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Autor Tema: Hermanos.  (Leído 9145 veces)

AiixChaan Desconectado
« en: Octubre 07, 2015, 03:48 pm »

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Hermanos.
« en: Octubre 07, 2015, 03:48 pm »
Holaa! Aquí el primer capítulo de mi Fic "Hermanos". Un Fan fic de Naruto, situado en otro mundo paralelo. Espero les guste!


Capitulo 1: Sueño.

Sus brillantes ojos azules se abrieron lentamente. Una luz lo atraía. Lo llamaba. La tibia voz lo aclamaba. – Naruto - Decía. No la reconocía pero no le resultaba peligrosa. Dio un paso, luego otro. El canto suave de esa voz aún lo llamaba. Otro paso hacia adelante, lo seguía llamando.  Estaba impaciente, quería saber de quién se trataba. Él comenzó a correr. Corrió, corrió y corrió. La luz se hacía más radiante. Brillaba y brillaba y cada vez lo enceguecía más. Impedía la visión de aquel  hombre que corría expectante.
-   Naruto… oh, Naruto…
El rubio se detuvo y fijó la vista en quién le hablaba. Era una mujer.. ¿su madre?  No. Si… ¿Quién era? Era igual a su madre, Kushina, pero no tenía ese cabello rojizo peculiar.. sino, en cambio, lucía una hermosa cabellera dorada hasta los hombros.
-   ¿Madre? – preguntó vacilante.
-   Naruto – repitió la voz – yo no soy tu madre. Yo soy tu…

La alarma sonó irritante como todas las mañana. Uzumaki Naruto se despertó abandonando ese sueño extraño que estaba teniendo.
-   Buen día – Le dijo una voz a su lado - ¿soñabas?
-   Si, y algo muy raro… - se agarró la cabeza y permaneció en silencio por unos segundos, pensando. – Buen día – dijo al fin, con una de sus habituales sonrisas - ¿Te acabas de despertar?
-   No, abrí los ojos diez minutos antes que el despertador sonara…
-   Tú siempre adelantada al reloj, Hinata.
La mujer  a su lado le sonrió. Hinata, vestida con delicadas prendas de seda, se sonrojó. Su pelo, azul como el océano, caía en cascada por su espalda. Sus ojos color perla miraban al rubio con dulzura. Una sonrisa decoró su pálida tez regocijándola de belleza.
-   Al fin ya es lunes, ¿no es verdad? – dijo Hinata – Los niños empiezan las clases…
-   Si, de vuelta a la rutina – el hombre suspiró – seguramente aquellas dos ya están saltando de la alegría, son demasiado enérgicas… DE-MA-CIA-DO.
-   Seguro, aunque a veces me preocupa Hirot…
La puerta de la habitación se abrió con brusquedad interrumpiendo a la peliazul.
-   Bueeeeeeeeeeeen diaaaaaaaaaaaaa!!!! – Dos niñas idénticas irrumpieron en la habitación saludando con énfasis.  De un salto aterrizaron en la cama de la pareja. – Mamá, papá, Buen día!! – Las pequeñas sonrieron con una sonrisa parecida a la de su padre.
Eran dos gotas de agua. Sus ojos brillaban como la luna por la noche. La mayor (solo por diez minutos de diferencia) tenía el pelo largo, lacio y rubio que le caía en cascada sobre su espalda. La menor tenía el pelo corto,  rubio y crispado como su padre.  Ambas niñas, de diez años cada una, saltaban en la cama con pijamas de diferentes colores.
-   Aiko, Akira, dejen de saltar por favor – Hinata cerró los ojos y respiró hondo. Paciencia, paciencia, eso era lo que había que tener con dos gemelitas.
-   Si señora! – Las gemelas uzumaki dieron un último salto y cayeron de cola al colchón. Ambas sonrieron – Podemos ir a molestar a Hiroto? Si? Podemos?
Naruto puso los ojos en blanco y les dio una palmadita en la cabeza a cada gemelita.
-   Vayan, pero por favor dejen el alboroto para más tarde…
Las pequeñas rubiecitas rieron traviesas y bajaron saltando de la cama. Dejaron la habitación cerrando la puerta a sus espaldas.

