Capítulo 6: Tiempo de pensar
Sus ojos celestes reflejaron al sol de aquella mañana, pestañó varias veces y luego bostezó.
- Buenos días Naruto - Su mujer de cabellos azules lo saludó con una sonrisa y luego lo besó.
Naruto le devolvió el beso con una fuerza apasionante. Hinata sonrojada le sonrió tímida y luego juntos se levantaron.
Mientras tantos en la cocina, la sobria mujer de cabellos dorados buscaba con énfasis entre las armarios de la cocina.
- Si fuera arroz... dónde estaría? - luego de buscar en tres cajones, dos estanterías y un mueble rústico, lo encontró en una de las alacenas que estaban sobre el lavaplatos.
Luego, se puso un delantal color lila que encontró colgado detrás de la puerta de la cocina, tomó todo lo que necesitaba y preparó el desayuno, como jyraya le había enseñado... Por un momento su corazón latió muy rápido. Casi podía escuchar sus propios latidos, como si le hubieran puesto un estetoscopio y ella pudiera escuchar el constante palpitar de ese músculo incesante. Por unos segundos la dominó la tristeza, la melancolía, recordó tantas cosas en esos segundos... esos segundos que parecieron horas.
Hinata ingresó a la cocina justo a tiempo.
- Buen día, Kokona-san... Acaso .. estas haciendo el desayuno?! - le preguntó espantada.
Kokona enmudeció.
- Disculpa, he hecho algo mal?
- No... - Hinata se sonrojó, no era su intención hacerla sentir incómoda. - disculpame a mi... es que eres una invitada, no permito que mis invitados cocinen - Una despampanante sonrisa decoró su rostro de porcelana.
Kokona se encogió de hombros.
- De todas formas ya está hecho... - Hinata le sonrió - Ven, te ayudo a servirlo.
Kokona estaba encantada. Era una mujer grande, sin embargo nunca pudo descubrir el mundo. Descubrir la forma de una verdadera familia. Claro que no culpaba ni a sus padres ni a Jiraya o Tsunade, era solo que hubiera preferido formar una familia que estar escapando como modelo a todas partes.
- Buen día, one-chan - Kokona giró conmocionada. Y alli estaba, Naruto, saludándola como si hubieran estados juntos una vida entera.
Detrás de ellas entraron las gemelas. Cada una con su pijama de colores. Aiko se refregó los ojos y se acomodó un poco el pelo. Akira bostezo al estilo Uzumaki. Cuando alzaron la vista y vieron a Kokona allí parada, no sabían que se trataba de su tía, pero si que se trataba de...
- Papii, Mamii... Por qué hay una supermodelo en nuestra casa? - preguntó chillona Akira
Aiko la examinó de pies a cabeza. En las fotos ya le parecía que tenía un ligero parecido a su abuela (había visto fotos), pero personalmente podría jurar que los muertos vivían...
- Por qué esta mujer es tan parecida a la abuela, Papi? - Akira, como leyéndole el pensamiento a Akira, preguntó sin rodeos.
Naruto se agachó entre medio de ambas, las abrazó y esbozó una sonrisa marca Uzumaki.
- Es una historia larga, y quiero que este su hermano para contárselas...
Las mellizas se miraron intrigadas. Akira miró a su padre, luego a su hermana y le guiñó un ojo. Acto seguido ambas pequeñas inspiraron suficiente cantidad de aire como para...
- HIIIIIIROOOOOTOOOOOOOOOOOOOO!!!!!!
Dos segundos después pasos apurados y furiosos se escucharon bajando las escaleras. Hiroto casi se cae pero llegó rápidamente a ver por qué demonios sus hermanitas lo habían llamado.
- Malditas pequeñas demonio. Respeten, es sábado por la mañana yo... - Hiroto entró torpemente a la cocina, casi a los tropezones, hablándole furioso al aire, pero al ver a Kokona también notó lo que sus hermanitas habían notado. El muchacho de pelos azules se calló repentinamente y la miró inmutable.
- Creo que es mejor que nos sentemos... - Hinata condujo a todos al comedor y sirvió el desayuno.
Mientras todos comenzaban a desayunar, Naruto, sentado en la cabecera de la mesa, aclaró su garganta y comenzó a hablar.
- Hiroto, Aiko, Akira, quiero presentarles a su tía.
Los tres descendiente uzumaki giraron bruscamente la cabeza, Aiko permaneció un buen rato con su mandíbula abierta de par en par, Akira dejó caer sus palillos y Hiroto tragó con dificultad una gran porción de arroz, sin dejar de mirar a la rubia que los observaba sigilosa- El silencio predominó en la sala, hasta que Naruto le hizo una ligera señal a Kokona para que comenzara su relato.
Kokona, sorbió algo de su té y su mirada se volvió la mirada pétrea de una esfinge. Comenzó su relato con angustia, sin levantar la vista de su plato o de sus manos. Relataba con el mayor detalle posible, porque no era posible relatar todo esto sin derramar una o dos lágrimas. Contó lo que había contado en la oficina de Naruto, expresó su furia con Akatsuki y su tristeza por la pérdida de tanta gente amada. Se sorbió la nariz unas cuantas veces, pidió disculpas por ser tan boba y bromeó diciendo que ya estaba en terapia. Todos rieron. Todos rieron excepto Hiroto. Había escuchado la historia de principio a fin sin omitir comentario, prestando mucha atención, mientras la impotencia, furia y horror crecía en sus entrañas.
