Disclaimer: Los personajes de Naruto no me pertenecen.
—Bla bla —Diálogo.
—
Bla bla —Pensamientos.
Querido Profesor
Epílogo
En la vida todo tiene su fin, en todos los ámbitos habidos y por haber, por supuesto que todos en diferentes momentos, aunque no siempre es así. En lo romántico, se debe terminar aquel lazo algún día se quiera o no, un noviazgo o quizá algún matrimonio que tiene por frase ante Dios el popular; hasta que la muerte nos separe, también se deberá quebrajar. Del mismo modo, había otras etapas del ciclo vital que también necesitan ser terminadas, por lo que claramente, era momento de terminar con una.
Ino había acabado con una parte del desarrollo como cualquier adolescente de su edad, por lo que no habrían más jornadas escolares como aquellas, no, ahora sería todo distinto, pues se abriría caminos en el rumbo universitario, donde los coqueteos con profesores no serían más que sueños del alumnado.
Así que sus últimos momentos como colegiala se estaban agotando, dado que pronto se graduaría, y próximamente sería una universitaria.
Un escalón más dentro del desarrollo académico.
Aún así, y pese a que quería comenzar cuanto antes a estudiar una profesión, una parte de ella no quería despedirse de cuales fueron los mejores años que ha vivido. Claro que todo a consecuencia de aquel jueguito de seducción que terminó acabando con el juego propiamente tal.
Los coqueteos, las caricias y el sexo, se convirtieron más en una necesidad que en un intercambio entre beneficios.
Lo principal, o más bien el acuerdo radicaba en que Kakashi le ayudaría en historia para obtener altas calificaciones, obviamente sin que ello conllevara esfuerzo por parte de Ino. Asimismo, sería a cambio de sexo y primicias del Icha Icha Paradise.
Era simple, mas no fue así del todo, pues todo se transformó urgencia. Las relaciones trajeron consigo sólo apuro, desesperación. Por tanto, el resultado de tantos encuentros atrevidos terminó por atarla a él.
Exactamente, se había enamorado por completo de su profesor. Amaba a Kakashi.
Razón por la cual no quería avanzar a la siguiente etapa. ¿Qué pasaría con ellos? ¿No lo vería más? ¿Qué se supone iba a hacer con lo que sentía? ¿Qué pensaba él al respecto?
¡Maldición!
Cruzándose de brazos bajo el pecho, se mordió el labio inferior.
No quería continuar pensando en lo que podría suceder, porque si lo hacía, terminaría volviéndose loca con interrogantes sin contestación.
No obstante… ¿qué otra cosa podría hacer al respecto?
Nada, no podía hacer absolutamente nada. Sobre todo porque era lo suficientemente consciente como para saber que Kakashi tenía vida, al igual que ella, sólo que… ellos tenían una historia juntos, ¿no podía seguir siendo así…?
Suspiró.
—¿Qué pasa cerda, por qué esa cara?
Formando una mueca de desagrado, se giró sobre su eje para hacerle frente a su compañera curso y amiga, Sakura Haruno.
—No pasa nada, frentezota. —Se encogió de hombros, restándole importancia al hecho de que la llamara cerda.
Incluso le hubiera dicho un par de cosas más a la pelirrosada para fastidiarla, mas no estaba de ánimos como para hacerlo.
—No te creo… —la examinó de pies a cabeza. —No me digas que no aprobaste alguna asignatura. ¿Estás así por eso? —preguntó fijando la mirada en un papel que tenía la rubia en la mano.
—Oh, no, no es eso… —dejó caer ambos brazos a cada lado de su cuerpo. —Las calificaciones están bien… —suspiró.
—A ver —Sakura le arrebató aquel papel. —¡Hey, tienes muy buenas calificaciones! Inclusive me superas en historia… creí que no te gustaba.
—No me gusta —dijo como si nada, mirando hacia otro lado.
—Para alguien que no gusta de historia, tienes muy buenas notas —entrecerró los ojos con curiosidad.