En la habitación de al lado un joven, acostado boca abajo en su cama, miraba atentamente una foto entre sus manos. Sus amigos de la secundaria plasmados en una imagen. Empezando desde la izquierda, mostrando una amplia sonrisa, estaba Yota Uchiha, su mejor amigo. “Todo un galán”, el siempre le decía, un muchacho de su misma edad de pelo crispado y azul, y de ojos verde agua. A su lado, tomándolo por el cuello en señal de amistad, estaba él, con sus ojos celeste cielo y su pelo azul oscuro. Tercera, con su dulce y carismática sonrisa, estaba Mei, hija única de Sai e Ino.  De pelo largo y negro como la noche. Abrazada a ella, última en la foto, estaba la alegre y enérgica Hoshiko. De sonrisa amplia, corto cabello color cacao y de profundos ojos celestes. Si, sus amigos de la prepa.
Hiroto suspiró resignado. Rozó con su yema la imagen de la bella joven de cabello cacao. La miró detenidamente. Estaba enamorado y él lo sabía.
-   Hermanoooooo!! – de nuevo las pequeñas, como un tornado, irrumpieron en una habitación ajena.
-   ¿Qué estas mirando, hermano? Es es una foto? – Aiko estiró el cuello para mirar la foto.  Akira lo hizo también.
-   Mira Aiko, es Yota! Pero no reconozco… a esas dos chicas, hermano. – Akira miró con curiosidad y señalando la foto preguntó: - ¿Quiénes son?
-   Mei y… Hoshiko – dijo Hiroto suspirando. Era un tonto enamorado.
Las gemelitas tornado se miraron cómplices. Una sonrisa socarrona decoró sus inocentes caritas.
-   Hiroto tiene novia, novia, novia, Hiroto tiene noviaaa – chillaron al unísono.
El joven de ojos como el cielo tomó a cada una de sus hermanas, las subió a cada uno de sus hombros y las sacó inmediatamente de su habitación.
-   Son peor que una mosca zumbándome al oído. – Dijo Hiroto conteniendo sus ganas de gritar – Mamá pidió paciencia…. PERO YO NO LA TENGO! ADIOS! – dijo a los gritos y cerró la puerta  provocando un estruendo que retumbó en toda la casa.

Abajo en la cocina, Hinata servía el desayuno vestida ya para trabajar, cubriéndose con un delantal violeta, que le sentaba perfecto. “Todo te queda bien” le había dicho Naruto en una de sus primeras citas en el secundario.
Naruto agradeció su porción y comenzó a engullir su ración de desayuno. Las niñas bajaron corriendo, porque sabían que era lunes de panqueques. Hiroto, bostezando, bajó detrás de ellas. Todo era igual aquella mañana de lunes… por lo menos hasta ese momento.
Luego de desayunar Naruto subió a su Mercedes, “el auto de sus sueños”, que había comprado luego de heredar la empresa que lideraba; y partió al trabajo. Hinata, sobria y elegante, llevó a las gemelitas a la escuela y luego arribó a su trabajo. Hiroto nunca se apuraba, sabía perfectamente que en diez minutos llegaría a la escuela caminando. Pero hoy, primer día de clases luego de las vacaciones, quería salir temprano y encontrarse con ella por el camino.

