—agitadamente dijo la mujer—Tessaiga tiene ya su dueño así como Tenseiga. Pero papá no dio revelación del dueño de Sounga aunque dudo de que exista ser que pueda dominar el gran arma de Inu no Taisho.

—Patrañas—alzó la mano para golpear a la mujer—Dominaré esas tres espadas y seré mucho más poderoso que nuestro padre—la mujer puso resistencia cubriendo a las dos espadas con su cuerpo, pero Sesshomaru alzó del cuello a la mujer—Shizuka no rompas mi paciencia—puso una de sus manos en la herida de la mujer, esta chilló del dolor—No me provoques a que rompa tu delicado cuello.

—No-No te daré…las espadas.

—Sabes que nunca fue de mi gusto golpear a la patética humana de mi padre—comprimió más el frágil cuello de la ojiazul—Pero creo que no tendré opción.

Y así apretó el cuello de Shizuka con mayor fuerza, la otra mano fundió las garras en la herida abierta. Algo que agradaba a Sesshomaru era el aroma de esa mujer así como su embriagadora sangre. Sin embargo, algo caliente empezó a herirle en el estomago. Sus ambarinos ojos notaron que la espada poderosa de su padre estaba hincándole el cuerpo.

—Papá no está fe-feliz contigo, her-hermano—dijo la mujer con dificultad cuando él la soltó—¿Por qué Sounga reaccionó así? —pensó un poco sorprendida observando como el pepliplata retiraba el arma de su cuerpo, observó el gesto de dolor por parte de él—Es me-mejor que te vayas. No quiero per-perder a alguien apre-apreciado de mi única fa-familia.

—No seas tonta—volvió alzar la mano con intenciones de matarla, estaba enojado—Padre no está aquí para protegerte—y ella no tenía intenciones de quedarse sin hacer nada, se puso de pie.

—Entonces pongamos fin esto aquí mismo, hermano—ella alzó las manos en señal de esperar el ataque del peliplata—No tenía intenciones de usar mis poderes contigo pero si no hay otra salida entonces lo haré—sus ojos azules tomaron un color rojizo, el youkai sonrió—Pero si yo gano quiero que cuides de Izayoi e Inuyasha… pero si tú ganas tendrás todo pero sin matar a mi única familia.

Él no dijo nada y ella sonrió. En un abrir y cerrar de ojos, los dos chocaron con fuerza. Sesshomaru quedó admirado de la fuerza sobrenatural que su hermanastra humana tenia aunque sus fríos e indiferentes ojos no emitían nada, pero eso no fue lo suficiente para derrotarlo. Sus garras habían pasado la protección que el daiyoukai puso en la mujer, había perforado la armadura llegando al pecho de la mujer. Shizuka sintió la sangre en sus labios y…el dolor intenso de esas garras afiladas.

—Te dije que pudiste darme esas espadas por las buenas—le susurró al oído, se apegó a ella sintiendo la agitada respiración de la mujer—Pero tomaste tu propio destino.

—Y-y tú el-el tuyo—pronunció con dificultad posando su mano izquierda en el rostro y la derecha en el pecho del youkai—Nun-nunca creí que usa-usaría esto con-contigo…hermano.

Una luz mezcla de azul y amarillenta envolvieron los dos cuerpos. Sesshomaru intentó apartarse de la mujer pero sus piernas no le respondían, sus garras salieron de la herida de ella para rodearla de la cintura y con la otra ayudar al cuerpo a que se apegue más al suyo. Él comprendió el abrazo obligado por parte de Shizuka pero no entendió el fin de eso.

—Este es un sello—pronunció con dificultad, su fuerza la estaba abandonando—Lo lle-llevarás hasta el día en que ha-halles a una hum-humana de cora-corazón puro y amable que rom-rompa esto a propia volun-voluntad.

Sesshomaru intentó librarse pero fue inútil. El dolor se intensificó tenuemente en su pecho y luego en su cabeza. Un dolor insoportable empezó a herirlo de manera descomunal. Quería matarla por su atrevimiento de lastimarlo con sus hechizos, quería romperle el frágil cuerpo pero solo seguía abrazado a ella hasta que…el corazón de Shizuka empezó a debilitarse.

—Cuida de ellos por favor—dijo la mujer a punto de morir—Cuídate mucho hermano y…le daré tus saludos a nuestro padre—entonces su corazón dejó de latir.

Ella cayó al suelo liberando a Sesshomaru. Este solo se llevó sus manos a su pecho sintiendo aún el dolor pero ya no era tan desgarrador.

—Maldita hermana—gruñó pero observó el cuerpo sin vida de la mujer—Todo fue en vano—sus intenciones fueron las espadas—Nadie podrá evitar que las tome—se acercó para cogerlas.

Pero estas vibraron y emanaron una luz cegante. Ambas espadas desaparecieron del lugar.

—¿Qué rayos pasó? —rugió al ver que ambas espadas habían desaparecido—Parece que te aseguraste bien de mantenerlas a salvo, padre—sabía que era obra de su progenitor y…de su hechicera hermanastra—Bien…si así lo deseas…Entonces yo mismo las buscaré—se puso de pie pero aún mareado por el efecto del ataque de la mujer—Solo porque admiro en que hayas osado en atreverte a desafiarme—observó el cuerpo de la mujer—Te daré una sepultura a tu altura...hermana.

Pero cuando intentó tocar el cuerpo de la mujer, el dolor lo atacó nuevamente con mayor intensidad. Sesshomaru se llevó las manos a su pecho, el ardor en su frente empezó a cegarlo. Masculló por esa aguda sensación con la intención de irse pero…el dolor rompió sus órdenes cerebrales y cegó su visión. El joven youkai cayó de cara encima del cuerpo de la mujer protegida de su padre…su hermanastra humana.


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Bien, eso es todo por el momento. Espero sea de su agrado y...las aclaraciones de la aparicion de un personaje creado por mi es con motivos concretos...luego se los diré.
Espero vuestro apoyo.
Nos vemos


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