—Tuve que hacer reforzamiento, frente. No es por otra cosa, idiota.
Ino sospechaba más menos lo que podría estar pasando por la cabeza de la Haruno. Era tan obvia…
—¿Estás segura? ¿No tendrá que ver tu papito?
¿Y ahora sacaba a su padre? ¡Kami! Nada que ver, esta vez su padre no tuvo que usar sus influencias –dinero- para que aprobara.
¡Caray! Como si ella no lo pudiera hacer por su cuenta, o fuera una rubia tonta.
—No, es mérito propio, además sabes perfectamente como es Kakashi sensei —contraatacó quitándole el papel de sus calificaciones a la ojijade, guardando enseguida la hoja entre sus ropas.
—¡Qué va, sí lo sé! — rió. —Debiste ver tu rostro…
Probablemente por la mirada asesina que le había dedicado a su compañera fue que se corrigió, haciéndola creer que todo era una especie de broma.
—Estúpida frentezota —indignada, se volteó y caminó por los amplios pasillos del instituto, ignorando el llamado de la pelirrosada.
No estaba de ánimos para jueguitos ambiguos, muchos menos para jueguitos insinuantes.
Tan ofuscada iba caminando, que ni siquiera fue capaz de notar cuando una figura masculina la llamaba continuamente.
—Ino.
—¿Qué se cree esa estúpida de la frente? —gruñó entre dientes, dando grandes zancadas.
—Yamanaka Ino.
—¿Ah? —se detuvo cuando una mano le agarró la muñeca. —¿Qué?
Enseguida se volteó y alzó la cabeza para establecer contacto visual con quién había interrumpido sus pasos.
—¿Sensei?
—Ino…
—Hola —fue lo único que atinó a decir.
Kakashi le sonrió –bajo la bufanda- de medio lado y disimuladamente la condujo hacia el interior de un aula vacía.
—Hola —correspondió el saludo, soltando el agarre que tenía con la rubia.
—¿Cómo estás? —no sabía por qué de pronto el corazón le comenzó a latir con rapidez.
—Bien, bien. ¿Tú?
—Bien también —sólo mentiras.
Fingió una sonrisa torcida al notar la expresión de confusión en el rostro de su profesor.
—Así que… —comenzó pausado.
—Tu padre llamó para verificar tus calificaciones. Y vendrá más tarde a recogerte.
—¿Qué? ¿Por qué? —sobre exaltada, amplió los ojos.
—Porque se sorprendió de tu promedio y quiere conversar conmigo para agradecerme las clases de reforzamiento —respondió perezosamente.
—Ay, Kami, creí que sería por otra cosa… —exhaló aliviada.
—¿Qué otra cosa?
—No sé, quizás sospechas, qué sé yo…
—Entiendo… —se quedó en silencio antes de volver a hablar.
Necesitaba decirle muchas cosas a Ino, que era el fin de todo y que le deseaba mucha suerte en lo que hiciera más adelante. Que ya no se verían más porque desde ese momento tomarían rumbos diferentes en donde ninguno calzaba en la vida del otro.
Claro que… era difícil. Su adorada alumna fue importante para él. Y le gustaba, sí, le gustaba ella como mujer y como persona, pero no podía ser egoísta consigo mismo ni con ella, por lo que debía dejarle la ventana abierta para que explorara con propias alas el mundo.
Ino era muy joven, y eso bien lo sabía. Tenía que conocer más, tenía toda una vida por delante.
No había cabida para los sentimientos. Él era mayor, con otra mentalidad, con otras metas, con otros objetivos que involucraba el establecerse como hombre. E Ino necesitaba experiencias, aprender, ser ella misma, encontrarse, caerse y levantarse.
Y aunque la quisiera... la quisiera mucho, quizá demasiado o más de lo que quería reconocer, no podía permitir que el juego se extendiera por más tiempo.
—Acerca de lo nuestro… —abordó de a poco, con la atenta mirada azulada de la rubia en él. —Digo, el acuerdo.