Mientras todos reían Hiroto al fin demostró su furia. Se levantó bruscamente pegándole a la mesa con sus dos manos. Todo el mundo giró a verlo, pero él no quería ver a nadie. Con la cabeza gacha comenzó a expresar sus sentimientos de enojo.
- Sin embargo... no encuentro motivo aún por el cual tu abandonaste a mi padre cuando era pequeño...
Kokona abrió la boca para hablar pero Naruto la detuvo. Miró fijamente a su hijo y lo penetró con la mirada.
- Hiroto, ella no me abandonó. Al contrario lo único que hizo fue protegerme... Además yo no estuve solo toda mi vida, Fui cuidado y protegido por Tsunade.... te parece poco eso? - Naruto hablaba tranquilo, pero estaba totalmente furioso con su hijo.
Hiroto subió la vista. Era impenetrable, rígida y desafiante.
- Yo estuve en una situación similar a la de ella pero no abandoné a mi recién nacidas hermanitas! - Hiroto levantó la voz. Hinata lo miraba preocupada, mientras abrazaba a sus hijas.
- Te equivocas, mocoso - Naruto casi nunca lo llamaba así, pero no podía entender como su propio hijo no podía tener un poco de compasión y estudiar la situación.- Tu situación fue totalmente diferente. Aquella vez yo logré ganarle a las conspiraciones de Akatsuki y por eso sigo aquí, vivo. Además... tu no lo sabes pero con el fin de protegerte a ti y a las niñas, pensaba separarlos y...
- Acaso me estas insinuando que si tu hubieras muerto yo debería separarme de mi hermanas, sin explicación alguna? Acaso estaríamos destinados a separarnos por mucho tiempo y...
- Acaso crees Hiroto que estando juntos van a pasar desapercibidos teniendo la información que ganaron a través de los años y los dejaran vivir solo porque son niños?
Hiroto enmudeció. Ya no tenía argumentos y... era la primera vez que veía a su padre así. Era sincero y duro. Sus facciones eran inamovibles, tenía la cara rígida como una estatua, lo sentía frío y... serio. Tal vez él si se estaba equivocando...
Hiroto bajó la vista casualmente intimidado por su padre. Se levantó de su lugar, agarró un abrigo y salió de su casa con un portazo. Naruto no omitió palabra. Kokona estaba totalmente apenada por lo que acababa de pasar hasta que levantó la vista y vio que, no solo Naruto, sino también Hinata le sonreían.
- Kokona-san, por favor perdónelo... es un chico totalmente honesto y solo quiere proteger a su familia. Tiene un carácter muy fuerte aunque sea una persona tímida.
- Exacto. - acotó el rubio - lamentablemente sus impulsos solo los ha sacado de mi... Ya volverá, por ahora disfrutemos del sábado que nos espera... - de nuevo una sonrisa de blancos y perfectos dientes se acomodó en las facciones del rubio de ojos celestes que hacía 5 minutos miraba ferozmente a su propio hijo.
Hinata abrazó a sus gemelitas y le dijo al oído: Hiroto ya volverá...
Al salir de su hogar el peliazul cruzó la calle, dio vuelta la esquina caminó cinco cuadras y se sentó cabizbajo en un banco de una plaza cercana. Suspiró brevemente y se sumió en sus pensamientos. Una tía que desapareció años enteros. Su padre que la defendía y entendía lo sucedido. Pensó en sus hermanitas y que haría él si estuviera en el lugar de su tía... tal vez… Acaso... si se quedaban juntos sería más peligroso? vendrían por ambos eso estaba seguro pero...
- Hiroto?
El joven uzumaki levantó sus ojos azules para ver quien le hablaba. Un destello de luz lo encegueció pero rápidamente notó que era su amigo, Yota.
- No crees que fuiste muy cobarde al salir corriendo ayer cuando te atrapé besuqueándote con Hoshiko?
- Cállate idiota. - Hiroto dejó sus pensamientos en otro compartimiento de su mente y la imagen de Hoshiko apareció rápidamente en su memoria. - Por tu culpa Hoshiko debe pensar que soy un cobarde, que no la quiero, que soy un cobarde, que... bueno básicamente eso...
- No pienses así, amigo - Yota se sentó al lado de Hiroto y miró distraído al cielo - Ayer Hoshiko quiso seguirte, solo para saber si estabas bien, pero le dije que mejor te dejara solo para que pudieras pensar...
El tímido muchacho de ojos como el cielo bajó la vista y suspiro indignado. Su timidez alcanzaba niveles extraordinarios. Pensó en Hoshiko nuevamente y decidió que debía hablar con ella lo más pronto posible... no vaya a ser cosa que...
- Oye Hiroto... - Hiroto distraído volteó para ver a su amigo - Creo que me gusta Mei.