Naruto llegó a su trabajo, dejó su saco y maletín sobre su pequeña mesita acomodado justo al lado del escritorio, y se paró enfrente de su amplio ventanal. Las calles de Tokyo siempre estaban atestadas de gente, autos, animales, bicicletas, puestos ambulantes… era una locura, pero a él le gustaba lo loco. Sonrió y se sentó en su silla reclinable. Por alguna razón amaba su trabajo, era el Jefe de toda esa empresa de negocios, él haría todo por ella y la amaba. Sabía que exageraba pero Konoha S.A. era la herencia de sus padres a quiénes…
-   Uzumaki-sama, hay una mujer que quiere verlo – Le dijo una voz por el intercomunicador – No tiene cita pero dice que es urgente… ¿La hago pasar?
Naruto miró el intercomunicador extrañado. Nadie hablaba con él sin citas. Pero esa mujer decía que era urgente. De repente una imagen de su sueño cruzó su mente como un relámpago. Titubeó pero al fin dijo:
-   Hazla pasar, Moeghi-san.
Naruto volteó con su silla hacia el ventanal. Apreció una vez más la vista de esa gran ciudad y se quedó pensativo mirándola.
-   Uzumaki Naruto-san, ¿Es usted? – Naruto no reconoció la voz, pero le resultó familiar.
-   El mismo – contestó con desdén - ¿Qué se le ofrece?
Naruto giró intrigado su silla. Al voltear observó petrificado a la mujer en frente suyo. Su rostro, su boca, sus ojos… todo. Era ella. O no?  Recordaba a su madre de rojizos cabellos color fuego, lacio y largo. Pero esta mujer solo lo tenía  cortado impecable hasta los hombros y su pelo rubio y fino como el oro, brillaba por los rayos de luz que entraban por el ventanal. Pero… ¿Por qué? ¿Por qué esa aquella mujer se parecía tanto a su madre? Acaso todo aquello… ¿Era solo un sueño?

AiixChaan Desconectado
« Respuesta #1 en: Octubre 08, 2015, 01:58 pm »

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Re:Hermanos.
« Respuesta #1 en: Octubre 08, 2015, 01:58 pm »
Capitulo 2: Hermana.

Naruto suspiró para tranquilizarse. Se apretó una mejilla disimuladamente y al notar dolor, comprobó que no era un sueño.
“Debe ser solo una coincidencia”, se dijo. Naruto, tan iluso como siempre…
-   Buen día señorita – dijo acomodándose en su asiento – Yo soy… bueno supongo que ya sabe quién soy – la miró fijo, pero tuvo que desviar la mirada… veía a su madre en ella. – quisiera saber… ¿Con quién tengo el gusto?- Naruto sonrió amablemente. Él nunca dejaba de sonreír.
-   Mi nombre… mi nombre es… - La rubia lo miró fijamente, aunque sabía que él intentaba evitar su mirada. Lo miró e hizo una corta pausa. Pestañó, suspiró y por fin dijo: Mi nombre es Kokona, Kokona Uz…
La puerta se abrió y Moegui entro apenada.
-   Disculpe Naruto-sama – tosió para aclarar la voz – el secretario de finanzas ha llegado y tiene las cuentas para revisar… Desea verlas ahora?
-   Déjalas sobre mi escrito Moegui-san – propuso amablemente Naruto – más tarde las reviso y me comunico con Shikamaru. Te agradezco el aviso.
La castaña se ruborizó (cuando no), dejó el papeleo sobre el escritorio de su  jefe y salió discretamente de la oficina. Naruto tomó las cuentas y comenzó  acomodarlas, era una buena manera de evitar la mirada tan parecida a la de su…
-   ¿En qué estábamos? Oh si… Kokona-san, verdad? – Naruto sentía esa mirada penetrante sobre su cabeza, pero de ninguna manera la miraría a los ojos. No le daba miedo, pero el recuerdo de su madre era tan tenue… solo conocía sus ojos por fotos que Jiraya le había regalado y se sentía… raro cuando esa mujer lo miraba. Sin embargo se volvió a mirarla y al recordar su nombre sintió un gran alivio. Ahora sabía porque se le hacía familiar – Disculpe, Kokona … Kokona.. usted no es la exitosa modelo Koko-san que reside en Paris?  Corríjame si me equivoco pero juraría que la he visto antes.
-   Pues no está herrado… - Kokona sonrió – De todas formas… no vine aquí a hacer propaganda…
Naruto fijo su vista en ella y la miró expectante.
-   No puedo entender… - dijo con tono amargo – que aun conociendo mi rostro no pudieras darte cuenta que yo soy tu…