—Sí…
—Es aquí donde termina —por fin pudo pronunciarlo, aunque se tuvo que morder la lengua para controlar la impulsividad de sus cuerdas vocales.
—Lo sé, pero-
—No hay peros, Ino —la irrumpió antes de que continuara. Sabía lo que vendría a continuación, por lo que lo más factible era cortar por lo sano. —El trato ya terminó, conseguiste lo que querías.
—Conseguimos lo que pactamos, sensei. —Corrigió, sintiendo cómo todo se estaba tornando una batalla entre orgullos temerosos.
—Exacto, tú lo has dicho.
—Lo sé — frunció el entrecejo para disimular la inesperada picazón que le brotó en los ojos. —Aprobé historia y tú obtuviste sexo y primicias de las novelas de mi tío.
Kakashi torció los labios.
Cuando Ino había dicho esas palabras, no había sonado muy moralista que digamos. Casi le dieron ganas de vomitar por lo que había hecho. Sin embargo, los acuerdos son de dos, y cada uno aceptó las reglas.
—Aquello no se oye muy ético.
—A quién le importa la ética de todos modos… — desvió la mirada hacia sus manos. —Supongo que… es el adiós, ¿verdad?
Dignidad antes todo, siempre.
—Sí, de aquí no nos veremos más.
—Lo sé…
—Ino… — anuló la distancia entre ellos para poder levantarle el mentón con la mano. —Mírame… — pidió con suavidad.
Ino lo hizo, enfocó las pupilas dilatadas en él.
—¿Por qué estás triste?
—¿Quién dijo que lo estaba? —el orgullo era más fuerte que los sentimientos, siempre fue así.
—Te conozco —respiró largo y tendido. —Lo que tuvimos no fue en vano, aprendí a conocerte. Sé que estás triste.
Comprensible, casi 1 año de encuentros casuales no era algo como para desecharlo así como así.
—No estoy triste, sino que… —se mordió el labio inferior. —Extrañaré a mis compañeros. —Mintió sin vergüenza alguna.
—Oh… — debía reconocer que quería escuchar otra cosa por parte de ella, otras palabras que quizá lo hubieran hecho replantearse lo que sentía.
Aún así…
—
No importa —se dijo a sí mismo.
Era por su bien, era por su bien y el de Ino. No debía olvidar eso, era por ella.
—Fue bueno mientras duró, sensei — falsificó una sonrisa entre los labios. —Ahora debo irme, recordé que…
Y porque no aguantaba más las ganas de llorar, salió del aula rápidamente.
No aguantaba mirarlo más a los ojos y mentirle. No aguantaba tenerlo en frente y no poder decirle lo que sentía por él. No aguantaba más tener que ser una idiota enamorada de su profesor. No aguantaba más ser indiferente mientras el corazón se le destrozaba.
Ya no aguantaba más…
Corriendo llegó al baño de mujeres, lugar en donde podría llorar sin que nadie le dijese nada. Y no le importaba tampoco, le daba exactamente lo mismo, porque con lo roto que tenía el pecho, ya nada valía la pena.
—Creí que… — hipó con desconsuelo, cerrando los ojos para que no salieran más lágrimas descontroladas.
Fue tan nítido, que había creído que por todo el tiempo que compartieron juntos, se había creado algún lazo, aunque fuera efímero, pero no fue así, de hecho fue una ingenua al creerlo de esa manera. Él, Kakashi, no la quería. No sentía ni siquiera cariño por ella.
Todo lo que sintió cuando la besaba, todas las caricias y jadeos involuntarios no fueron más que actos de compensación a su… ¿falta de ética? ¿Moral? ¿Valores pedagógicos?
Había sido una idiota. Kakashi desde un principio había visto todo como un acuerdo entre ellos. Un pacto en donde saldría beneficiado, nada más. Como una especie de contrato que ella misma realizó… ¿Cómo fue tan tonta? ¿Y por qué diablos no pensó en lo acarrearía el jueguito ese?