Fuera de las oficinas de Konoha S.A. un joven de ojos como el cielo llegaba a su ya conocido salón de clases. No había alcanzado en el camino a su querida joven, pero se alegró de ver que estaban en la misma…
-   Buen día, Hiroto-Kun! Qué bueno es saber que estaremos todos juntos en la misma clase otra vez, no es asi? – Ella, ahí estaba, hablándole, sonriéndole como siempre. Hoshiko, la chica que lo descolocaba.
Hiroto se sonrojó y bajó sus enormes y vistosos ojos azules. Sin embargo Hoshiko tenía otros planes. Lo tomó de las suaves mejillas y tiró para inducirle una forzada sonrisa.
-   Ho.. ho… Hoshiko – dijo entre apretones – du… duele!  - La joven rió socarrona y lo soltó.
-   Disculpame… es que amo tus mejillas Hiroto…
 Hiroto tragó saliva y se sonrojó. Si algo había heredado de su madre era su extrema timidez. Su padre siempre le decía: “has heredado las mejores características de ambos” y él siempre respondía: “claro, mamá te conquistó de a poco verdad? Ni se atrevía a hablarte” y bueno lo demás salía por lógica… Hinata tampoco era Sra. Paciencia y Hiroto terminaba con un chichón en su cabeza.
-   Buen día – saludaron al unísono Mei y Yota.
Hoshiko sonrió y tomó asiento al lado de su amiga. Yota y Hiroto, detrás de ellas.
Hiroto seguía pensando en sus padres y como se habían conocido en la secundaria. Esa típica historia de “Na-na-naruto-kun, acepta mis chocolates por favor!” y claramente su padre había sido tan torpe que con una de sus sonrisas peculiares había contestado “Claro Hinata-chan, siempre aceptaré tus chocolates de amigos” Eso siempre hacía reír a Hiroto, y no por su tímida madre, sino por el idiota de su padre. Como podría ser que fuese tan…
-   Se ha formado una pareja…
Hiroto giró en torno a la voz que le hablaba, Yota susurraba otra vez “se ha formado una pareja” y él sacaba un lápiz para lastimarlo, con mucha intención de hacerlo, pero al darse cuenta, Hoshiko y Mei lo vieron extrañadas.
-   Oye, no sabía que eras un sicario o algo por el estilo…
-   Pues no lo soy, Mei-chan… pero mi amigo esta incentivándome para que lo mate solo a él…
-   Entiendo, Yota-kun suele tener ese efecto en las personas… - Mei sonrió. Esa sonrisa tan peculiar y dulce, bajo sus hermosos ojos azules. Giró rápidamente y siguió hablando con Hoshiko.
Yota codeó a su vecino de asientos.
-   Tienes que dejar de negarlo, Hoshiko y tu tienen algo especial… yo diría que son novios…
-   Cállate. No somos novios – Hiroto ya se estaba volviendo a irritar - Igualmente… no deberías hablar mucho chiquillo… ni siquiera te atreves a mirar a la chica que te gusta…
-   Oye, cállate tú. Se perfectamente que solo somos amigos. –Yota suspiro derrotado- ya okey, esta tortura matinal de saber que nunca seremos “sus chicos” debe acabar.
-   Yo ya me di por vencido, si por eso lo dices…
Ambos jóvenes apoyaron sus cabezas en el banco, provocando un sonido seco.
-   Eso dolió…
-   Si, lo se…
Hoshiko  volteó y los miró riéndose.
-   Oigan, se supone que los bancos son para escribir… no para desgranarse los sesos… literalmente. En fin, que les parece si vamos a tomar algo a la salida? Ninguno tiene actividades extracurriculares todavía y…
-   Claro! – ambos jóvenes respondieron a coro, sin darse cuenta de lo idiotas que se veían…

Una mujer de grandes atributos, ojos color café y cabellos claros como el sol, cruzó los pasillos del hospital a grandes zancadas ondeando su blanco e impecable guardapolvos.
-   Sakura!!! – Chilló la rubia de pechos descomunales.
-   S-si, Tsunade-sama?
-   ¿DÓNDE DIABLOS ESTA HINATA? ¿DÓNDE?
-   E-lla esta en sector pediatría, debe entregarle un análisis a Ino… - Sakura tragó saliva y confundida preguntó: - Qué ocurre Tsunade-sama?
-   Necesito hablarle URGENTE a Naruto. Mi celular se quedó sin batería y supuse que Hina… OYEEEEEEEEEE – la rubia encontró su objetivo y con su dedo índice la apunto sin pasar desapercibida, de todas formas ya sabían quién y cómo era Tsunade-sama: la directora de aquel muy reconocido hospital de Tokyo.
Hinata, en un acto reflejo, levantó los brazos y y abrió las boca para gritar, pero nada salió, solo un pequeño gemido.
-   Tsu-tsu-tsunade-sama, juro que no hice nada juro que yo…
-   Calla mujer, llama de inmediato a tu marido.
-   Pe-pero Naruto  está  trabajando no creo que pueda…
-   LLAMALO!!!
-   Si, señora! – como si de su vida dependiera ( y diría casi que si) Hinata buscó el número de su marido en el celular y lo llamó en menos de lo que canta un gallo.
-   Hinata? – contestó algo preocupado Naruto – Acaso pasó algo?
-   Hola Naruto, bueno disculpa que te llame en el trabajo es solo que… - de repente la voz de la Ojiperla  sonó como en distorsión, se escucho como si alguien le arrebatara el celular y Naruto se sorprendió al escuchar a la voz chillona y mandona de…
-   Naruto!!
-   A-O-E-TSUNADE-SAMA?! – Naruto tragó saliva. No recordaba ya cuantas veces ella lo había reprendido con esa voz tan peculiar y casi diría, viril – Qué… qué ocurre?
-   Escucha… acaso estás con alguien ahora?
Naruto recordó a su invitada de ojos color mar. Estaba allí parada, a punto de decir algo hasta que sonó el teléfono y volvieron  interrumpirlos. Naruto tapó su celular con una mano y amablemente le dijo a la presente:
-   Disculpa, no tomará más de diez minutos. – Kokona asintió y Naruto volvió a concentrarse en la arbitraria voz de Tsunade.
-   Naruto – Dijo la señora de pechos prominentes – dime, con quién estas en este momento?
-   Qué? – Naruto miró intrigado a la rubia que lo miraba con paciencia – Buen… espera que tiene que ver todo esto con Kokona-san?
-   Escucha – Tsunade tomó una gran bocanada de aire – Te dijo su nombre completo, acaso?
Naruto miró el celular absolutamente confundido. Volvió a mirar a la rubia que lo miraba serenamente y colocó nuevamente el oído sobre el celular.
-   Bueno no, justo cuando iba a presentarse correctamente nos interrumpiste, Tsunade-sama… Qué está pasando?  Dímelo ya… no soy bueno con los acertijos…
-   Naruto, ella es… - Tsunade volvió a llenar su tanque de oxígeno y sin filtro dijo: - ella es tu hermana, Naruto.
-   Que… que demon…
Naruto giró violentamente su cuello. Kokona yacía parada enfrente de él. Mirando atentamente su rostro paralizado. Ella sonrió, se acomodó un mechón de pelo con una pequeña horquilla. Su rostro era igual, claramente él lo sabía, ella lo sabía y Tsunade-sama también lo sabía. El mechón que colgaba sostenido con la horquilla a un lado de su cabeza, era la señal. Naruto la captó al instante. La rubia bajó sus brazos a los costados de su cuerpo y suspiró.
-   Mi nombre es Kokona, Kokona Uzumaki. Es un gusto conocerte al fin, hermano.

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