Ni siquiera la quería. ¡Kami! Fue tan estúpida, se sentía tonta, boba, ridícula. Y la muy necia había caído en el amor con él fácilmente.
—… tan idiota… —murmuró, teniendo bien en claro que, después de todo, fue ella quien había iniciado todo.
Qué ilusa.
...
Apenas se subió al vehículo, le echó una mirada interrogante al chófer que se encogía de hombros.
—¿Salió hace mucho?
—No, Srta. Yamanaka.
—¿Demorará? —preguntó, desviando la mirada hacia la ventana.
—Dijo que no, que sería breve.
—Está bien, gracias. —Susurró, observando por el rabillo del ojo al chófer que subía la ventanilla del carro para darle más privacidad.
Se sentía pésimo, pero… ¿qué más podía hacer?
—
Tan tonta… —se regañó una vez más, desganada.
Justo en ese momento, la puerta contraria a donde estaba sentada ella, se abrió, revelando en el acto a su padre que lucía sonriente.
—¡Princesa! —apenas se sentó al lado de Ino, la abrazó. —¡Aprobaste todo con excelentes calificaciones, te felicito!
—Eh… —respiró profundo, asintiendo en silencio.
—Te daré un buen premio por tu esfuerzo, princesita.
—Gracias, papá…
—Nada de gracias, tu profesor me dijo que había sido una alumna ejemplar. Te mereces mucho por haberte superado, cariño. — Inoichi se separó de ella y le tomó la mano.
—Sí… —internamente, Ino se reía con sarcasmo.
¿Una alumna ejemplar? Seguro…
—¿Por qué tan triste, princesa, pasó algo?
—Ehh… —sacudió la cabeza a ambos lados, negando en silencio. Al parecer la tristeza y melancolía se le notaba a kilómetros. —No, no pasa nada, papá, sólo que…
—Dime, nena, puedes pedir lo que quieras.
—Quiero irme lejos de aquí. Quiero ir de vacaciones a otro continente, de verdad que quiero irme de aquí. Por favor, papá. ¡Mándame a otro lugar! —chilló casi con lágrimas en los ojos.
Se iba a quebrar si no lo hacía.
—Pero…
—¡Por favor, papito! No me preguntes por qué, sólo… no quiero estar aquí, por favor…
Al ver el rostro de pena de su amada hija, no le quedó de otra más que asentir. Inoichi le daba todo a su hija, hasta lo imposible.
—Donde quieras, cariño.
—¡Gracias, papá! —fue el turno de ella para abalanzarse sobre su padre. —Quiero irme cuanto antes.
—Pero, cariño… ¿y tu graduación?
—No me importa la graduación, papá. Solamente quiero estar lejos de aquí. ¿Si?
—Está bien, está bien.
Y lo hacía sólo porque quería estar lejos y olvidar. Era la mejor chance que tenía, pues si quería eliminar por completo a Kakashi de su corazón y mente, debía hacerlo en un lugar donde nada le recordara él.
—
Adiós, Kakashi…...
Respiró profundo mientras observaba por la ventana la danza de miles de hojas al viento.
Maldición… por más que quería estar tranquilo, no podía, pues a cada instante la imagen de Ino se le aparecía en la mente.
Cuando ella salió de la sala, quiso seguirla, quiso detenerla y decirle que la quería sólo para él, mas no pudo hacerlo.
No quería ser egoísta, ni ese día ni nunca, porque pese a quererla, no correspondían, por generación no podían estar juntos.
Además, sólo quería una cosa; hacer feliz a Ino Yamanaka.
Y la única manera de hacerlo, era dejándola partir sola. Partir en busca de experiencias, de su destino, de su futuro sin él.
Después de todo, sabía que era lo correcto.
—Ino…
FIN
Mis más grande disculpas a todos. No sé por qué tenía la convicción de que había acabado con este fic. Fue desliz, en realidad lo siento muchísimo.
Sin más, gracias a todos los que alguna vez postearon algunos de mis fic.
Me despido de este mundo de escritos, cerrando todos los pendientes, así que gracias una vez más.
Saludos =)